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"El cuerpo como un lienzo"

"Mazatlán, la capital del tatuaje"

"Los turistas, la playa y una generación de tatuadores de calidad han convertido el arte de pintar cuerpos en una industria en ascenso"
29/05/2018

Ariel Noriega

El mejor lugar para lucir un tatuaje es la playa y los mejores clientes, durante muchos años, fueron los turistas extranjeros, esas son las razones por las que Mazatlán terminó convertido en la capital del tatuaje en Sinaloa.

Hoy, todos los días, varias personas se ponen un tatuaje en el puerto, pero las cosas han cambiado en los últimos años, ahora la mayoría son mexicanos, y aunque muchos prefieren lugares del cuerpo donde puedan ocultarlos, cada vez es más común traerlos a la vista de todos.

Atrás quedaron los estigmas que ligaban a los tatuajes con la delincuencia, hoy, modernos estudios mazatlecos ofrecen arte en la piel; los precios varían según la demanda del tatuador, el tamaño y las características del tatuaje.

Los mejores tatuadores trabajan con agenda, tienen sus reglas y no rayan por rayar, el tatuaje debe de tener un sentido, respetar técnicas, colores, y se pueden negar a hacer algo en lo que no están de acuerdo, después de todo sus trabajos salen a la calle y con ellos va su prestigio.

La regla dice que el que se hace un tatuaje siempre regresa por un segundo, se vuelve adictivo y parte esencial de su cuerpo. Con los años, el tatuaje pierde color y hay que retocarlo o hacer uno encima, llamado “cover up”.

En el puerto existe, incluso, una tienda dedicada a vender productos para tatuadores, ya no hay que viajar a las grandes ciudades para conseguir tintas y agujas.

La tecnología también ha impactado el mundo del tatuaje, las antiguas máquinas se han convertido en gadjets futuristas que llegan desde Alemania, Japón, China o Estados Unidos.

Pero a pesar de su crecimiento desmesurado, el mundo del tatuaje no ha perdido ese halo de misterio y temor que cubre a una actividad salpicada de sangre y dolor, ni sus rituales, donde líneas y colores adquieren un significado que generalmente te acompaña para el resto de tu vida.

 

 

Talento

La primera impresión que te regala el estudio del tatuador Eduardo Camacho es de profesionalismo.

Una cita con él implica esperar por lo menos dos meses, hay que encontrar un sitio en una agenda que implica viajes a los principales eventos de tatuaje en México y la posibilidad de invitaciones inesperadas.

Una vez en su estudio, Camacho inicia la sesión alrededor de las 12:00 horas, sentándose con el interesado para saber qué tipo de tatuaje, observa su color de piel y hace sus recomendaciones.

“Mucha gente viene con referencias de tatuajes ya hechos, mejor que busquen a un artista, que le cuenten su idea y que le haga algo propio, para que surja algo de aquí, un estilo propio”, recomienda Eduardo.

El trabajo inicia con una especie de ceremonia, donde Eduardo pregunta por el tatuaje que quieres, pero lo hace como si preguntara por un proyecto de vida. Observa tus respuestas, el dibujo que llevas en un papelito, la emoción que sientes al platicarlo.

Las primeras preguntas le permiten a Eduardo saber si estás seguro de lo que vas a hacer, los perdidos que no saben lo que quieren duran muy poco en el estudio, pero si estás convencido el ritual comienza a tomar forma.

Una vez que has elegido un tatuaje, Eduardo lo observa con cuidado, mira el color de tu piel, el lugar donde lo quieres y lo hace suyo, te ofrece opciones, colores, el tatuaje aparece en la pantalla de su laptop y juntos lo van definiendo hasta llegar al sueño que quedará grabado en la piel.

De la computadora, el tatuaje pasa a una impresora que convierte la imagen digital en una plantilla, como los calcantes de papel carbón, aquellos que se usaban para sacar copias mientras se escribía a máquina, o parecido a una calcomanía, para los más jóvenes.

La plantilla se pega en la piel, en el lugar donde se hará el tatuaje, y al retirarla deja pintadas las líneas del tatuaje, una guía para que el tatuador pueda hacer su trabajo, aún y si la piel se estira o si el cliente se mueve.

Se calcula que las agujas entran entre mil 500 o 3 mil veces por minuto en la piel, dependiendo la velocidad y la cantidad de agujas que demande el tatuaje.

Eduardo ve el dolor como parte del tatuaje, un dolor que aumenta en zonas donde la piel es muy delgada y que va creciendo con las horas que se alargue el tatuaje.

La sangre brota de la piel castigada por las agujas, pero se confunde con los colores y es limpiada de manera automática, una y otra vez, con unas toallas de papel que no dejan restos en la piel, hasta en eso ha avanzado el mundo de los tatuajes.

Los tatuajes son resistentes, soportan casi todo, pero tienen que tener sus cuidados.

“El sol es el único enemigo de los tatuajes, el sol los degrada, es lo único que los puede dañar”, explica.

Cada 10 años, más o menos, los tatuajes deben de ser “coloreados” de nuevo o pueden cubrirse por nuevos proyectos.

Antes, los tatuajes eran unas líneas negras torcidas sobre la piel, ahora son líneas geométricas, símbolos, retratos de personas, dibujos, personajes famosos, historias gráficas, barcos que se están hundiendo, peces japoneses, pulpos, cocodrilos…, la imaginación es el límite.

 

 

Tekato histórico

El mundo del tatuaje en Mazatlán le debe sus inicios, en gran medida, a Tekato Herrera, un tatuador con más de 20 años en el puerto, que soportó crisis económicas, discriminaciones y malos ratos, y que ahora dirige uno de los estudios de tatuaje más respetados.

“Cuando empezamos aquí, hace 20 años, no había ningún tatuador en Mazatlán, fuimos los pioneros”, recuerda Herrera.

Tekato es un superviviente de otras épocas, cuando no existían tiendas de productos de tatuaje en el puerto y había que pedir las cosas a Guadalajara, Ciudad de México o Estados Unidos.

En sus inicios como “rayador”, las agujas se tenían que soldar a unas ruidosas máquinas de bobina y que emitían una intensa vibración con la que tenía que lidiar el tatuador.

Parte del éxito de Tekato fue su capacidad para asimilar la nueva tecnología y actualizarse, hoy trabaja con máquinas rotativas, silenciosas y firmes, aunque asegura que el trabajo sigue siendo el mismo.

Hablando de tatuajes, Tekato tiene todas las anécdotas, recuerda un tatuaje que le llevó más de dos meses.

“Hice una espalda con un tatuaje de más de 60 horas”, recuerda.

Después explica que un tatuaje se trabaja por sesiones de cuatro o cinco horas por día y entre cada sesión debe de haber una semana de descanso, para que la piel se recupere.

Si alguna vez alguien quiere reconstruir la historia del tatuaje en Mazatlán, tendrá que hablar con el Tekato, él todavía recuerda que al principio el 80 por ciento de sus clientes eran turistas extranjeros.

“Ahora es al revés, el 80 por ciento son mexicanos y el resto son turistas extranjeros”.

También recuerda que hace 20 años, nueve de cada 10 clientes eran hombres, una proporción que cambió hace 10 años, cuando siete eran hombres y tres eran mujeres.

“Hoy de cada 10 clientes que llegan al estudio, siete son mujeres y solo tres son hombres”.

El rayador con más historia del puerto asegura que la aceptación de los mazatlecos por los tatuajes ocurrió hace una década, cuando los artistas, deportistas y profesionistas comenzaron a tatuarse.

Además de tatuador, el Tekato es un maestro, de su estudio salió Osiris, un tatuador mazatleco reconocido a nivel nacional y con presencia internacional, avecindado en Guadalajara.

Por el Tekato han pasado todas las modas, hizo cientos de infinitos y tribales, ahora raya flores y letras que están de moda, y seguramente en unos años tatuará lo que le pida el cliente, el chiste es seguir en un mundo que él ayudó a fundar en el puerto.

 

 

Familia tatuaje

Los tatuajes nacieron en Mazatlán en la Zona Dorada, crecieron en el Centro y ahora han llegado a toda la ciudad, incluida la Colonia Juárez, donde una familia ha decidido dedicarse a dejar su arte en la piel.

El mundo de los tatuajes va perdiendo poco los mitos que lo rodean, el último tiene que ver con el género, antes era un oficio de hombres y para hombres, hoy ya vimos que las mujeres son las mejores clientes, y también se han animado a comenzar a tatuar.

En la Juárez, varias jovencitas se abren camino en el mundo del tatuaje, pero llama la atención Laura Morales, ella no solo es mujer, es mamá y su esposo, Víctor, también es tatuador.

Comenzar a tatuar es el periodo más difícil para un tatuador, es un oficio que se aprende echando a perder, la mayoría comienza tatuando naranjas, pero Laura tuvo a Víctor para experimentar.

“Me daba sus muslo para tatuarlo porque si la regaba no se veía”, sonríe.

Laura y Víctor trabajan en su casa, mientras educan a su primer hijo. La ventaja es que no tienen que salir para trabajar, los clientes llegan solos y cuando tienen que salir de viaje a expos en otra ciudad se llevan a su hijo.

Con tapabocas para evitar cualquier problema, Laura explica los detalles de un mundo que cada vez crece más en Mazatlán y que comienza a ser una industria que da empleo a decenas de personas y con un poco de suerte hasta forma familias.

 

 

Para saber:

Las agujas utilizadas en los tatuajes son consideradas desechos biológicos y recogidos por personal especializado.

En Mazatlán operan alrededor de 20 estudios formales de tatuajes

Se calcula que alrededor de medio centenar de tatuadores trabajan de manera informal en sus casas.

Un tatuaje de calidad puede costar entre 2 mil y 4 mil pesos la sesión.

 

 

Tonos según la piel

Piel morena: Negros y grises mezclados con algunos colores.

Piel oscura: Negro sólido mezclado con algunos colores.

Piel blanca: Soporta todos los colores.

 

 

 

Estilos de tatuaje

Tradicional Americano: Versión americana de los tatuajes japoneses con reglas estrictas en uso de colores y líneas.

Neotradicional: Versión moderna de los tatuajes tradicionales americanos.

Realismo o Hiperrealismo: Retratos, lo más parecido a la realidad.

Puntillismo: Uso de pequeños puntos para formar figuras.

Tribal: Arte milenario de las islas polinesias

Nueva Escuela: Grafitti llevado a su máxima expresión.

Acuarela: Uso de colores como si fuera una pintura de acuarela.

Abstracto: Mezcla de realidad y fantasía.

Negro y rojo o Realismo y basura: Contraste entre orden y caos.

Tradicional Japonés: Tatuajes del japón antiguo.

Líneas: Uso de líneas para hacer figuras.

Tatuajes en negro: Tinta negra que resalta los colores de la piel.

Geométricos: Figuras geométricas.

Bosquejo: Dibujos que parecen borradores en papel.

Ilustración: Dibujos de maquinaria que parece estar dentro de la piel.

 

 

 

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