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"EDITORIAL"

"UAS: autonomía deformada"

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13/09/2017

    Editorial

    Que la Universidad Autónoma de Sinaloa sea un feudo no es novedad. Todo Sinaloa lo sabe y sólo lo niegan los “lores” que la controlan.
     
    La libertad de expresión al interior de la Universidad está acotada. Como en los tiempos de las tiranías, la crítica tiene represalias.
     
    Pero obvio, estos señores no pueden controlar todo y fuera de su ámbito las cosas se ven tan nítidas como a través de un cristal fino.
     
    Ejemplo de ello es el crisol de la transparencia. Desde que en 2003 entró en vigor la Ley de Acceso a la Información Pública de Sinaloa, los dueños de la UAS se negaron a ingresar a Infomex, la plataforma electrónica para que el ciudadano inscriba solicitudes de información.
     
    En esos tiempos se escudaban en la autonomía de la Universidad, deformando el concepto. Para ellos, ser autónomos prácticamente era operar al margen de la Constitución y las leyes del Estado.
     
    Y les funcionó. Convirtieron a la UAS en una isla a la que pocos podían acceder, en muchos sentidos. Es de todos conocido que se exige lealtad ciega a quien quiera ingresar como maestro con todos sus derechos, por ejemplo.
     
    Así pues, que preguntarles sobre el manejo de los recursos, vuelos, viáticos, gasto en proveedores se convirtió en algo muy complicado de fiscalizar.
     
    Fue hasta hace poco, previo a la reciente reforma de la Constitución federal en materia de transparencia, que firmaron el convenio para ingresar a la plataforma Infomex.
     
    Tras la modificación constitucional, Infomex se convirtió en la Plataforma Nacional de Transparencia y la UAS se convirtió en sujeto obligado, como todas las universidades del país. No podía llegar al descaro de desacatar un mandato constitucional.
     
    Ahora sí, el ciudadano puede inscribir vía electrónica solicitudes de información pública sobre el manejo de los recursos de la Universidad.
     
    Sin embargo, aún no se puede cantar victoria. La calidad de la información que brindan como respuesta a solicitudes es escasa y hasta contradictoria con algunos datos que suben a su portal.
    Sólo como ejemplo citamos el Índice Estatal de Cumplimiento en Portales de Transparencia presentado el lunes por la Comisión Estatal de Acceso a la Información.
     
    El resultado de la UAS es desastroso. Dentro del grupo de los organismos autónomos, la Universidad es el segundo más opaco, con una calificación de 33.76 de cumplimento en la publicidad de la información que obligatoriamente por ley deben difundir en su portal.
     
    Antes que la UAS, el peor es el Tribunal Local de Conciliación y Arbitraje, que carece de sitio.
     
    La verdad del gasto de los “lores” de la UAS aún es algo complejo de conocer. Tendrán que aprender a ser transparentes a punta de solicitudes, recursos de inconformidad del peticionario y “jalones de oreja” del Instituto Nacional para el Acceso a la Información.
     
    Aún falta para tumbar ese muro de opacidad y convertir esa isla en una comunidad abierta para los sinaloenses. 

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