"Don Pablo elabora sillas usando llantas recicladas"

"El culiacanense utilizó su creatividad y tiempos libres para dar una nueva vida a las llantas, convirtiéndolas en muebles"

CULIACÁN._ El ingenio de Pablo Ramírez, de 60 años de edad no tiene límite.

Hace 4 años tuvo una idea luego de observar cómo se acumulaban las llantas que ya no se ocupaban y cómo ese material no se volvía a utilizar, entonces se le ocurrió reciclarlas y elaborar sillas, bancos y mecedoras.

Él es llantero y quería hacer algo productivo en sus tiempos libres, algo que lo mantuviera ocupado y que a la vez le enseñara a hacer nuevas cosas.

Al principio buscó en Internet qué utilidad le podría dar a las llantas que se quedaban almacenadas, pero las ideas que miró no le convencieron, eran diseños muy tradicionales y nada originales, así que pensó en nuevas opciones.

Su creatividad le fue dictando cada una de las etapas para dar forma a los muebles. Comenzó a cortar el caucho en tiras, luego lo tejió hasta formar los respaldos y asientos, y rescató las partes circulares para dar forma a las patas de cada silla.

Don Pablo buscó la manera de utilizar todo tipo de llantas, desde las más grandes y gruesas hasta las más delgadas, como las de motocicleta.

Le tomaba alrededor de un día completo hacer las sillas y mecedoras, pues las hacía sin ayuda, además de que cortar las llantas más grandes era más difícil, así como juntar las piezas y unirlas con tornillos, clavos y grapas.

Su esposa e hijos no estaban completamente convencidos de que podría obtener una utilidad creando muebles con llantas, además quitaban espacio en su casa y no se vendían tan rápido como cualquier otro objeto.

“Como genera mucho desperdicio eso ahí y agarra mucho espacio en la casa, a veces me quieren correr porque ocupan ya mucho espacio”, señaló riéndose.

Sin embargo, él tenía el entusiasmo y las ganas suficientes para buscar la manera en que sus sillas se vendieran, así que decidió ofertarlas en Internet, por sus redes sociales y con sus amigos, de manera que algunos se enteraron de su trabajo y le compraron algunas cosas.

Pero venderlos por Internet era más lento pues implicaba estar a la espera de que cayeran los clientes. Por eso salió a las calles y se colocó en diferentes espacios públicos de Culiacán, para que los conductores o transeúntes puedan verlos y preguntar por los precios.

A las afueras del Jardín Botánico de Culiacán se pudo observar una exposición de sillas, mecedoras, bancos y algunos maceteros que elaboró con llantas, mostrando a quienes por ahí pasan lo increíble que es el mundo del reciclaje cuando se tiene creatividad.

 

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