@rodolfodiazf
Es más fácil encontrar personas que vivan a expensas de los demás, que otras que les sirvan y se entreguen a ellos. No es que pequemos de escépticos, pero es más frecuente que los individuos se dejen guiar por su egoísmo e interés que por su generosidad. Es cierto que hay personas caritativas y amorosas, pero abundan más las que se encierran en sí mismas y se despreocupan del bienestar fraterno.
La felicidad abre sus puertas solamente a quien toca la vida de los demás, recordó el 10 de abril de 2017 el Papa Francisco: “Cuando tocamos algo, dejamos nuestras huellas dactilares. Cuando tocamos la vida de la gente, dejamos nuestra identidad. La vida es buena cuando estás feliz; pero la vida es mucho mejor cuando los demás son felices gracias a ti. Ser fiel a tocar los corazones de los demás es una inspiración. Nada es más importante y digno que la práctica de ser un canal de bendición de Dios”.
Bergoglio subrayó la naturaleza misma entona un canto de bienvenida y esperanza. “Nada en la naturaleza vive para sí mismo. Los ríos no beben de su propia agua; los árboles no comen su propia fruta. El sol no brilla para sí mismo; y las flores no extienden su fragancia para sí mismas. Jesús no se sacrifica para sí mismo, sino para nosotros”.
Nadie nace y vive para sí mismo. Aún el más diminuto ser de la naturaleza nace con un proyecto de servicio, reafirmó el Papa. “Vivir para los demás es una regla de la naturaleza. Todos hemos nacido para ayudarnos mutuamente. No importa cuán difícil es la situación en la que se encuentren, sigan haciendo el bien a los demás”.
¿Vivo al servicio de los demás? ¿Me nutro a sus expensas?
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