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"COLUMNA"

"EXPRESIONES DE LA CIUDAD: Hablemos de música, o qué, pues"

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La ruta del paladar
01/07/2020

Anda, tú, ve con tu mamá para que te cambien por otro, me dije, cuando aquél detalló que Beethoven era como usted y como yo, ándele, en el sentido de que él también tenía sus deuditas -como algunos de nosotros con la Coppel-, que pagaba impuestos y que corría porque le pegaban. Pero aparte de don Ludwig, supe que el celebérrimo Franz Schubert, el autor de esa Serenata que se te desgrana como uno de esos sueños de cuando eras niño, era un pillo y que murió de sífilis.

 Todo esto me lo dijo Aldo Rodríguez, el más erudito que conozco en esto del devenir clásico de la música, compositores incluidos, con una sapiencia con la que te asombras -o te mueres-, de envidia.

 La otra vez hice contacto con el guitarrista Manuel Tanamachi y juntos rememoramos aquel lejano 1988, cuando él, Arón Govea y Aldo Rodríguez se integraron en un grupo al que llamaron Prakta, con música contemporánea, minimalista y la llamada new age, del que luego salió Govea y entró Pável Meza Peraza; quise refrescar los datos, porque fue justo hacia esa época cuando conocí a Rodríguez y a quien, porque ambos pertenecemos al mundo de la cultura, nunca he dejado de ver; por supuesto que cada cual en su línea: él con la música y una barbaridad más, y yo con las teclas.

Pável Meza y Manuel Tanamachi

 Salutaciones, oiga, a quien por derecho le correspondan; y todos aquellos que gustosos han oído el programa “Hablemos de Música” en Radio UAS, coincidirán conmigo en que Aldo es una eminencia.

 En el asunto de la música clásica tengo mis apartaditos, como la obra total de la cantata Carmina Burana, de Carl Orff ; las arias Barcarolle y el Dúo de las flores, con Anna Netrebko y Elina Garanca; el Coro de los esclavos, de la ópera Nabucco; y puedo mencionar Habanera, de la ópera Carmen; la Polonesa Heroica, de Chopin; y el segundo movimiento de la Serenata Nocturna, de Mozart. Y así.

 Pero son gustos personalísimos, sin mayores pretensiones, que escucho según los momentos o estados de ánimo, en el mismo tenor que disfruto los tequilazos de José Alfredo Jiménez. Pero lo de Aldo es distinto, asumiéndolo como un estilo de vida, una ventana tras la cual matiza y define su entorno, que empezó no sé cuándo, pero con la seguridad de que tiene ya 30 años amueblando los sentimientos de quienes aman este género, a través de los micrófonos de Radio Universidad.

 Pero no nada más es productor, conductor y locutor en Radio UAS, sino además músico, compositor e investigador; el referente obligado, aparte, cuando en el noroeste del país quieren saber sobre música electroacústica, que fue la línea que le descubrí a Aldo, enseguida de la etapa de Prakta.

 Quiero decir que hace cosa de un mes apenas recapacité en la complejidad de las obras escritas por Aldo Rodríguez, particularmente una de ellas, creada hace 12 años (Air Music para bailarina y electrónicos en tiempo real), tras un video en el qué danzó Teresa García, y casi descubrí Roma, imagínese, al saber que ella misma fue inventando la partitura, o como se diga, con cada uno de los movimientos de su cuerpo. Y ahora me entero que Aldo inició ayer el taller virtual “Cómo acercarse a la música de concierto”, que será una delicia para los inscritos, dados sus amplios conocimientos.

 Si escuchamos música, buena música, los niños nos seguirán; aprenderán no sólo a escuchar sino a conocer y seleccionar sus propios gustos, me dijo Aldo, al querer saber de qué iba aquel taller. Ante ello, entonces hablemos de música, o qué, pues. Y punto. Escríbame: contacto@al100xsinaloa.com

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