"La mala suerte de El Guamuchilito"

"La mayoría de las familias del poblado en Navolato tienen que salir con el agua a la cintura, resguardarse en tierra alta; quien se quedó tiene que esperar a ser evacuado en una panga. Una historia, el mismo día, en 2018 y 2019"

Mientras se habla con José Luis no queda muy claro qué es lo que más le molestaba de volver a sufrir una situación como la que comenzó la noche anterior y ayer seguía sufriendo: levantarse a deshoras para evacuar a su propia familia, volver a perder enseres o soportar esa peste de lodo podrido que deja una inundación que le llegó sin invitación desde la madrugada del viernes.

Está parado con una mano en la cintura y su ropa parece un lápiz bicolor, con la parte de abajo más oscura que la de arriba, porque está húmeda.

Recién atravesó el camino principal que lleva El Guamuchilito con el agua hasta arriba de las rodillas.

 

 

Se acomoda el sombrero y mira al horizonte.

"Aquella casa blanca que ves allá, es la mía", dice.

Por segundo año consecutivo, lluvias del 19 de septiembre dejan damnificados en Navolato

Es fácil ubicar dónde comienza el caserío de El Guamuchilito desde esa posición, parados a unos 700 metros en zona alta. En ese momento la única manera de llegar hasta allá es en una panga que un vecino renovó desde el año pasado cuando el pueblo sufrió la primera noche de mala suerte el mismo 19 de septiembre por inundaciones.

José Luis, un trabajador del campo con 68 años de edad, y 40 de vivir en ese pueblo del municipio de Navolato, vino esta vez junto a José Melesio, de 63 años, también vecino del lugar.

Intentan explicar cómo el dren Cedritos se ha comportado peor en las últimas lluvias.

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Las familias tienen que resguardarse en tierra alta.

El agua que cayó por "Lorena" en la zona centro del estado no perjudicó directamente a las familias de José Luis y José Melesio, y otra docena que viven en ese pequeño paraíso de árboles robustos en medio de una planicie y tierras para cultivo.

Cuentan que las lluvias que azotaron Culiacán la tarde noche del jueves -según Protección Civil Estatal fueron 105 milímetros por una hora y 40 minutos de actividad-, encontraron en el dren Cedritos la única salida para esa zona.

Éste dren atraviesa un campo listo para cultivo a unos 50 metros del pueblo, pero el cauce y la ausencia de trabajos de desazolve y mantenimiento, propiciaron una intensidad en el flujo a tal grado que el agua comenzó a retenerse debajo del pequeño puente y regresar. También les perjudicó que con los trabajos que se realizaron en un canal de riego junto al camino, dejaron una fila de tierra que sirvió como represa para el agua que llegaba con fuerza desde el sur.

El dren Cedritos sale de la urbe de Culiacán y atraviesa la zona agrícola de Culiacancito hasta llegar a Navolato, cual río abajo en busca de la costa, pero se destuvo y estancó a unos 35 kilómetros del mar.

 

De acuerdo con vecinos las autoridades sólo "van a ver".

 

La historia se repite

 

 

José Luis recuerda que alzó todos los muebles que pudo antes de salir. Cuando se dio cuenta que el agua comenzó a perjudicarle otra vez, como el año pasado, también el 19 de septiembre, por la tormenta tropical 19E.

Decidió despertar a su esposa, poner en alto o apilar los enseres y salir en busca de tierra alta.

"Pero yo creo que tengo perdido ya", lamenta unas ocho horas después.

Y lo dice porque el nivel de agua subió cerca de un metro y con ello, imagina que propició que las cosas que servían de base habían comenzado a flotar y se derrumbó lo que estaban sosteniendo.

"Yo desperté como a las seis de la mañana y el agua ya estaba... tengo una camionetilla y ya tenía tanto así de agua", dice mientras estira la mano lo más que puede.

"Una cuarta más o menos de la llanta de la camioneta", señala.

El dren deja estragos.

"Esto antes no pasaba. O sea que cuando yo la hice (construyó la casa), no se inundaba así como se está inundando, ahora se inunda en una lluvia y ya. Ya van varias veces que ha pasado esto, unas cinco veces en 40 años", narra.

Recordó que el año pasado perdió todo. El Gobierno del Estado le regaló colchones, pero de buena calidad. La tienda Coppel le condonó deuda por enseres, sin embargo el Gobierno federal no envió lo que les tocaba y no llegó la ayuda que les prometieron con recursos del Fonden.

"Sí, he perdido (cosas), el año pasado perdí todo. El año pasado fue peor, todito, todo lo que tenía", reniega.

"Se desbordó el dren, todo eso que está pasando, eso que está aquí, es como un tapón, todo ese bordo y el dren falta desazolvarlo, pues, está tapado, no corre el agua, se va a lo más bajo, es un tapón que tiene ahí el agua", lamenta.

El problema, agrega José Luis, se extiende hasta un ejido vecino llamado 5 de Mayo.

"Estamos traumados, mejor dicho, ya; ya sabemos que nomás llueve y pasa esto. Ya sabe la gente", agrega José Luis.

"Salimos varios, pero muchos se quedaron porque tiene casa en alto y tienen miedo que les roben lo poquito que tienen".

 

 

La panga era el medio utilizado para las evacuaciones.

 

Momento de emergencia

 

 

Melesio quiere entrar a la plática. Él trabaja como velador en el rancho que está a la entrada de El Guamuchilito, una propiedad amurallada que quedó fuera de la inundación.

Melesio por eso se dio cuenta que el agua comenzó a regresar en el bordo, inundar las tierras de cultivo y subir de nivel poco a poco.

"A esa hora andaba en el rancho yo todavía... fui a despertar a la familia, a la gente, fui a hablarle a la gente, eran como las cinco y media (de la mañana)... andaba ahí avisándoles, porque no me creían que estaba el agua ya (subiendo). Muchos se vienen para acá (al rancho), aquí vienen a dar, en lo más alto, estaba lleno de carros toda la mañana", recalca.

Su casa está a unos metros de la de José Luis. Tiene dos cuartos construidos y un pasillo. Ahí vive con su esposa, un hijo, otra hija y dos nietos.

En el pueblo debe existir menos de un centenar de casas. Según información en la web, El Guamuchilito tiene una población menor a los 400 habitantes.

La gran mayoría, coinciden José Luis y José Melesio, se dedican a labores del campo, como ayudar en la siembra y cosecha, cuidado de ganado y trabajo de las tierras.

 

 

Tiempos que ya no están

 

 

El viernes por la tarde José Luis y José Melesio aseguran que la vida continuará.

Golpeados por la suerte, nuevamente en la misma fecha, pero hay algo que les molesta más: El dren Cedritos hoy trae puras aguas negras. Ya no queda nada de aquel que ellos disfrutaron hace 20 años de donde cualquiera con carnada, un anzuelo, hilo de cáñamo y algo de suerte podría atrapar una tilapia de buen tamaño.

"Toda la cochinada de Culiacán viene aquí a dar", dice José Luis.

"Es una cochinada todo, ¡Lo vieras!", respalda José Melesio.

"Por la calle queda una capita (de tierra) podrida, un mosquero...", interrumpe José Luis.

"Eso es lo que tiene", remata José Melesio.

Coinciden en que todo sería mejor si la autoridad llegara a desazolvar.

 

- Pero, ¿ese es un canal de riego o pluvial?

 

Sí es de riego, desemboca todo.

 

"Para que mejor entiendas, todo lo de Culiacán viene por aquí", dice.

Mientras terminan de relatar otra mala experiencia en tiempo de lluvias, en el lugar hay una docena de elementos de Protección Civil del estado y de la Policía Municipal de Navolato. Algunos en las patrullas, otros recargados y otros pocos entre los damnificados.

 

- ¿Y la policía, la autoridad qué les dice?

 

"¡Vale roña!", exclama José Luis.

 

"Ellos nomás vienen a ver", secunda José Melesio.

"Ahí no están encaramados nomás, para taparle el ojo al macho", completa José Luis.

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