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"Escuinapa pierde a un baluarte de la medicina, el doctor Rufino Prado"

"A sus más de 80 años, todavía ejercía con pasión y dedicación la gran labor de salvar vidas"

    ESCUINAPA._ No hay escuinapenses que no hayan pasado por las manos del doctor Rufino Prado Cortés, el médico que ejerció su labor hasta el final de su vida, ex Presidente Municipal que conservó el respeto de los ciudadanos que a los que gobernó y sirvió.

    La madrugada de hoy el "médico del pueblo", el ex Alcalde en la década e los ochenta, falleció en su hogar acompañado de su esposa Lourdes Yuriar de Prado y sus hijos José Rufino, Mariana, Gabriela y Francisco Javier.

    El doctor Rufino nació un 10 de septiembre de 1932 en este municipio.

    Salió a estudiar medicina a la Universidad Nacional Autónoma de México y regresó a su pueblo a ejercer su profesión, la que convirtió en un apostolado, señala su hijo Francisco Javier.

    “Mi padre hizo de la medicina un apostolado, fue un apóstol de la medicina, donde lo necesitaban estaba, aunque estuviera enfermo él, iba a dar la consulta donde se le pedía, donde se le llamaba”, señala su hijo.

    El consultorio ubicado en Calle Severiano Moreno, en el Centro, jamás estuvo solo, pese a que el número de doctores especialistas aumentó en el municipio.

    El doctor Rufino era una referencia para los escuinapenses, cuando todo parecía difícil o sin cura, era ése el lugar a donde llegaban, para tener su opinión.

    Amaba su profesión, de tal manera que si el paciente no tenía el recurso para el pago de la consulta, no la cobraba, y si tampoco tenía para la medicina, los enviaba a la farmacia de su amigo ‘Ponchito’ Díaz, donde pasaría a pagar el costo de ésta cuando salía del consultorio, dice su hijo.

    De figura bonachona y risa suave, el doctor fue reconocido por el Colegio de Médicos del que formó parte, por ser el médico que con más de 86 años seguía ejerciendo la actividad, seguía preparándose, leyendo sobre todo lo que en medicina continuaba ocurriendo y que requería de preparación.

    Era conocido no sólo en el municipio, las colonias o comunidades, sino en Nayarit y Durango, en donde también atendía pacientes, con diagnósticos acertados.

    Su pasión fue la medicina, pero también decidió incursionar en la política.

    Impulsado por el PRI, fue Presidente Municipal de 1984 a 1986, siendo Gobernador Antonio Toledo Corro.

    “Dijo que iba a servir a su pueblo siendo Presidente Municipal y así lo hizo, sirvió a su pueblo, se hicieron grandes obras, pero al terminar regresó a ser médico, a sus consultas”, expresa Francisco Javier.

    Como médico se le extrañará en el gremio, lo extrañarán sus pacientes que ya no lo verán llegar con su maletín a sus casas, en su auto un Dodge Stratus verde 2002, en el que recorría las colonias populares o las comunidades donde se le llamaba.

    Pero como papá se le extrañará más, fue un ejemplo a seguir por ser honesto, cariñoso, buen esposo, buen padre, buen abuelo, pero también reconocido como excelente médico por ellos mismos.

    Y aunque Francisco Javier fue el único que decidió seguir sus pasos, es difícil poder alcanzar el nivel de sus ‘zapatos’, explica.

    “Mi papá fue mi segunda escuela en medicina, dejo unos zapatos muy grandes para llenarlos, una ‘vara’ muy alta, nunca dejo de actualizarse y era un médico reconocido, pero sobre todo muy querido” explica.

    El doctor Rufino Prado fue despedido este mediodía con aplausos, mientras a las afueras de la Parroquia San Francisco de Asís caía una lluvia ligera.

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