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"Desde la Calle"

"Un nuevo Implan sin planeación urbana"

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DESDE LA CALLE

    iliana_pr@hotmail.com


    Estimado lector, si tú te quejas del tráfico, de la falta de transporte, de la contaminación, de los grandes recorridos o de otros problemas en las ciudades sinaloenses, este artículo te interesa.
     
    Nuestras ciudades desde hace algunos años han enfrentado lo que algunos investigadores han llamado “el desastre urbano”, se refieren a la exacerbación de una serie de problemas que parecen ya incontrolables. 
     
    Uno de los motores de esta problemática ha sido el crecimiento extensivo, es decir, la expansión de la ciudad con desarrollos de vivienda fragmentados y de baja densidad, producto de la errónea política de vivienda de las últimas dos décadas que favoreció el mercado de la construcción, y a los especuladores, pero que perjudicó a la población y no atendió la necesidad de casa habitación. Ante la falta de mecanismos de regulación y control de ese crecimiento se obliga a los habitantes a hacer recorridos mayores y más costosos, a un uso más intensivo del automóvil, a la pérdida de zonas de valor ambiental, y a la necesidad de mayores inversiones públicas para atender todos estos fragmentos de ciudad.
     
    Al mismo tiempo que tanto en Mochis, como en Culiacán y Mazatlán, las zonas antiguas de la ciudad están perdiendo población, lo que también implica costos, deterioro y desperdicio del capital urbano ahí invertido.
     
    ¿Y qué hay detrás de todo esto? Por una parte, una planeación urbana con muchas deficiencias, que ve a la ciudad como si fuera un proyecto arquitectónico que se fuera a construir, y pierden de vista la complejidad de los fenómenos urbanos y también a los ciudadanos. Por otra parte, están las negociaciones y acuerdos de grupos de interés que buscan condiciones para maximizar sus inversiones, muchas veces en tasas absurdamente altas, lo que se puede entender, pero con altos costos sociales y ambientales, lo que no se entiende y no se debe aceptar.
     
    Una de las formas de facilitar tales negociaciones está en posicionar aliados en puestos claves de la administración, en los sitios en donde se toman las decisiones o, al menos, como en el caso del Implan, se pueden legitimar.
     
    En las dos últimas elecciones de director del Implan esta situación se ha hecho patente, todos sabíamos al leer el perfil propuesto que el nuevo Director sería entonces el doctor Juan Carlos Rojo, como ahora sabemos que será el arquitecto Alberto Medrano.
     
    En las ocasiones anteriores a estas se tomaron decisiones directas, pero más transparentes y honestas, que favorecieron un Implan que realmente podría trabajar en aras del interés de la ciudad. Ahora se arma un verdadero “show” para legitimar una decisión tomada. 
     
    Pero regresemos al actual ungido para ocupar el puesto, el arquitecto Alberto Medrano ¿quiénes están detrás de él?, ¿qué tipo de decisiones u obras se espera que legitime? ¿Será que buscará privilegiar lo ya privilegiados intereses de los hermanos Sevilla? ¿Se trata de otro grupo? 
     
    El arquitecto Medrano, que hoy ocupa una dirección en la administración de Quirino Ordaz, como bien dice el Consejero Ciudadano del Implan Carlos Inzunza Valenzuela, podrá trabajar algunos temas de movilidad en los que es especialista, como pasos a desnivel, puentes vehiculares, entre otros que favorecen el uso del automóvil y la expansión de la ciudad, y también podrá gestionar con el gobierno de estado, quien, en palabras del arquitecto “ha estado haciendo planeación” (la planeación urbana es atribución del municipio, recordemos). En lo que no tiene conocimiento técnico ni experiencia el elegido es en planificación y gestión de instrumentos para el desarrollo urbano, que son las principales tareas y la razón de ser del Implan. En su paso por el instituto, Alberto se especializó sólo en proyectos y en obra pública.
     
    En los cajones del Implan se encuentran archivados los planes para dirigir el desarrollo urbano de la ciudad, documentos que contienen propuestas para modificar reglamentos y hacer operativas las propuestas que emanaron de la participación de ciudadanos, académicos y expertos que trabajan por Culiacán. Entre estos documentos, está un programa que ganó el Premio Nacional de Desarrollo Urbano y que no se ha podido implementar, en parte porque se ha detenido desde arriba porque afecta los intereses que se mencionaron arriba, pero también porque se ha carecido de la capacidad técnicas para llevarlos a cabo.
     
    Estimado lector, a usted le parecería absurdo que un especialista en Lenguas Extranjeras se ocupe de la Dirección de Obras Públicas, y que, a un futbolista, sin preparación en el área, se le designe como director del Instituto de la Mujer. Entonces, ¿por qué designar un director del Instituto de Planeación Urbana que no conoce de instrumentos de gestión del suelo urbano?
     
    El futuro se hace aparente; tendremos un Implan que hará “segundas” a la Dirección de Obras Públicas, pero la planeación de la ciudad seguirá siendo un tema pendiente, con costos para todos. 

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