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"Columna"

"La Fórmula de la Felicidad: ¡Desde entonces, para el mexicano ser Guadalupano!"

"El coach Óscar García en su columna habla sobre la Virgen de Guadalupe"
LA FÓRMULA DE LA FELICIDAD
14/12/2018

Recuerdos y reminiscencias se acumulan ante los cantos de los peregrinos, “desde el cielo una hermosa mañana” se repite insistentemente, con una mirada llena de fe. De pronto, un post rompe mi saboreo matutino, su título: “La Virgen de Guadalupe, el mejor invento del español”.

Todo, pero todo en este mundo, puede ser cuestionado, depende siempre del cristal con que se mira, pero negarnos a reconocer que hay beneficios de tener fe, puede ser considerado soberbia intelectual.

Es en el año 2012, cuando se publicó el Primer Informe Mundial sobre la Felicidad por parte de las Naciones Unidas, es un hecho que cada vez más la felicidad tiende a ser considerada una medida que cuantifica el progreso social, los gobiernos de vanguardia poco a poco la incorporan como un factor para establecer políticas públicas, para que, mediante datos e investigaciones sobre ella, se legisle con responsabilidad y compromiso para garantizar a sus gobernados vivir una vida con mayor bienestar subjetivo.

Surgen dos grandes preguntas: ¿es esto posible? ¿Cómo se mide la felicidad? Para dar respuestas, refiero al neurocientífico Richard Davidson, quien en sus investigaciones presenta factores psicológicos que impactan directamente los niveles de bienestar y felicidad. Estos son la resiliencia, el “saborear” o mantener las emociones positivas, la atención plena, la gratitud, la generosidad, la empatía, el altruismo y el cuidado de uno mismo y los demás (autocompasión).

Existen muchas investigaciones que arrojan evidencias con resultados muy exitosos que demuestran los niveles de cada uno de estos factores, que impactan de manera sistémica. Como muestra, un reciente estudio realizado por la oficina británica de estadísticas nacionales (ONS) señala que el índice más pequeño de felicidad se registró entre las personas sin religión, sin fe.

Los resultados del último informe sobre el estado de felicidad global ha sido reflejado en el World Hapiness Report 2018, que clasifica a Finlandia como el país más feliz del mundo, seguido de tres países que han ocupado el puesto y que siempre se sitúan entre las primeras posiciones del ranking, como Dinamarca, Suiza y Noruega. Todos ellos con valores altísimos de lo que se consideran las seis variables sociales claves para el bienestar social, como son el ingreso per cápita, la esperanza de vida saludable, el apoyo social, el sentimiento de libertad, la confianza en sus gobernantes y la generosidad.

Considerando todos estos factores, surge la pregunta que fundamenta la intención de esta columna, ¿dónde te imaginas que está colocado México en esta lista?

Por si no conoces lo datos duros de nuestro hermoso País, te recuerdo algunos indicadores poco alentadores, tales como último lugar en educación y habilidades, último lugar en seguridad personal,está entre los últimos en calidad de empleo, ingreso per cápita, corrupción gubernamental y un inadecuado balance trabajo-vida.

Te sorprenderás, igual que yo, al conocer que México permanece ubicado en el top 20 de los países más felices, a pesar de todos los factores que determinan el índice.

¿Y qué crees? Uno de los factores que los investigadores han encontrado es el llamado Efecto Guadalupano, en el que la fe en la Virgen, así como el amor y apego a la familia contrarrestan exitosamente las variables de impacto en el cálculo de esta lista.

Muchas esperanzas para aspirar como mexicanos a una vida con mayor calidad. ¿Te imaginas en qué posición mundial estaríamos en los rankings si disminuye la corrupción, se mejoran los ingresos per cápita, las empresas empleadoras hacen conciencia de empresas positiva dentro del marco de ley y el bienestar, si se mejoran los servicios de salud publica y la educación se enfoca al bienestar?

Toda fuerza los hallazgos de Davidson, donde afirma que todos los factores que impactan pueden desarrollarse a través de la intención y la perseverancia, de un cambio en la educación emocional orientado al desarrollo de competencias psicosociales, no solo lógicas y numéricas.

Regreso a la lectura de post para agradecer al español que en la Conquista nos regaló, al menos, una dosis de fe, una dosis de esperanza. Me hace sentido el canto de los peregrinos cuando en la parte final afirman, que “para los mexicanos, ser Guadalupano es algo especial”.

Mientras sigo cantando desde mi reminiscencia positiva, me dejo atrapar por los recuerdos de mi madre en la ventana de su casa, en la Calle Aquiles Serdán, viendo pasar a los peregrinos enfilados a Catedral, para conquistar mi corazón con una dosis de fe que me ha ayudado mucho en mi caminar por la vida.

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