"El danzón le dio a Héctor una pareja de baile y de vida"

"El adulto de 81 años estaba en depresión por la muerte de la que fue su esposa por 46 años, sin embargo un miércoles invitó a bailar a María en una tarde de danzón en Culiacán, ella aceptó, y de ahí en adelante se convirtió en su incondici"

CULIACÁN._ El miércoles 17 de julio se celebra el aniversario número 19 de las tardes de danzón en el kiosco de la catedral de Culiacán. Al ser un día especial, hay más gente que de costumbre; hay mesas, antojitos, música en vivo, todo puesto para celebrar un año más de las tardes de danzón. Decenas de parejas bailan, sin embargo hay una que llama la atención por encima de todas, y esa es la de Héctor Gutiérrez Sánchez y María de Jesús Herrera.

Los movimientos de la pareja son coordinados, es como si el viento acompañado de la música los llevara en automático de un lado a otro al ritmo de las Nereidas. María porta un vestido azul que brilla en el atardecer de la capital sinaloense, la mujer de 64 años con su abanico de mano mira en todo momento al horizonte extendiéndolo cada que finaliza un paso columpio.

Una bella peineta con forma de una flor sujeta su pelo marrón claro, don Héctor, su acompañante, tal y como lo indican los cánones del danzón, porta un traje de diferente color al de su pareja. Él viste elegantemente una camisa de etiqueta blanca, mismo color que sus pantalones y zapatos, no se ve ni una sola mancha en su atuendo.

Héctor tiene 81 años de edad, pero cuando toma de la mano a su pareja es como si el tiempo no importara, los años no parecen hacer mella en su cuerpo cuando comienzan a sonar los instrumentos que acompañan al tradicional baile cubano.

Este miércoles se cumplen 19 años de las tardes de danzón en el kiosco de la catedral en Culiacán, y la pareja no puede faltar a esa celebración. Héctor platica que el danzón hoy en día es su vida, le da ánimos, fuerzas, y lo más importante hoy en día, le dio a su esposa.

María es la segunda esposa de Héctor, comparte que estuvo casado por 46 años, recuerda que siempre amó a su esposa, la mujer con la que pasó la mayor parte de su vida.

Una tarde de miércoles, Héctor se encontraba sólo en catedral, sin embargo ahí observa a María, reconoce que al verla se percató de que tenía talento para el baile, es por eso que no dudó en extender su mano e invitarle una pieza, misma que María aceptó sin dudar, y de ahí en adelante nunca más dejarían de bailar cada que estuvieran juntos y la música comenzara a sonar.

“Este es mi segundo matrimonio que llevo, ahorita llevo ocho años, pero antes fueron 46 años...ella es mi pareja de baile, y de vida, estos bailes ayudan a que como parejas nos comuniquemos mejor, y aparte de eso, somos ejemplo, ejemplo para otras gentes de todo lo que se puede hacer, sin cigarro, sin alcohol, sin drogas, sin vicios, sin pleitos, puro bailar”, cuenta.

“Nos conocimos aquí, exactamente aquí, yo estaba viudo, entonces yo vi que bailaba, y que bailaba bien, y dije ‘puede aprender a bailar’ y de ahí surgió esto; bailamos paso doble, bailamos cha cha chá, bailamos mambo, merengue, cumbia, bachata, no nada más bailamos esto”, conversa.

Y no se ve que sean mentiras las palabras de Héctor, con diferencia son los más coordinados de quienes bailan esa tarde, María no necesita verlo, no voltea al piso, es como si se comunicaran mentalmente en cada paso que dan, pareciera que nacieron para bailar el uno con el otro.

Al ritmo del danzón del rigoletito, canción de la Acerina y su Danzonera, ambos terminan mirando al frente cada que una partitura lo permite, Héctor sujetando con su mano derecha la de María y extendiendo su otro brazo al nivel de sus hombros, mientras ella abre su abanico de manera imponente.

El señor de 81 años señala ellos son una pareja experimentada de baile, se conocen a la perfección, tanto así, que llegaron a ganar un certamen nacional de danzón.

“Nosotros tenemos el privilegio, de que en el 2016 ganamos el primer lugar nacional de danzón de la Ciudad de México, concursando con gente de Veracruz, de Guadalajara, Monterrey, México; ganamos el primer lugar, entonces eso se admira porque aquí los bailes banda son los que predominan, pero también puede salir gente que baile bonito el danzón”, rememora.

Héctor Gutiérrez ve en el danzón un baile de cinco estrellas, algo alejado de la vulgaridad y que respeta y exalta a quienes bailan este tradicional estilo. Para ellos es un arte, casi una religión.

“Venimos aquí porque realmente nos gusta el baile, el danzón no es un baile popular, es un baile fino, es un baile de lujo. Lamentablemente somos muy poquitos los que bailamos danzón actualmente, te digo, con las características que tiene el baile”, menciona.

“En el danzón si tú ves hay partes que se bailan y partes que no se bailan, cosas que nosotros conocemos perfectamente bien el ritmo, escuchamos bien, porque tenemos que estar muy atentos porque los pasos son matemáticos son exactos, entonces, no cualquiera baila esto”, agrega.

En su larga vida, Héctor no tiene reparo en decir que el baile es un ingrediente que le da solidez a una relación, y en la mayoría de las veces, es el hombre quien se niega a compartir esos momentos con su pareja, es por eso que él pide ser más cercanos a sus mujeres, que les demuestren su amor al ritmo del danzón.

“Los que nos fallan son los hombres, las mujeres bailan, quieren bailar, los hombres están sentados, vas a una fiesta, y las mujeres están bailando y los hombres tomando. Necesitamos que el hombre baile”, lamenta.

“Si quieren estar cerca de su pareja, sentir su pareja, sentir la sensación del baile, el danzón es lo máximo ¿Para qué sirve el reguetón, para qué sirve eso? Para estar tirados en el piso, ¡no! Lo bonito es esto, está aquí”, subraya.

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