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"Late la vida en los 25 años de Delfos"

"Estrenan en el Teatro Ángela Peralta Manglar, la obra con la que celebran su aniversario"

    Late la vida en la esperanza que sobrevive entre la destrucción de la naturaleza en la que el ser humano trabaja con ahínco día con día, la Compañía de danza contemporánea mazatleca Delfos reflexiona sobre esto en su obra más reciente, Manglar, que es parte del programa de tres obras: Concierto barroco, Proa y Manglar con las que la compañía está celebrando a nivel nacional su cumpleaños de plata.

    El pasado 2 de agosto lo presentó en el Palacio de Bellas Artes teniendo como invitados a las personalidades más importantes de la danza en México, ahora llega a Mazatlán para ser compartida con los porteños.

    Delfos ofreció su primer función en la Ciudad de México 1993, en ella presentó una de sus obras insignias Trío y cordón que marcó la escena dancística de este País, su propuesta diferente, su ritmo acompasado, la estética cargada de sutilezas: miradas, cuerpos que tocan el aire, definió una manera diferente de abordar este arte.

    Desde ese momento marcaron una pauta a seguir, así arrancó la carrera de esta compañía que cinco años después de ese momento convirtieron a Mazatlán en su hogar y fundaron su escuela en el Centro Municipal de Artes.

    Manglar es una obra intensa creada por Víctor Ruiz, barroca y posmoderna en cuanto a sus imágenes, es un cuestionamiento a la forma en que el ser humano se destruye a si mismo y a su entorno, el nombre de la obra es un contrapunto, un contraste porque en el manglar se genera y se protege la vida de muchas especies vulnerables, los humanos es una de ellas.

    Es una obra que consolida su equilibrio enfrentando a los contrarios, lo encuentra exponiendo la diversidad de actitudes de sonidos generados por las músicas y texturas que proporciona al ojo el vestuario y la escenografía.

    La obra es deslumbrante, no solo por la danza que se instaló en el foro, la escenografía de Fernando Feres latió literalmente en el escenario, se movió como un ser vivo que cobijó y enmarcó con su movimiento a los bailarines.

    Manglar transitó de un primer momento dramático, en el que seres contundentes, mitológicos representaron el enfrentamiento entre el bien y el mal, acompañados por sonidos abstractos carentes de melodía, el baile se traslado a una música ligera, rítmica, el estilo de Ray Conif.

    El tono de humor permeó los pasos, las actitudes, los rostros, la escenografía, representado la decadencia y la destrucción que siempre va acompañada de la frivolidad.

    El final fue exquisito, la escenografía cobijó a los bailarines, personajes vestidos con túnicas griegas fabricadas con frágiles y volátiles gasas de color carne.

    En esa parte la esperanza rebosa el escenario en una acción dancística que evidenció cómo el arte le permite al ser humano repensar su realidad y soñar que la destrucción del mundo aún puede ser reversible.

    Concierto Barroco fue una excelsa demostración que unió lo visual y lo sonoro para mostrar como la danza puede representar la hermosa vida, los cuerpos fluyen en el escenario, veloces, ágiles con movimientos guiados por el ritmo y el tiempo musical festivo de concierto para dos violines y orquesta de Bach, logrando que la música se pueda ver a través del movimiento exultante del cuerpo y así conmover a los espectadores.

    Proa es una obra experimental de Claudia Lavista en la que brilla el movimiento pero también la música creada en el escenario mientras se desarrolla la obra, el compositor y ejecutante es el percusionista mazatleco Jonathan Torrijos, es un discurso sobre la angustia, la desazón en la que viven permanentemente los migrantes.

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