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"Exultante la Quinta de Beethoven en el Teatro Ángela Peralta de Mazatlán"

"Recibe apasionado aplauso la Camerata Mazatlán"

Beethoven tiene la cualidad de exaltar a sus auditorios cuando es bien interpretado, la fuerza que imprime a sus obras es elocuente, atrapa el oído de los que escuchan sus obras, su Quinta Sinfonía, una de las más populares, la han retomado para anuncios, grupos populares utilizan sus famosos acordes, es un brillante ejemplo del poder de la música de este compositor

La noche del sábado porteño fue iluminada por Beethoven en, sin temor a exagerar, exultante interpretación de su entrañable obra.

El compositor no esperó a que transcurriera ni siquiera la mitad del primer movimiento, los acordes iniciales de la obra están construidos con esas cuatro notas con las que un extenso y heterogéneo público reconoce a la Quinta de Beethoven, desde el primer momento gracias a esos sonidos la atención del auditorio esta centrada en la obra.

Con esto consigue el padre del clasisismo en la música que los oídos se concentren en su obra para que sea gozada compas por compas, la obra no le permite al público descansar, va de hito en hito desde el primer acorde, no conforme con eso el compositor vienes creo algunos momentos en donde la masa de la orquesta define un sonido que va creciendo poco a poco alimentando la emoción del que la escucha.

En el segundo movimiento se definen variaciones del tema principal expuesto en el primero, con un juego de cuerdas que son marcadas con brío por las trompetas, creando un emocionante pasaje.

Los contrabajos tienen un momento protagónico con el que da un color obscuro a un fragmento soto voce, suave y jugueton en el que las cuerdas emiten su voz y las trompetas les otorga coloraciones brillantes.

El sigilo de esa parte del segundo movimiento es llevado hacía un acelere de los violines y de ahí a un exultante sonido generado por toda la orquesta a todo volumen, los cornos marcan la entrada de los violines que corren creando uno de los más intensos y emocionantes momentos de la obra.

Después de un remanso vuelve a crecer el sonido con toda la orquesta marcando un toque marcial en el tercer movimiento, los cornos marcan la entrada majestuosa de las cuerdas para terminar en un rotundo sonido que le quita el aliento a los de las butacas.

Es entonces cuando las que tocan las cuerdas empiezan a pellizcarlas para crear un sonido cortado que le da textura a lo que se escucha, empiezan en un susurrro con el que se construye un sonido más fuerte, así pasa sin parar al cuarto movimiento que es gosozo , exultante, es uno de los momentos más difíciles para las cuerdas que no pueden perder la concentración porque sobre ellas está la parte más poderosa de este movimiento , la pieza se va acelerando hacia el final para provocar el desmayo de los amantes de la música de Beethoven que estuvo presente en Mazatlán a través de su música.

 

Aranjuez

 

No corrió con la misma suerte el guitarrista solista que interpretó el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo una pieza muy conocida por el público mazatleco por eso es que fue muy evidente y comentado en el intermedio que el interpreté se comió algunas notas y varios acordes sobre todo en la parte del adagio (segundo movimiento), que es de una dificultad técnica diabólica.

En varias ocasiones el guitarrista arrastro las notas y ensució la obra, como quiera el benévolo público mazatleco le dio un aplauso de consuelo.

 

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