FORE.- Muy buenos días, por aquí de nuevo con los comentarios de los acontecimientos más importantes de nuestro entorno.
LUTO. – No sólo en el Club Campestre de Mazatlán, sino en los confines mazatlecos, principalmente en los aspectos industriales y sociales, el deceso de don Ricardo Lizárraga representa una gran pérdida, por todo lo que representó y sigue representando su persona.
Amante del deporte del golf hasta que lamentablemente tuvo una caída en su salud, don Ricardo nos mostró su don de gentes y en muchas ocasiones nos tocó convivir con él en sus periplos golfísticos de 18 hoyos luego de 9, además de participar en las tertulias amistosas que se dieron en infinidad de ocasiones en el salón del Campestre, conviviendo con sus grandes amigos Beito Magaña, Ramón Castro, Largo Osuna, entre otros.
Indudablemente que es una gran pérdida, pero nos deja un legado de esfuerzo, trabajo y amor a la familia, cimientos con los que edificó la gran empresa con aroma a playa mazatleca 100 por ciento, Café El Marino.
Por nuestra parte, gozamos del placer de su amistad, no fueron pocos los domingos en los que lo encontramos gozando de uno de sus platillos favoritos en El Bambú: los tradicionales frijoles “machucados”, especialidad de ese conocido restaurante.
Nos unimos a la irreparable pérdida junto con su apreciable esposa y sus hijos, particularmente Arturo y Juan Carlos, con quienes continuamos esa preciada amistad que nos brindó don Ricardo.
Que descanse en paz, confiados en que nos volveremos a encontrar algún día, en los confines celestiales…… esperamos. ¡Hasta pronto don Ricardo!....
APERTURA. – Antes de lo que se nos había asegurado, los campos de golf del puerto reabrieron sus puertas a partir del sábado anterior.
Con muchas restricciones por parte de las autoridades de salud federales y estatales, los golfistas porteños regresaron a la práctica del deporte del golf y de nuevo los links se llenaron de colorido para reanudar los recorridos de 18 hoyos.
No son pocas las reglas que se impusieron como condicionante para que los golfistas se posicionaran de nuevo de los fairs de los campos mazatlecos.
Pero, ante todo, la alegría de volver a convivir, aunque sea “de lejecitos” y con la sana distancia como condicionante y no mucho tiempo de convivencia (sólo 25 minutos) con muy poco acercamiento con los caddies y varias reglas más.
Además, como en el caso de El Cid, el campo sólo se abrirá cuatro días a la semana, de miércoles a sábado, así como los servicios esenciales en la casa club.
Lo más importante es que la vigilia terminó, aunque parcialmente y con muchas restricciones, pero hay que pensar que se hace en bien de la salud de todos, aplicando la frase “cuídame que yo te cuido”.
Por nuestra parte, el regreso será hasta el mes de junio, tal como lo teníamos programado, aunque de hecho, se nos “queman las habas” por volver a las andadas, que digo, por regresar a la práctica de nuestro deporte favorito…
Amenazamos con regresar, abusado Chaparrín…
Y hasta la semana próxima, Dios mediante… Cuídense…
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