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"PUERTO VIEJO"

"Tere..."

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    Es indudable que nuestro Mazatlán está pasando por un prolongado gran momento, como consecuencia de la apertura del eje carretero conocido como Mazatlán-Durango, la cual facilita la llegada a nuestro puerto, para fines vacacionales, a gente de entidades como Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y un poquito más allá de nuestra frontera norte.
     
    Recientemente, a la influencia de la carretera mencionada se adicionó el exitoso Tianguis Turístico que nos puso ante los ojos del mercado turístico nacional e internacional, principalmente del primer segmento.
     
    Lo anterior se ha visto reflejado en muy buenas ocupaciones hoteleras durante las tradicionales temporadas vacacionales y más que aceptables los fines de semana. Por supuesto, este movimiento jala a los servicios restauranteros y otros de diversión, así como de transportación urbana. Como quien dice, estamos de moda.
     
    Claro, todo ello y como rebote, y con el empuje de la corrupción del gobierno municipal,  tenemos una actividad inusitada en la industria de la construcción con fraccionamientos residenciales, complejos comerciales y conjuntos habitacionales verticales por todos lados, haciendo la observación que estos últimos, a la corta, se convertirán en una cuchillada para la hotelería tradicional.
     
    A todo ello hay que agregar que el gobierno estatal encabezado por el mazatleco Quirino Ordaz, se ha aplicado de manera muy fuerte e inédita a jalar obras para el puerto, que suman miles de millones de pesos más lo que se acumule en lo que resta de su mandato. Sin duda, Ordaz Coppel hizo buena la tan esperada hora del sur, bueno, hora de Mazatlán, mejor dicho.
    Mazatlán está creciendo, creciendo, sí, pero no desarrollándose que según mi lerda opinión, no es lo mismo y trato de ilustrar.
     
    Un niño entra de manera natural en la etapa de crecimiento, la cual se refleja en su complexión física y en cambios hormonales, pero para que a la par logre su desarrollo como persona de bien, tiene que ser cargado, principalmente, de valores morales por parte de sus padres y del círculo familiar y si a ello se le agrega la influencia escolar positiva, mucho mejor. 
     
    Bueno, creo que a nuestro puerto le sucede algo igual. Crecimiento lo hay sin duda alguna, pero no es incluyente, por lo tanto no hay desarrollo.
     
    En el caso de la actividad turística, por ejemplo, el flujo de recursos es innegable y no tiene parangón en el pasado reciente, sin embargo, la prosperidad no se ve reflejada en los bolsillos de los trabajadores, ya que el salario promedio mensual dentro del sector turístico ronda, para los niveles operativos, por el orden de los dos salarios mínimos generales.
     
    Ciertamente, la clase trabajadora dentro de este importante pilar económico de nuestra sociedad, tiene trabajo por períodos más largos que en el pasado reciente, pero las remuneraciones que reciben no muestran la bonanza del sector para el que laboran.
    Y por otra parte, tampoco vemos, por ejemplo, que los impuestos generados por la llamada industria sin chimeneas se vean reflejados en una mejora de los servicios  médicos y hospitalarios que ofrece el sistema de salud pública, que en infinidad de ocasiones, no cuenta ni con los más elementales medicamentos y ni que decir de la deplorable situación de los centros hospitalarios.
     
    Y si no se cuenta con los elementos básicos de atención oportuna y eficiente, mucho menos se cuenta con unidades de tratamientos oncológicos, tal y como lo demanda la señora Teresa Patrón, una guerrera que no se dobló ante el cáncer y cuya difícil experiencia la convirtió en una activista protagónica dentro de los grupos que pugnan por la detección oportuna del cáncer y por un estilo de vida que contribuya a mejorar las posibilidades de no caer en las garras de la difícil enfermedad, en cualquiera de sus manifestaciones.
     
    En cuanto a la actividad de la construcción es evidente que está en jauja, en pleno crecimiento, pero no corre a la par del desarrollo, ya que está provocando hacinamiento urbano y lejos de mejorar servicios elementales como el agua y el drenaje, los ha mermado y con el pronóstico real de empeorar.
     
    Tere Patrón, con su sentido señalamiento de la falta de una unidad de terapia oncológica para beneficio del sur de Sinaloa, ha puesto el dedo en la llaga: la riqueza no es sinónimo de desarrollo, sino prosperidad para unos cuantos. ¡Buen día!
     

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