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"COLUMNA"

"Las alas de Titika: Memoria viva"

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LAS ALAS DE TITIKA

Sonó la alerta y atendimos el simulacro. Corría el minuto de silencio y escuché que cayeron varios mensajes a mi teléfono; lo revisé y sólo uno me inquietó. No quise abrirlo, no era buen augurio. Seguí en lo mío y me apersoné en la sala. En la mesa, los invitados hablaban y compartían experiencias del 85 y de lo ocurrido apenas el año pasado. Las imágenes proyectadas eran escalofriantes. Se hablaba del gran negocio inmobiliario y de los perímetros —2 mil metros— que daña cada nueva construcción. Yo sólo pensaba que justo el edificio de enseguida tenía más de 20 pisos. ¿La charla ocurría en un perímetro dañado que pronto colapsaría? —Traté de calmarme—. Vivimos en perímetros reblandecidos; seguro saben lo que hacen. La futura funcionaria, presente, fue puntual: “No tenemos inventario de los daños. No hay un plan de reconstrucción. No tenemos claridad y hay opacidad del uso y destino de los recursos donados. Lo que proponemos es que se suspenderán todos los mega-proyectos y se revisarán uno por uno”. Imaginé abandonadas las excavaciones profundas que están por todos lados y pensé que en un descuido caeríamos y nadie se daría cuenta. —Retomé la paranoia—.

La experta terminó diciendo que desde 1925 se tiene anunciado el hundimiento de la ciudad y que en el año 50 ya se empezaron a ver casos críticos. Que en países como Chile, la gente no sale de su casa cuando escucha la alerta sísmica porque tiene certeza de que su edificio no le caerá encima —No tenemos certezas. La paranoia se convirtió en tristeza—. La mujer cayó y siguió el turno del Comandante Carlos Cienfuegos; quien no lo conozca, él es el rescatista más respetable de México —yo lo conocí ese día—. Cienfuegos ha salvado gente en todos los rincones del mundo. Dijo que México no entiende y que nos invade la corrupción, la pobreza y la estupidez: “la corrupción es lo que mata a la gente” —sólo se refería a los sismos—. Cuestionó el cacareado: “No corro. No grito. No empujo”, dijo que en el 85 quienes corrieron y gritaron fueron los que se salvaron. —La tristeza se convirtió en angustia—.

El moderador retomó la palabra y habló de innovación social: “debemos unir a la sociedad civil, gobierno, empresarios, académicos…” Continuó el artista: “Yo soy un artista damnificado. Perdí mi casa y no tengo donde vivir. La ayuda que me ofrecen es pasar de damnificado a endeudado y la otra es la redensificación, que es sumarle pisos al edificio donde nos encontramos viviendo”. Criticó que muchos medios lucraron con la tragedia, particularmente con la historia de la perra Frida. “Creo que dice mucho de nosotros pretender que un perro sea un héroe ante un terremoto”. Finalizó contando que luego se vendieron figurillas de Frida, como un talismán protector de la casa y contra terremotos. El mensaje del teléfono empezó a inquietarme; lo olvidé cuando anunciaron el esperado documental S19; realidad virtual; una propuesta que se incluye en el Proyecto S19.

“Un proyecto de tecnología cívica que entre otras cosas incluye una nueva forma de hacer periodismo peer-to-peer (P2P)”, ilustraba el moderador. Con ficha en mano, nos encaminaron a la sala de proyección donde esperaban las respectivas gafas Oculus VR360. Subimos a un montacargas que apenas despegó se quedó atorado —20 almas angustiadas dudando de la realidad virtual— Todo pasó. Un documental muy vívido, en formato inmersivo, donde se muestran los 40 días posteriores al sismo S19, 2017 —narrativa central de Lorenzo Meyer— y una excelente muestra fotográfica que permanecerá en la Cineteca, de forma gratuita, hasta el 14 de octubre.

Salí a toda prisa y al fin leí mis mensajes. En efecto, no fueron buenas noticias. Un sentimiento mezclado y extraño —no por el documental, sino por las desapacibles nuevas—, pese a eso el hambre no me abandonó y pasé a una fonda a comerme un Caldito de pollo —así anunciado—, pasé el bocado y terminé mi noche escribiendo en un café. En eso estaba cuando reventó una lluvia endemoniada. A los dos minutos cayó un rayo —creo que a 50 metros de mí pues mis tímpanos quedaron retumbando. Por último se fue la luz y aquello quedó en obscuridad tenebrosa. Otro 19S

 Comentarios: majuliahl@gmail.com

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