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"Puerto Viejo"

"Vuelvo a repetir..."

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    Dadas las circunstancias que se han vivido en estos días, no puedo dejar de evocar a tres personajes que condujeron sus vidas bajo principios irrebatiblemente cristianos. Los dos primeros, Alberto Cortez y Facundo Cabral, a través de su vena artística se convirtieron en verdaderos predicadores de Jesucristo; con ambos, tuve la imborrable experiencia de platicar por largos minutos.
    El tercero, un hombre de probada fe católica y de actuar congruente con sus convicciones, Joel Díaz Fonseca, al que me unió una larga amistad y un afectuoso compadrazgo. Todos ellos, descansan en paz.
    Pero bueno, vamos al punto que me lleva a plasmar esta líneas que espero sean de interés de los que me conceden su atención. Venga.
    Cierra la Semana Santa, cuyo simbolismo esencial, el recordatorio de la muerte y resurrección de Cristo, para el grueso de los que dicen profesar la fe católica, ha pasado al cajón del olvido, para tornarse en un período vacacional, a lo largo del cual, el desenfreno es impresionante, con una salvaje explosión de música, alcohol y sexo.
    La Semana Mayor concluye con el Domingo de Resurrección, día en el que de acuerdo a las escrituras bíblicas, Jesucristo se levantó de entre los muertos para continuar con su obra de predicación de sus principios, con la pretensión de lograr la comunión entre toda la humanidad. Tarea nada fácil y hasta ahora, no conseguida, para desencanto de los que creen en la trascendencia del galileo.
    Creyentes y no creyentes, también estamos a la expectativa de que se consiga, de una buena vez por todas, un mundo mejor, y por supuesto, que nuestro país evolucione en ese sentido, dando los pasos firmes hacia una sociedad más justa, en la que los pobres tengan garantizado un nivel de vida acorde a lo que corresponde a la dignidad humana, alejados de las penurias por la sobrevivencia y con la tranquilidad de mirar y no dejar pasar las oportunidades de alcanzar mejores horizontes.
    Claro, también aspiramos a que se encuentren las soluciones para atajar de manera contundente la violencia y la banalidad que nos envuelven, convertidas en ideales para una significativa masa juvenil. Una meta en la que el esfuerzo personal y familiar debe ser igual o mayor a las acciones que despliegan los gobernantes.
    A lo largo de los años, en cada cambio de gobierno, en sus tres niveles, escuchamos promesas que alientan la posibilidad de conseguir un escenario social, focalizado en la obtención de una sociedad más justa, más incluyente.
    Al final, resultan falsos profetas, ya que en sus códigos de conducta, el no mentir, el no robar y el rechazo a la codicia, solo son recursos retóricos que fácilmente consiguen convencer a una masa deseosa de equidad y justicia.
    En la actualidad estamos en el arranque de una nueva administración federal, cuyo titular es un hombre, que según su decir, conduce su actuar bajo los principios cristianos de no mentir, no robar y  no codiciar; dispuesto a construir una nueva realidad para los mexicanos.
    Sus primeras acciones de gobierno han estado cargadas de una buena dosis de sensibilidad social, de solidaridad con el prójimo, sin embargo, el rayo de esperanza que logró colocar en el imaginario de todos los que por él votamos, desde mi particular punto de vista, se ha empezado a desdibujar.
    De entrada, no está aportando los elementos necesarios para la concordia ciudadana, condición fundamental para lograr el resurgimiento de cualquier organización convulsionada. Su aliento en la división entre buenos y malos es más que evidente.
    Su principio de no mentir, tampoco luce muy blindado y la codicia por el poder se ha empezado a dar en sus actuaciones, como es el caso de su orden ejecutiva de desobedecer la ley que rige la educación porque le parece injusta, olvidando que uno de los rescates que nos urge para recuperar el orden social, es precisamente el respeto a la norma.
    Repito, que ni López Obrador ni sus apóstoles, algunos de ellos, verdaderos descendientes de Judas el traidor, tienen idea plena de lo que implica construir la  prometida 4T ¡Buen día!
     

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