"Un nuevo orden en el Congreso local"

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La actual Legislatura del Congreso del Estado de Sinaloa, es la primera ocasión en la que existe una relación de evidente diferencia entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo estatal.

Constituida con una marcada presencia de legisladores y actores políticos identificados con la izquierda sinaloense, los roles de mayorías y minorías se han invertido. Un nuevo orden se construye y en ese contexto también se transita por una ruta de aprendizaje. Ahora se incluyen no sólo diferencias carácter ideológico o de posicionamiento frente a temas de interés público, sino de experiencia y liderazgo para dirigir las decisiones entre grupos parlamentarios. Una realidad diferente les exige nuevos comportamientos y con ello nuevas implicaciones.

Sin embargo, se observa un ejercicio legislativo con mucha mayor independencia en sus decisiones y en su relación con el Ejecutivo estatal; aunque en temas recientes, como la aprobación de presupuesto al Gobierno estatal se hayan ventilado diferencias y públicas acusaciones de posibles sobornos al interior del grupo parlamentario de Morena.

Por su parte, los legisladores del PRI y el PAN establecieron desde un inicio una muy notable relación de antiguas coincidencias políticas, muy conocidas sobre todo en las últimas administraciones del Gobierno estatal. Aún así, ambos partidos parecen no atinar en su quehacer como nueva fuerza adversaria al replicar gastadas prácticas de la antigua Oposición. Por el contrario, quienes dirigen el grupo de legisladores del PRI abonan más al encono entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo estatal, aún y cuando se le reconoce como virtud al Gobernador Quirino Ordaz, su desprejuiciada habilidad para negociar en el plano de lo políticos con sus adversarios y opositores.

Tanto el PRI como el PAN, en su carácter de fuerza opositora, no han podido obtener aceptación ante la opinión pública debido al peso de su desprestigio aun vigente, del que difícilmente podrán remontar, mientras dependan en sus decisiones del visto bueno y autorización del Gobernador. 

El uso, hasta ahora, de los medios de comunicación para ganar batallas en el Legislativo, ha tenido efectos eventuales que en el fondo no afectan la todavía popularidad de los diputados de Morena. Esto se debe a que persiste un ambiente de rechazo hacia a los partidos del PRI y el PAN, como se demostró el pasado proceso electoral.

En cambio, para Morena y sus aliados, el reto no sólo es superar las expectativas al interior del trabajo legislativo, sino descifrar y atender la demanda social. Se espera principalmente una decidida lucha contra la corrupción, los privilegios y el despilfarro del presupuesto público. Estos temas fundamentales son los que habrán de legitimar no sólo a los diputados de Morena, sino a la propia Legislatura. Sin embargo, habría que destacar que muy probablemente para el resto de los partidos este asunto no esté dentro de sus prioridades, puesto que en el pasado no lo fue y hacerlo hoy sería una especie de harakiri político.

Por otra parte, este nuevo orden político obliga al Gobernador Quirino Ordaz a establecer una relación de mayor reconocimiento y análisis de su situación frente una nueva clase política que ahora asume el mando de las decisiones en el Legislativo estatal, a la que tendrá que tratar con mucho mayor cuidado y establecer nuevas formas de negociación en las que ya no se establece una situación de subordinación como sucedía con las anteriores legislaturas.

Para Morena el reto seguirá siendo combatir las viejas y nuevas prácticas de corrupción, así como las mezquinas formas tan arraigadas de hacer política en el legislativo. Esto le significará puntos a favor o en contra en su camino para la consolidación de una nueva fuerza electoral en la entidad.

Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio la próxima semana.