|
"Columna semanal"

"Evangelización, Educación y Cultura: La cruz simbolizada en la serpiente"

"Espacio de reflexión espiritual y cultural"
18/02/2019

Padre Amador Campos Serrano

El rumor empieza a cobrar fuerza, las candentes arenas del desierto han minado el ánimo y entrega de la gente abrumada por el cansancio y la desilusión; el pueblo murmura, revelando en su frustración, la añoranza por ciertas comodidades aparentemente tenidas allá en Egipto.

La fortaleza humana ha desaparecido, perdiéndose aquel sentido de lucha que los había impulsado a la fuga y al atrevimiento de enfrentar al inmenso poder del Faraón, quedando solo el airado reclamo hacia el caudillo libertador.

Ante la irresponsable actitud del olvido de un pasado adverso, la memoria pronto desconoce las pasadas desventuras y ante los retos de la lucha por conseguir una nueva prosperidad, se desvanecen las ventajas de la nueva situación y viene el injusto reclamo por lo considerado un derecho perdido.

Dios decide castigar la ingratitud de la respuesta de quienes, obstinados en su egoísmo, olvidan el bien recibido

El antiguo símbolo del mal, la serpiente, temida y admirada, objeto de idolátrica veneración, empieza a diezmar a los hijos de Israel, hasta hacerles caer en la conciencia de la injusticia de su egoísmo y llegan a reconocer la justicia y bondad del Dios que les había liberado de la esclavitud.

El rumor. ahora convertido en un clamor, se vuelve ante quien antes hostigaban, es una súplica pidiendo su intervención para calmar la cólera divina y detener la devastación, producida por los temidos reptiles: ¡ruega al Señor por nosotros!

Moisés suplica al Señor por el pueblo y Dios, escuchándolo, determina detener la devastación. Será necesario un signo como punto de referencia, el cua,l al ser observado, les dará la salud. La ignominia de la serpiente que devastaba al pueblo elegido, en su experiencia del desierto, se ha convertido en un signo de salvación.

La ignominia de la cruz, terror en la región de Medio Oriente, sitio al cual los peores criminales eran sentenciados a morir, escarnio ante el morbo de quienes no tenían otra forma de encontrar fuertes emociones o de externar sus frustrados deseos de violencia, sofocados por la férrea presencia de la autoridad.

La serpiente en las arenas de la Península Arábiga nos ofrece una transición en la representación de este reptil, el cual, dentro de la teocracia pagana, era identificado en unas ocasiones con la maldad y en otras, como una figura de la divinidad. Aquí, con el poder de Dios, se convierte en un símbolo de salvación.

La Cruz de Cristo, como la serpiente en el éxodo del pueblo elegido, son ofrecidos a los hombres en su natural inclinación al mal, como un signo redentor, convertidos en ofrenda pacificadora de salvación.

La cruz y la serpiente son símbolo de un Dios de amor y de perdón que vino a este mundo para estar no con los justos, sino con los pecadores.

 

Periodismo ético, profesional y útil para ti.

Suscríbete y ayudanos a seguir
formando ciudadanos.


Suscríbete
Regístrate para leer nuestro artículo
Esto nos ayuda a identificarte mejor al poder ofrecerte información y servicios justo a tus necesidades al recibir ayuda de nuestros anunciantes.


¡Regístrate gratis!