"Viudas de policías, retrato cruel. ¿Y la obra humanitaria de QOC?"

Qué iban a imaginar los policías caídos en el cumplimiento del deber que sus viudas e hijos serían condenados a la indignante súplica para que la retribución del Gobierno de Sinaloa sea en similar proporción al servicio prestado a la sociedad. Es decir que la muerte por el desempeño policial garantizara al menos la sobrevivencia de familias en condición de deudos.

O quién va a querer llenar el déficit de cinco mil agentes de seguridad pública en el estado si los ciudadanos con esa vocación son testigos del abandono y calvario a que son sometidos los hogares cuyos jefes cayeron en el combate a la delincuencia.  

Tendría que decretarse la indolencia definitiva del aparato público para entender por qué si las viudas de los policías lograron que en Congreso del Estado aprobara un recurso de 7 millones de pesos para fortalecer las raquíticas pensiones que reciben, en la fría burocracia gubernamental se les niega ese apoyo mientras que se invierte mucho más en cosas menos importantes.

A las grandes obras de concreto y acero de Quirino Ordaz Coppel le faltan las pequeñas acciones humanitarias, de emociones y solidaridad, hacia los sectores vulnerables que no deben ser tratadas igual que estructuras inánimes de estadios, carreteras, modernización turística y vialidades. Resulta ocioso insistir que la obra material hace gastar a los servidores públicos pero es la obra humana la que hace trascender a los estadistas.

Las viudas de los policías son apenas un rasgo visible del Sinaloa que debiera causarnos pena a todos. En nuestro carrusel cotidiano de las afrentas giran sin parar la deficiente o nula atención a las madres que por medios propios buscan a sus hijos desaparecidos, así como a los feminicidios y al desplazamiento de familias por la violencia. 

Por encima de las cifras oficiales, semáforos delictivos, seguridad a cargo de militares y mandos policiacos de manufactura castrense existe en Sinaloa esa secuela angustiosa de las familias que al ver caer a los suyos miran cómo se derrumba también la obligación del Estado de acompañarlas en el dolor que sobreviene con la violencia.

La falta de mecanismos alicientes para los deudos o afectados colaterales de la inseguridad pública denuncia la naturaleza despiadada de los servidores públicos en turno que el poder transforma en efigies de piedra inmutables frente a las desgracias de los gobernados. Duele tanto el criminal abandono a los sobrevivientes que las víctimas en sí del infinito sacrificio cruel.  

Dan vueltas y vueltas las situaciones que a cualquier Gobierno y sociedad debieran avergonzar y en Sinaloa todo indica que nos acostumbramos a verlas pasar. Qué jodidos nos reflejamos cuando la venda de la indiferencia nos impide ver el sufrimiento que deriva de la violencia. Más indolentes todavía son las instituciones que obstruyen la función constitucionalmente explícita de velar por el bienestar de la población y la prevalencia del estado de derecho.

El de Quirino Ordaz Coppel apuntaba a ser un mandato sensible al dolor de los deudos de las víctimas de la inseguridad. Se creyó que por fin llegaría la mano fraterna del gobernante sobre el hombro de las familias dolidas, concretada en ir al lado de los afectados ya si de plano la violencia es la gran fatalidad de Sinaloa.

¿Por qué no una Secretaría y un presupuesto exclusivos para atender en serio a víctimas de la violencia, que coloquen al Gobierno frente a las tareas de restauración de la esperanza de quienes creen que la situación de inseguridad les ha arrebatado todo?  

Re-verso

Un gobierno que se sienta,

Solo a contar los muertos,

Pronto perderá la cuenta, 

Y también los sentimientos.

Aviso triste

La asociación civil Sabuesos Guerreras avisa a las personas que tienen familiares desaparecidos o que conozcan otros que los tengan para que acudan hoy de las 9 de la mañana a las 5 de la tarde a las instalaciones de la Policía Federal en Culiacán a que les tomen muestras genéticas para determinación del ADN.