"Agustín Coppel dice que es admirable que empresas donen dinero a causas nobles, pero no debe ser imposición moral"

"El presidente de Grupo Coppel diserta conferencia magistral ante cientos de integrantes de instituciones filantrópicas"

“Donar dinero a causas nobles es admirable, pero no debe ser impuesto como una obligación moral de las empresas”, advirtió Agustín Coppel Luken.

El presidente de Grupo Coppel participó con una conferencia magistral en la Reunión Anual 2018 de Patronos titulada “Retos y Perspectivas de las IAP en México Hoy”.

Esta actividad anual reúne a los integrantes de organismos filantrópicos agrupados en la Junta de Asistencia Privada de Sinaloa.

En este marco el influyente empresario expuso su filosofía sobre el papel que dejen jugar las empresas en las tareas filantrópicas.

En Sinaloa la familia Coppel es la más participativa en este rubro, pues apoyan a decenas de instituciones de asistencia privada.

De esta faceta habló Agustín en su charla.

“Para mi familia, como para Grupo Coppel, la función de ayudar al desarrollo de nuestra comunidad es un valor vigente desde nuestros abuelos, padres, de mis hermanos y ahora de mis sobrinos”, recordó.

Ayudar, definió, ha sido una práctica de muchos años, tanto de la empresa como de cada uno de sus socios, directivos y en lo personal.

Sin embargo, acotó, en este tema debe partirse de una premisa que siempre ha sostenido: ayudar es algo muy difícil.

Las razones de esta premisa, detalló, son básicamente dos.

“La primera, considero que, lo correcto es que la ayuda debe ser libre y voluntaria, existe una concepción equivocada de que la empresa privada busca su ganancia y por ello no es algo bueno.

“Se piensa erróneamente que generar utilidades mediante la operación de una empresa privada puede ser algo malo que debe mitigarse con lo que se llama Responsabilidad Social Empresarial, ‘como que se tiene que devolver algo’”.

Pero atrás de estas palabras e intenciones, resaltó, está la creencia de que para “subsanar este supuesto remordimiento de conciencia, la empresa debe canalizar tiempo y dinero a instituciones de asistencia pública o privada, para poder dormir tranquilos”.

Nada más falso que esta concepción, concluyó.

La función de las empresas

Y es que en realidad la función social más importante de la empresa no es ayudar a instituciones de beneficencia, sino la de ser rentables, acotó.

“La función social de las empresas primeramente es la de existir siendo rentables, prestar a los clientes un servicio por el cual los colaboradores de la empresa reciben un pago y el público en general paga el precio de ello, en el uso de su libertad individual”, reflexionó.

Coppel Luken indicó que las empresas son socialmente responsables cuando son útiles, generan utilidades, están sanas financieramente, pagan correctamente sus impuestos.

“Nuestra empresa tiendas Coppel es socialmente responsable cuando está generando 100 mil empleos a familias, cuando está ofreciendo créditos, pagando a proveedores a tiempo, vendiéndoles una mercancía”, subrayó.

El mayor bien que hace Coppel a la comunidad, agregó, es en sí el de ser una buena empresa, con un equipo humano capaz, que pueda dar acceso a crédito a 12 millones de familias mexicanas para comprar.

“Pensar que la empresa tiene otra responsabilidad social, aparte de ésta, puede conducir a tomar decisiones equivocadas en perjuicio del mayor bien que la empresa presta a la comunidad”, expuso.

Pero si además de lograr existir siendo rentable y atendiendo bien a los clientes, añadió, la empresa decide por acuerdo de sus directivos, socios e inversionistas el tener ciertas causas y recursos, suena excelente.

“Quiero dejar en claro donar dinero a causas nobles es muy positivo y admirable, pero no debe ser impuesto como una obligación moral de las empresas, pagar impuestos sí es una obligación, así como no contaminar, no dañar a terceros, pagar con los proveedores a tiempo, cumplir con los contratos”, agregó.

El pensamiento erróneo, expuso, es el que distorsiona esta función y por eso se ve que empresas presumen de ello.

“Porque las personas creen que las empresas tienen la obligación de ayudar a una causa en particular, y si no se hace, entonces esa empresa se puede convertir en una ‘empresa non grata’.

“Para nosotros es muy claro, no existe mayor bien, que servir bien a los clientes, tener una misión, visión, valores”, agregó.

La mayor aportación que hacen las empresas al país, sostuvo, es contribuir a que el país crezca u se desarrolle.

“Nosotros quisiéramos que hubiera el doble de empresas, que los tres deciles más bajos de ingresos (la población más pobre) pudieran incrementar al triple, que los servicios públicos de educación y de salud pudieran duplicarse con cobertura y calidad.

“Con el incremento de utilidades de las empresas las finanzas del país serían más sanas, robustas”, añadió.

Es muy importante, añadió, no olvidar el círculo virtuoso que se forma al contar con empresas fuertes, que incrementan sus ventas y utilidades, porque ello genera impuestos para que el Gobierno lo regrese en educación y salud a la población.

En el caso de la familia Coppel, detalló, se ha decidido aportar dinero, familia y tiempo a diversas causas.

“Y aquí viene la segunda razón por la que ayudar es algo muy difícil, ayudar no tiene otro propósito éticamente válido que restaurar la autonomía de las personas”, explicó.

Durante su disertación Coppel Luken dio un conjunto de recomendaciones para que las instituciones de asistencia privada potencien la labor que realicen para diferentes causas.

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