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"Columna"

"Educación en la Familia: Mensaje confuso"

"Yolanda Waldegg de Orrantia invita a reflexionar con temas de actualidad"
EDUCACIÓN EN LA FAMILIA

Las mujeres tenemos fama de ser difíciles de entender y sí, a veces ni nosotras mismas entendemos, pero parece que nos hemos propuesto enredar más a los varones, de por sí no se les da mucho. La pasamos mandando mensajes confusos y opuestos. Trataré de que me alcance el espacio para explicarme.

Hace unos días, un Obispo de no me acuerdo dónde en México, se atrevió a decir que la mujer ha perdido el glamur, ¿cómo se atrevió?

Siento decirles que en el afán de igualdad, perdió el glamur, la elegancia, la feminidad, el pudor, si han visto películas o revistas de los años 40 o 50 del siglo pasado, la moda era elegante y las mujeres elegantes, femeninas y glamurosas; vestidos femeninos elegantes, salían de casa con guantes y algún pequeño sombrero.

Luego vinieron los hippies desarreglados y después, la moda unisex; había veces que no sabías si delante iba una chica o un chico y, posteriormente, siguiendo los mandatos de la moda, terminó por desvestirse, que son los de quienes están detrás ya, para entonces, que la ideología de género estaba en pleno.

Estoy de acuerdo que cada quien debe poder vestirse como le da la gana, sin tener que dar explicaciones y sin que sea motivo de sentirse insegura por el acoso.

En los programas de televisión sobre moda y cambiar el look de las mujeres, lo que todas persiguen es sentirse sexis, “ahora me siento sexy”, pues qué bueno, pero ¿para qué quieres sentirte sexy? Será para que mueran de envidia las otras mujeres, porque la sexualidad para uno mismo, como que no tiene sentido.

¿Ganar autoestima con ser sexy? Hay muchas otras formas de ganar autoestima; por logros conseguidos es más interesante o para atraer la mirada masculina.

Carolina Herrera, que es uno de los símbolos de elegancia actuales, dice claramente que no hay elegancia si enseñas más de lo debido y ninguna de las grandes mujeres de la historia necesitó desvestirse para lograr lo que hicieron en sus campos.

Luego va uno por la calle y te tropiezas con chicas y no tan chicas, que lo primero que piensas es que no tienen nadie quien las quiera y diga que no les favorece el atuendo que eligieron, quienes parecen empacadas al vacío y se notan todas las llantitas o quienes necesitan estar pendientes porque la falda no es falda, bueno para qué sigo.

El hecho es que eso no es elegante, glamuroso, favorecedor y ni femenino, ni para qué decir del pudor, que ya nadie sabe qué es eso.

El caso es que las feministas dicen que tienen derecho a vestir como quieran sin ser acosadas y tienen razón, pero entonces fíjense lo que están haciendo; quizá nadie les dijo que para despertar el deseo de los hombres, ellos solo necesitan de la vista; con ver se encienden y nosotras, lo que necesitamos es escuchar cosas lindas al oído y ellos sí lo saben.

Los tiempos están difíciles, así como las mujeres tienen “cuatrapeada” su feminidad (muchas, no todas), así los hombres tienen “cuatrapeada” su masculinidad y se fueron a la agresión, tampoco todos, claro.

El hecho es que hoy ni siquiera tienes que vestirte de esas formas para ser atacada, pero si lo haces, es como ir con foquitos.

Tal parece que el esfuerzo hoy es para no ser femeninas, que es lo que quiere la ideología de género, quiere un mundo de asexuados; no les hagan el juego por favor.

Regresen a ser lindas, femeninas y elegantes, a portarse como unas damas, no con vocabulario de carretoneros y fachas que están gritando “tócame”, en lugar de conquístame, “defiéndeme”, aunque ya sabemos que nos defendemos solas muy bien, pero darles la oportunidad de sentirse caballeros, conquistando a su dama, en lugar de que ella los persiga a ellos.

Yo tengo ojos y oídos, veo y escucho cómo las preparatorianas acosan a los chicos hasta comprometerlos, cómo se emborrachan peor que ellos porque genéticamente aguantamos menos y terminan haciendo cosas que tienen consecuencias, para luego exigir poder abortar sin ningún costo.

A ver, que me expliquen: la idea es ser feministas, pero no femeninas; la idea es tener un cuerpazo, pero que nadie se excite por él; pertenecer a la masa en lugar de diferenciarnos por los valores y principios que se poseen, que claramente se muestran en el porte y la manera de conducirse.

 

 

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