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"COLUMNA"

"La Ruta del Paladar: Homenaje gastronómico a Lola La Grande"

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La ruta del paladar
13/06/2018

Tuve la suerte de conocer a un tipo de mujer que no grita mami cuando se pincha un dedo, sino que prefiere estar con las manos sobre la barra de la vida, dando golpes con los nudillos al reclamar por sus pagos, en el entendido de que la vida es como un restaurante caro y cada situación tiene su costo.

Pasionalidad creativa, quizá sea la frase para definir a la empresaria Irene Pasos, porque de otra manera no podría explicarme el universo chispeante que compone a Casa Morán, en donde estuve para degustar el efecto hipnotizante de la fusión gastronómica México-italiana, en un ambiente familiar y colmado de detalles, pero que además me representó un viaje al pasado, dado que dicha firma ocupa un inmueble emblemático en la historia arquitectónica de la ciudad.

Casa Morán, frente a la Plazuela Rosales.

Cuando me fue ofrecido el platillo que en la carta se denomina ‘Lola Beltrán’, paseé la vista por las antiguas paredes y concluí que también, hace más de 90 años, Alejandro Vega, investido como gobernador de Sinaloa, se dispuso a cenar, porque esta era su casa, justo frente a la Plazuela Rosales, por aquel tiempo de esplendores burbujeantes, dado que hacia la década de los 20, toda esta demarcación vivía su Edad de Oro, con la presencia de familias de apellidos lustrosos, como los Almada Calles, que tenían su morada en lo que hoy es la Casa de la Cultura de la UAS.

Un lugar del bien comer.

Quién iba a pensarlo, me dije, esto de gozar placeres culinarios en el mismo sitio de un mandatario de antaño.

De regreso al presente, volví los ojos a la mesa y quise relacionar mi plato con la entrañable Lola, compuesto por una cama de espagueti y topping de camarones, y a través de Irene me enteré sobre detalles que ahora recreo: para empezar, la pasta es salteada con hojuelas de ajo y chile de árbol, más un toque de vino blanco y jugo de limón, ingredientes que amaba nuestra insuperable intérprete; en cuanto a los crustáceos, su presencia ni siquiera ocupa justificaciones, puesto que son adorados por todos; y si Lola los tuvo en su cocina, eran de las aguas de Caimanero, pueblo ubicado a unos kilómetros de El Rosario, su tierra. Y de allí el nombre, el homenaje, la ruta del paladar.

Platillo Lola Beltrán

Quiero decir que en mi personal esquina de recuerdos culinarios, se ha quedado impreso el exquisito sabor del espagueti, con ese dejo ácido y picantoso, refrescante y halagador. Un logro fantástico.

 También sirvieron el platillo ‘Jesús Andrade’: filete de salmón envuelto en pasta hojaldre, espinacas y bañado con una salsa de pimientos riquísima, decorado con motas diminutas, aunque las rojizas guardan un deseo: son de salsa de La Guacamaya, de origen rosarense, porque a Irene Pasos le es inevitable dejar de honrar al terruño que la vio nacer.

Platillo Jesús Andrade

Pero es que en Casa Morán todo es cortesía, por eso los platillos fueron bautizados con nombres de personajes o sitios emblemáticos citadinos. Y cuenta además con su propia marca de vinos.

Tienen su propia marca de vinos

En Morán, arte, historia, cultura y gastronomía van de la mano. Es un festejar constante, un foro extraordinario para bien comer y ver pasar la vida.

Déjese seducir por Casa Morán, orgullo del barrio histórico, ubicada por la calle Riva Palacio 658, en Culiacán, frente a la Plazuela Rosales.

El platillo ‘Lola Beltrán’ tiene un costo de $160.00, y el ‘Jesús Andrade’, $185.00. Ya luego hablaré del vino. Y es todo.

Escríbame: contacto@al100xsinaloa.com

 

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