"Acampan en playas para ‘amarrar’ lugar"

Para garantizar un “pedacito de paraíso” en la playa en estos días santos, varias familias de turistas durmieron desde el martes en algunas tramos de la franja del malecón, sin importarles el clima y el factor seguridad.

Y aunque no está prohibido, sí llamó la atención que amanecieran estos caseríos de campaña frente al mar.

Para ellos se trata de asientos en primera fila para el majestuoso espectáculo que les brinda el mar, el sol y la arena, que combinados con la música, la comida y la bebida coronan la fiesta mazatleca frente al Océano Pacífico.

Y Mazatlán, su fama de destino familiar, sabe capitalizarse...

Por ello las familias provenientes de diferentes estados del País, que no alcanzaron hotel o departamento en renta, motivadas por la aventura, no la pensaron dos veces para apartar ese espacio en la playa.

“Llegamos hace tres días de Chihuahua, de allá somos. Primero llegamos para ver si alcanzábamos hotel, pero aún así viajamos con casas de campaña, porque nos gusta hacerlo, y optamos al final por quedarnos en la playa”, expresó una madre de familia.

En total vienen seis integrantes de esta familia desde el “gran estado”. Dos niñas, dos niños y dos adultos, quienes han disfrutado de Mazatlán mejor que otros años, y en los que no han tenido problema alguno para conseguir hospedaje.

Agradecieron que policías municipales den rondines constantes de madrugada, para protegerlos.

“Nos dijeron que bajo nuestra responsabilidad nos quedábamos, porque a veces hay gente mal intencionada, pero todo ha estado muy tranquilo, es como si estuviéramos en un hotel, rentamos regaderas, vamos a restaurantes, conocemos, todo como los demás”, señaló.

Metros más adelante, otra familia de cinco miembros también optó por acampar en la playa.

Son originarios de Guadalajara, Jalisco, y muy seguido viajan de “mochilazo” a otros destinos del País, y ahora les tocó estar en Mazatlán.

Ellos tienen apenas un par de días en el puerto, sin embargo, vienen con todo lo necesario para pasar unos días santos con toda la comodidad hogareña que acostumbran.