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"Columna semanal"

"Educación en la Familia: Este fin de año no me pasará"

"Una reflexión sobre las prisas y el estrés por festejos decembrinos, olvidando el verdadero significado"
EDUCACIÓN EN LA FAMILIA

No sé si los señores lo dicen, pero las señoras creo que todas y nos vuelve a pasar, por la sencilla razón de que queremos hacer mucho sin primero pensar en las prioridades, en que si y que no es lo que queremos y teniéndolo claro, no dejarnos envolver por el ambiente.

Lo primero que hay que decidir es que estoy festejando; hay a quienes lo religioso no les importa y festejan el 22, el equinoccio, día más pequeño; de ahí en adelante, vuelven a crecer.

Soy feliz cuando llega ese día, no me gustan chiquitos. El día primero del año, festejamos llegar con vida y comenzar otro con buenos propósitos que no cumplimos; otros festejamos el nacimiento del Hijo de Dios o por lo menos quisiéramos, pero el trajín no nos lo permite como nos gustaría; otros festejan a un ente inventado comercialmente para sacarnos dinero y lo consigue el viejo gordo.

El caso es que comienzan las fiestas con Guadalupe y terminan con los Reyes; son demasiados días de fiesta que tenemos que decidir si vamos a todas las posadas, Noche Buena con qué familia toca y todas las reuniones de grupos de amigos o de compañeros de trabajo, etcétera. Hay que decidir porque todo eso cuesta dinero que la mayoría no tiene, significa fechas para endeudarse si nos dejamos llevar, cuesta también en el estrés en que lo vivimos, por un lado por no tener dinero para regalar a todos los que quisiéramos o los que sentimos de compromiso, a los que no tienen nada, además de las cenas y comidas entre muchos compromisitos más; estrés en carreras para abarcar todo eso: decoración navideña, compra de regalos, falta de descanso, para llegar a lo principal exhaustas, sin poder disfrutar y hasta de malas porque nos volvió a pasar.

Entonces ¿qué festejo? Si festejo el nacimiento del Niño Jesús, al primero que hay que pensar en qué le voy a regalar es a Él, que como no necesita nada porque es dueño de todo, lo único que puedo darle es amo; como no lo puedo ni ver ni tocar y Él mismo dijo que lo que hiciéramos a los más pequeños y necesitados a Él se lo hacíamos, hay que darle ese amor a esas personas que siempre hay alguna cerca, algún enfermo, otro solitario y olvidado, otro con necesidades de comida o vestido, otros solo necesitan con quien platicar, otros algunos favores, como mandados o limpieza de su ropa o casa. Siempre hay personas así alrededor, solo hay que abrir los ojos y dejarnos de ver a nosotros mismos.

Otros necesitan que se les ayudes comprando lo que hacen para mantener a su familia, serán amigos, parientes o vecinos, que no cuesta trabajo ayudar comprando a ellos en lugar de los grandes almacenes y esos regalos serán más apropiados porque dirán “pensé en ti; te quiero mucho”. No son regalos para quedar bien o apantallar, son cosas sencillas, pero que cumplen en demostrar la estima sin endeudarnos, unas galletas o un pastel, una taza con chocolate no terminarán en un closet para luego ser refritos en algún compromiso.

También es momento de enseñar a los hijos a voltear hacia los demás y dar ellos en lugar de solo recibir regalos de una larga lista que hacen, generalmente caros y que pierden su atención en tres días, si no menos; que den algo que les cueste, no solo que les sobra o ya no quieren, que también hay que darlos, claro.

Si se supone que festejamos la Navidad, hay que ser coherentes porque es una fiesta religiosa y hay que vivirla así, entonces comenzando por poner Nacimiento y toda la historia alrededor de él, más todos los rituales de colocación del niño con las oraciones ya hechas o inventadas ahí, las buenas acciones o comportamientos de cada niño, que se transforman en pajitas para que su cuna no esté dura y fría; poner la corona de adviento, prender cada vela con las oraciones y meditaciones propias de cada una; en fin, cada familia tiene sus tradiciones y si no las tiene, siempre pueden comenzarlas este año y, desde luego, procurar que el trajín no evite pasar tiempo con la familia y que todos participen en el arreglo de la casa, en la confección de regalos o adornos, seguramente felices de hacer galletas para sus profesores o amiguitos.

Cosa importante a tener en cuenta es que nuestras acciones siempre hay que pensarlas de donde proceden y a donde terminan. Si van a terminar en bolsas inmensas de basura de papeles, plásticos y desechables o si nos ponemos creativos, utilizando cajas de cereales, galletas de zapatos o lo que sea, envolviendo en periódico con moños de tela. Hay mil ideas en Internet y pasarían un tiempo agradable haciéndolo. También pensar en los animales que la pasan tan mal con los cohetes y sus tronidos, mejor simples luces de bengala sin dañar a nadie.

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