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"Columna semanal"

"La Fórmula de la Felicidad: Al maestro, con cariño"

"Espacio de enseñanza emocional"
LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
23/05/2019

Recuerdo como si fuera ayer la primera lección de respeto a la autoridad que me dio mi “amá”. El maestro me había puesto un reglazo de aquellos que duelen y dejan huella, dolió tanto así, que mi fortaleza creativa priorizó la forma de dramatizarlo con mayor impacto, para que mi madre engendrara en “Godzila”, fuera y acabara con el abusivo maestro que había golpeado a su menor.

Durante el trayecto de la escuela a la casa, el dolor se mitigó un poco, no así las marcas en las blancas y descoloridas piernas de niño abusado, o sea yo. Mi mente fantasiosa pasó a priorizar la representación del drama, más que el dolor mismo. Hoy puedo interpretar que “puse mi atención plena en otro lugar”. Listo para accionar mi proyecto creativo, llegué dando de gritos a casa.

Mi madre se entretenía en las labores propias de alimentar a muchos, doña Tina, la nana, corre desesperadamente a arropar mi dolor con sus brazos y suelta la pregunta que yo había soñado en mi guión: "¿quién te hizo eso, quién fue el %$&#$$&// que tocó a mi niño?".

Desconocía la técnica para impostar la voz, pero la sabia naturaleza y mi instinto me asesoraron y me dijeron: ¡Grita muy fuerte! La reacción de mi madre garantizaba un éxito de mi plan. Sus ojos en llanto por el presunto abuso y su corazón acelerado me llenaron de confianza. Mi respuesta fue tan bien lograda que la Academia de las Artes me hubiera otorgado un premio: "El profe fulanito (guardo la identidad del agresor, porque más que nunca sigo pensado que no es permitido golpear a ningún ser vivo)".

La escena cambia cuando oye el nombre del profesor, las lagrimas se contienen, toma su “chancla vengadora” y me da solo, tan solo tres chanclazos más, afirmando: “¿qué le hiciste al profesor que se vio en la necesidad de pegarte? No quiero que se repita”.

Mi cerebro sufrió un colapso racional y emocional ¿Qué hice mal? ¿En qué me equivoqué? Hoy, con mas de 30 años en la educación, puedo afirmar que mi madre me dio una lección de respeto a la autoridad porque nunca más fui y me quejé de ningún maestro, aprendí a resolver mis “broncas” sin inmiscuir a mis padres.

¿Se pueden imaginar esto el día de hoy, que es más retador tratar con los padres que con los mismos alumnos? ¿Cuando aún en profesional los padres asisten a defender a sus niños de los abusos de los profesores? Sé que han pasado muchos años de aquella escena, que la educación ha evolucionado y que, para un servidor, debe evolucionar todavía mucho más, priorizando la educación emocional, que no estoy en ningún momento de acuerdo con el abuso de autoridad, y mucho menos con las agresiones físicas y verbales. Pero me quedo con una gran duda: ¿en qué momento estamos fortaleciendo en nuestro hijo su resiliencia, si queremos resolverle todo? Si cada intervención con los maestros es una historia creada más grande que la que les conté al principio, llena de justificaciones y “paros” del por qué no entrega tareas, por qué rebasó su limite de faltas, por qué no estudió para el examen... y la mejor forma de hacerlo es demeritando la labor del maestro.

Compartí un artículo muy interesante de los maestros “agotados emocionalmente” por el gran reto de conducir al aprendizaje a un grupo de alumnos que, en su mayoría, desconocen el significado del respeto a la autoridad, desenfocados por el abuso de la tecnología y la ausencia de hábitos sanos en sus relaciones, en sus formas de aprendizaje, en su empatía y autoestima.

Hoy, más que nunca, valoro muchísimo la frase “Al maestro, con cariño”. Admiro de sobremanera cómo, a pesar de todo lo que se afronta en un aula, la mayoría de los profes que conozco detonan una pasión llena de esperanza por formar mejor a las futuras generaciones, muchas veces “a pesar de las broncas que los alumnos viven en sus casas”.

Gracias a todos los que de corazón hacen de la palabra maestro una sobredosis de optimismo para el futuro de este País y de este mundo. Seguimos conectados a través de mi página Oscar Garcia Coach.

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