"'Es impactante lo que ves adentro': sobreviviente de Covid-19"

"Francisco Javier Arriaga Esquerra estuvo internado poco más de 15 días en el área de pacientes infectados por coronavirus; pudo salir de ahí y asegura que el virus es real y mata personas"

Lo primero que Francisco Javier Arriaga Esquerra pudo ver es gente sufriendo.

Un escenario del que dijo que si no estás acostumbrado, te puede perturbar.

Pacientes de todas las edades, unas más graves que otros, con personal médico de arriba a abajo, con ruidos, con olores, con una pesadez que contagia. Falta de oxígeno, vidas que se esfuman antes de siquiera recibir atención médica.

El área de pacientes para Covid-19 en el Hospital Regional del Seguro Social es para muchos una trampa de muerte, de la que una vez dentro, difícilmente hay escapatoria. El virus, recalca Francisco Javier, sí existe y mata personas.

“Empecé desde el día antes del 21 de abril con los primeros síntomas. Lo que pasa es que sentía algo raro, como un escalofrío, un poco de cansancio y unos cuatro día antes había comido algo que me cayó mal y creí que era por eso”, recuerda.

Francisco Javier es médico de consulta familiar en una farmacia. Una vez que comenzó a sentirse mal, le solicitó a su colega, que labora en horario distinto, a que lo revisara, y acordaron en hacerse una prueba.

Para el jueves, los síntomas empeoraron.

“No tuve tos, pero un poco de fiebre, cuerpo cortado, cansancio y empezaron síntomas respiratorios, me empezó a faltar un poquito de aire, aunque fue leve”, detalla.

Por eso, desde su familia, también le sugirieron aislarse y proteger al resto. Comenzó a tomar medicamentos, pero los tuvo que suspender cuando acudió a realizarse una prueba unos días después.

Una semana después, el virus le reventó.

“El viernes me sentí más mal, problemas de respiración, pero yo seguía tomándolo a la ligera, pero ya el sábado, necesité que me llevaran de nuevo con otro médico. El sábado pasé una muy mala noche, porque empecé con temperatura, dolor y poco de insomnio, pero nada de gripa ni tos, nada más la sensación de malestar y tampoco sentía nada de sabor en la boca”, narra.

“El domingo me sentí más mal, ya tenía una recomendación para que me sacaran una tomografía de pulmón y pues ahí ya salió el resultado positivo, salió una neumonía un poquito fuerte. Me fui al laboratorio, me sacaron unos estudios, fui más tarde como a eso de las 10, estaba con otros amigos, me revisaron y me dijeron: ¿sabes qué?, vas derechito al Seguro a internarte”.

Francisco Javier fue internado el 2 de mayo.

“El domingo llegué al Seguro, caminando, pero con dificultades respiratorias y me pasaron a la sala de espera de Covid, estuve un rato, unos 20, 25 minutos cuando ya me empecé a sentir más mal”, recuerda.

La saturación de oxígeno le indicaba 87 por ciento, debajo del límite de gravedad de los 90. Vas para dentro, le dijeron.

“Al momento de llegar, dices, vas a encontrar un hospital como normalmente, pero créeme que es impactante lo que ves adentro, para una persona que no está acostumbrada, pues te impone porque ves la situación de la enfermedad, que es muy agresiva, muy impactante y en pocos días puedes dejar la existencia”, señala.

“Estuve 15 días ahí. Estuve lunes y martes, el martes me mandaron a piso, pero ya viendo todos los protocolos que hay que seguir ahí mismo, el manejo, el ver pacientes de diferentes edades, en diferente estado de salud, que la mayoría iba más graves que uno y que a veces no alcanzaban a llegar ni a ponerles los... a recibir atención, porque ya iban muy malos”.

Durante los primeros días, Francisco Javier recuerda haber pasado por momentos muy difíciles, aunque su padecimiento no llegó a ser tan grave como para intubarlo.

“La primera semana sí muy muy difícil, porque te altera los patrones de sueño, entras en una etapa de depresión, de angustia, porque la misma situación que no estás acostumbrado a estar aislado, estar conviviendo con personas que están intubadas”, dice.

Además, asegura haber sido testigo de muchos tipos de pacientes, como los que se sienten influyentes y amenazan a los trabajadores de salud, porque aseguran trabajar en el gobierno, o quienes exigen tener a una enfermera de tiempo completo a su lado.

“La gente debe entender que no somos privilegiados. Somos pacientes como cualquier otro”, reflexiona.

 

- ¿Cómo piensas que pudiste llegar a contagiarte?

Yo como médico tengo la desgracia o somos los primeros en el campo de batalla de caer, porque estábamos viendo pacientes...

 

Me tocó atender personas que ya dieron positivo después, gente que me tocó que llevaba síntomas. Aunque tengamos todos los cuidados y medidas higiénicas, se nos va de las manos a veces, pero ni modo, porque hay que revisar el paciente. Hay que revisarlos.

Asegura que conoce otros casos de médicos generales que ofrecen consultas que también tuvieron que ser aislados, pero que no tuvieron mayores complicaciones.

 

- ¿Pensó en algún momento que no iba a salir del área de Covid-19?

No, fíjate, lo que pasó es que desde que entré yo ahí traía a mi familia en el pensamiento, nunca me derroté, nunca caí, hay formas de librar esto, nomás que hay que saberlo manejar, porque el cerebro es muy canijo.

 

Una de las cosas es la tranquilidad, el manejar la respiración, el manejar tu tiempo y manejar la situación en lo que estás viviendo, y no desesperarte. Los cambios sicológicos son muy fuertes, los primeros siete días estás en una rutina muy drástica, porque si estás acostumbrado a dormir cinco o seis horas, te las cambian, duermes una o dos, porque siempre hay algo, desde que te den medicamento, que te cambien el suero, que los otros pacientes tienen horarios diferentes y tienen la luz prendida.

Sicológicamente sí te afecta, por lo regular.

Francisco Javier sí admite que su experiencia, pese a su positivismo, era prácticamente una carrera de fondo, de resistencia, por su propio destino.

“Empiezas y no sabes cuándo ni cómo va a terminar, eso depende de tu estado inmunológico cómo está, tu estado mental, tus condiciones de salud. Lo ves como una carrera contra el destino, porque no lo viviste, estás en una situación de que es una enfermedad que desconocemos todavía”, añade.

Otra parte clave de su mejoría, piensa que puede ser que no tuvo que ser intubado, pues siempre estuvo concentrado en luchar para que no se lo hicieran.

“Si hubiera habido necesidad, cambios de coloración, insuficiencia respiratoria, entonces probablemente sí hubiera requerido, hubiera dejado, pero el caso es luchar porque no te intuben. Esa es la clave. Hay que centrarte en algo y tratar de corregir el problema. Caminar, pensar en la familia, hacer muchas cosas, mentales”, sugiere.

Francisco Javier, quien está casado con María Herminia y sus hijos son José Francisco, Brandon Alexander y Diego Yair, señala que ellos fueron un ancla para mantenerse paciente y tranquilo aún en las condiciones en que se encontraba y el lugar, por eso insiste en recordarle a la ciudadanía que se cuiden y no duden de que esto en verdad está pasando.

“Es un virus que existe, a veces nos sorprende con la facilidad en que nos vamos, y al cuarto día ya no estás en este mundo. Lo importante es entender que siempre hay que ser positivos, siempre hay que salir adelante y hacer entender a la gente todo lo que está pasando. Que el virus sí existe, y que se cuide”, finaliza.

Periodismo ético, profesional y útil para ti.

Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.


Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


¡Regístrate gratis!