"La Fórmula de la Felicidad: ¿Me gusta sufrir o hacer sufrir?"

¿Alguna vez has hecho una pausa para observar con qué frecuencia te invaden pensamientos negativos? ¿Eres de las personas que es capaz de convertir una idea inocua en una catástrofe sumamente atractiva para sufrir por medio de nuestros pensamientos?

Por mencionar algunos ejemplos: una mancha en la piel, eres capaz de convertirla en un tumor canceroso. Un viaje en avión terminará, “casi seguro”, en un terrible accidente. Una conversación de nuestra pareja “casi” es un engaño seguro.

Como responsable de una institución educativa, estoy con un intenso seguimiento al desarrollo del fenómeno meteorológico de los ciclones tropicales y me resulta increíble cómo las redes sociales están saturadas de imágenes que no corresponden ni a “Lorena” ni a “Mario”, pero que cumplen el cometido esperado: crear caos, tensión y angustia.

Inmediatamente surge una pregunta: con tanta información confiable en las redes, ¿por qué compartimos información falsa? ¿Nos gusta sufrir y hacer sufrir?

En un hecho científicamente comprobado que un pensamiento catastrófico es realmente algo muy retador por generar el mismo resultado que estamos tratando de evitar, o sea, queremos evitar un estado desagradable y doloroso emocionalmente hablando y caemos en él.

Recuerdo que en mi clase de neurociencia nos explicaban cómo se ha comprobado que preocuparnos por si una mancha de nuestra piel es un tumor canceroso, activa regiones del cerebro y la aprehensión emocional que se produce es la misma que se manifiesta cuando en realidad tenemos un tumor. El pensamiento catastrófico también provoca picos de subida de cortisol, la denominada hormona del estrés, reduciendo de forma considerable nuestra capacidad de reaccionar con eficacia.

Lo más retador de esta situación es que a veces ni siquiera nos damos cuenta de que nuestra mente está produciendo este tipo de pensamientos dramáticos. Es decir, lo hacemos de manera inconsciente, hasta parece que lo disfrutamos, y mucho.

Uno de los grandes hallazgos para trabajar este tipo de comportamientos es buscar, a través de ejercicios mentales de atención, practicar la autoconciencia y la respiración consciente. Esto puede ayudarnos a lograr estar más en sintonía con nuestros pensamientos y darnos cuenta cuándo y cómo cambian, se transforman, se desplazan. De esta forma, seremos capaces de discernir cuando nuestros procesos de pensamiento se vuelven pesimistas, no positivos, catastrofistas sin un motivo real.

Desde que inicié la elaboración de esta columna, he contado 123 WhatsApps, 48 llamadas telefónicas y 29 mails con el mismo tema: preguntar las acciones para protegernos de lo peligroso de la fusión de las tormentas tropicales “Mario” y “Lorena”. Mi respuesta se fundamenta en el comunicado que emiten las autoridades correspondientes. Parece que la personas no quieren escuchar eso de mí, considero que lo que quieren escuchar es que se avecina la tormenta más grande de la historia para justificar las compras compulsivas de pánico, las acciones polarizadas de prevención o simplemente ese deseo inconsciente de ir a dormir sufriendo por lo que quizás nunca suceda.

Es clave administrar de forma eficiente mi manejo emocional. Reconociendo que no se puede controlar todo, debemos hacer el esfuerzo de tener en cuenta las opciones realistas disponibles en un momento determinado, un ejemplo claro, es la oportunidad de consultar la página de Conagua, incluso la aplicación del celular, hasta preguntarle a la “Alexa” de Amazon. Claro, entendiendo que tan solo es un pronóstico

Ya es de noche, sigue sin llover donde yo vivo, las clases se han suspendido por parte de las autoridades correspondientes, cuidando y protegiendo a la ciudadanía, esfuerzo muy loable. Ojalá los ciudadanos nos hagamos cargo de lo que nos toca, evitar polarizar y transformarnos en seres inspiradores, que influimos en la vida de otros.

Seguimos conectados buscado nuevos aprendizajes. Te recomiendo seguirme a través de mi pagina Oscar García Coach @LicOscarGarciaCoach.