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"Cultura"

"El Octavo Día: Bellas Artes y sus polémicas presentaciones"

"El columnista habla sobre el arte"
EL OCTAVO DÍA

Que se abra Bellas Artes a un espectáculo musical religioso me recuerda lo que pensé en 1990 cuando ahí estuvo Juan Gabriel y hubo quejas similares: pluralidad.

La polémica actual fue que en el recinto cultural número uno del País se le dio acceso a una presentación promovida por la Iglesia La Luz del Mundo, polémica también para muchos, pero que no deja de ser un credo y un ideal para muchos mexicanos.

No es el Requiem de Mozart o la Misa en Sí Menor de Pergolesi lo que se presentó, pero es también un producto musical nacional con su propio éxito y devotos.

A estas alturas, debe darse acceso a este tipo de actividades, en afán de la congruencia y la tolerancia. No pocas barbaridades oficiales se han presentado ahí por el lado oficial, en cuanto a eventos de tipo muy escolar no ligados a la Secretaría de Educación Pública.

En los 80, cuando se les dio cartel en el Palacio de Bellas Artes, no pocos puristas se rasgaron vestiduras por la presentación de cantantes populares de música vernácula. José Antonio Alcaraz, crítico musical de Proceso le puso “el teatro Blanquito”, en referencia al cercano Teatro Blanquita.

El drama mayor fue con Juan Gabriel. Se rumoró que don Luis Herrera de la Fuente se negó a dirigirlo. El concierto fue de gran calidad y aún se recuerda con gusto. Fue una manera de legitimar a un sector de la música popular y a sus admiradores

Juan Gabriel luego vino con su espectáculo a un festival cultural de Sinaloa y diluviaron quejas de homófobos y exquisitos también.

En 1990 provocó cierta crítica en Culiacán que el Presidente Municipal Humberto Rice presentase un concierto de la Iglesia Congregacional en el Teatro Ángela Peralta, entonces sin techo. Aquí nadie se molestó, pero algunos funcionarios de Difocur hicieron ácidos comentarios, sobre todo porque no les pareció que el Gobernador Labastida le cediera el Teatro Angela Peralta al Ayuntamiento y no a los burócratas del Culiacán de entonces.

Debo decir que el área de difusión cultural, que en ese momento dirigía la señora Jane Goded de Abreu, también presentó un espectáculo gratuito sobre El Cristo de Sevilla, durante una Semana Santa, que fue una leve exposición de tambores y procesión artística, realizada por un grupo de cuatro jóvenes españoles de paso por Mazatlán. No hubo problema tampoco y fue ejemplo de equidad.

Volvamos a Bellas Artes, el ejemplo nacional por excelencia y ejemplo para todos.

Lo importante es que no se dañe el recinto que se usó para evento cultural. El homenaje al líder religioso fue en otro sitio y Bellas Artes no fue una iglesia en ese momento. Pero antes de escribir le preguntas a las partes involucradas y así subes el nivel de periodismo. Polémica siempre habrá.

¿Cuántas veces no hubo con Consuelo Sáizar eventos de la comunidad judía y nadie dijo nada? Y nunca convirtieron el recinto en una sinagoga, era ópera, orquesta, danza. ¿Qué diferencia hay?

Lo que sucedió fue que sí se canceló el homenaje al supuesto apóstol. Pero lamento pensar que un concierto religioso de una Iglesia mexicana, un concierto de Juan Gabriel o la recreación de una ceremonia maya son diferente fenómenos de una misma expresión cultural que tienen su ganado derecho a estar en Bellas Artes.

No nos pongamos jacobinos, pero tampoco fariseos.

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