"Señala familia fallas en el IMSS"

Sr. Director

Presente

Muchas parejas reciben de sorpresa la llegada de un nuevo integrante a la familia. Algunos con alegría, otras con preocupación y otras más con incertidumbre.
Habemos quienes planeamos durante algún tiempo el momento preciso para traer hijos al mundo y deseamos con nuestro corazón poder darles todo en la medida de nuestras posibilidades, para evitarles cualquier sufrimiento y hacerlos crecer como gente de bien.
Así esperábamos a nuestro hijo, sin embargo, el cruel destino no es lo que uno espera.
Nuestro calvario comienza con el sistema de salud pública mexicano. Al cual nunca hubiéramos acudido si no hubiese sido por necesidad.
Debido a una miomatosis de casi 7cm de diámetro, ubicada en el cuello uterino de la matriz, el parto se encontraba imposibilitado, incluso las cesáreas semicorporal (horizontal) tampoco era plausible médicamente.
La solución una cesárea corporal con un corte en forma de “j”. Este tipo de cesáreas fuera del sistema de salud son muy difíciles de poder solventar por una familia de clase media, no únicamente por el costo pecuniario, que ronda alrededor de los $60,000, sin incluir la hospitalización y los tratamientos posteriores. Sino por la infraestructura hospitalaria privada de Mazatlán, ya que son requeridas unidades de transfusión sangre, diversos especialistas e instalaciones para emergencias médicas tanto del producto como de la madre.
Es allí donde el calvario del sistema de salud comienza. La cesárea tiene que ser programada entre la semana 36 y la semana 38 del embarazo, para evitar el adelanto de la labor de parto.
En este caso fue programada en la semana 39, ya que en la semana 36 fue cuando se dio cita con el ginecólogo especialista del IMSS. Todos los análisis que se tenían de particulares, fueron descartados por este especialista, ya que sólo tomaría en consideración los del Seguro Social.
En la semana 37 (el 7 de septiembre de 2019) a la 1:30 a.m. la madre sufrió una ruptura de fuente, por lo que se dirige a urgencias obstétricas en la clínica 3 del IMSS Mazatlán. Allí es internada y entró a labor de parto donde duró desde las 2 de la mañana, hasta las 4 de la tarde, sin agua y sin alimento. ¿Cómo una madre puede tener fuerzas para parir con más de 12 horas de no probar alimentos? Los residentes de oncología en dicha clínica no son especialistas en ginecoobstetricia, sino médicos generales. Lo que en algunos casos los hace no estar lo suficientemente preparados, ni sensibilizados para el trato con las mujeres en labor de parto, en este caso en particular esperaban que la madre supiera cuál era el procedimiento a seguir y se burlaban o se molestaban si ésta no lo sabía, sin tomarse el tiempo para orientarla.
Al fin, después de 14 horas de labor se le preparó para la cesárea.
César Augusto vio el mundo por primera vez a las 4:32 p.m. con un peso de 2.940 Kg. La paciente fue requerida a elegir una forma de método anticonceptivo desde su llegada al nosocomio. Siendo su primer hijo se le ofreció la salpingoclasia, cosa a la que se rehusó, pero ella no saldría de allí sin un método anticonceptivo (una forma de violencia obstétrica en los medios de salud pública).
Así que le fue puesto el DIU a regañadientes y sin saber que se podía negar a ello, por la insistencia del personal. Un médico sabe que este método introducido en un útero que recién ha parido puede llegar a poner en peligro este órgano para la madre, ya que la matriz se reducen de tamaño y el dispositivo puede llegar a encarnarse en ella, sin embargo las instituciones de salud pública lo siguen haciendo.
La paciente entró en recuperación y subió a piso a las 8:30 p.m. y fue hasta esa hora cuando el niño recibió su primer alimento, sin ninguna orientación de cómo hacerlo. Las palabras de la enfermera fueron: “alimenta a tu hijo”; y se retiró.
Usualmente, cuando un niño nace por parto natural su paso por el canal uterino y vaginal estimula la secreción de leche materna. Sin embargo, cuando es una cesárea el niño nunca pasa por estos canales haciendo que dicho estímulo no exista y tarde unos cuantos días para que los sistemas de secreción de leche se activen.
Además sigue el hecho de que todavía la madre no había recibido alimento por más de 24 horas, siendo hasta el domingo 8 de septiembre cuando pudo tomar agua y alimentos líquidos ¿Con qué puede alimentar a otro si ella se encuentra deshidratada y mal alimentada?.
Así solo unas cuantas gotas de calostro fueron las que el pequeño recibió junto con una fórmula láctea. Al día siguiente la situación continuó de la misma manera hasta que el llanto del niño hambriento alertó de una falta de glucosa en la sangre, por lo que le fue otorgada fórmula láctea en una jeringa de 20 mililitros, cuando la dosis requerida para un neonato es de 30 cada dos a 3 horas dependiendo del bebé (según lo que nos dijo la neonatóloga particular).
Así la noche del día siguiente fue un verdadero infierno para la madre al verse incapacitada para cumplir con su propio pecho los requerimientos alimenticios de su criatura.
Fue ignorada por el personal de enfermería, que con falta de capacitación y de humanidad laboran en ese lugar. Ya que no permiten que la paciente compré su propia fórmula, utilice extractores de leche o pueda acceder a formas de alimentar a su hijo, a menos que esté ya en riesgo su salud.
Desconocía que se podía firmar una alta voluntaria, de haber sabido nos hubiéramos salido de ese lugar, para poder dar el tratamiento requerido para la criatura de manera privada, también desconocíamos que había un director en la noche para poder quejarnos en ese turno.
A la mañana siguiente fueron dados de alta, sin la vacuna que prevé la tuberculosis meníngea conocida como BCG para niños con 72 horas de nacidos, ya que debido a la austeridad republicana no hay, tampoco se encontraba disponible la prueba del tamiz. Con un peso de 2.800 kilogramos, el niño había perdido casi 200 g de peso en su estadía en el IMSS.
Poco después el pequeño César fue llevado con un médico particular para su revisión (mismo que nos informó de las necesidades alimenticias), se encontraba sano, pero hambriento. Al día siguiente tuvo una complicación cardíaca que lo remitió nuevamente a la institución médica.
Cabe aclarar que los médicos urgenciólogos, neonatólogos, pediatras del Instituto fueron finísimas personas, hicieron todo lo posible para salvar la vida de pequeño César Augusto, desafortunadamente su situación era crítica y sufrió 6 paros cardiacos, hasta que su pequeño corazón no pudo aguantar más.
Este escrito está dedicado a tomar conciencia acerca de aquellas cuestiones que no funcionan de manera adecuada en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
La falta de capacitación a las enfermeras del piso 2, a los residentes, a los guardias.
Tratar de hacer un poco más humana la atención médica pública, capacitar al personal para comprender y dar a conocer todas las opciones a los pacientes. Y sobre todo, para ser amigables con las madres y con sus hijos.
Desafortunadamente mi hijo falleció y no quiero que ocurra lo mismo con él tuyo.
Tal vez la causa de su muerte no haya sido directamente esta mala atención, tal vez sí. El problema es que no lo podemos saber.
El diagnóstico de un bebé de 4 días de nacido para determinar la causa de muerte es muy difícil de dar. Los mismos doctores no se pusieron de acuerdo en qué ocurrió y nosotros como padres siendo legos en el tema médico todavía nos lo preguntamos.
Pero queremos sobre todo que no le ocurra a nadie más, que no haya madres que se arrepientan de ni un solo instante por la atención y los cuidados a sus nenes. Y esperamos que llegue a alguna autoridad para tomar en consideración estos puntos.
Atentamente, los padres de un niño amado, deseado y esperado con el corazón destrozado.

Oliver Ernesto Velasco Rentería
Brenda Lizeth Siqueiros Tapia