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"COLUMNA"

"Medicina del Deporte"

"Fracturas por fatiga (1 de 2)"
MEDICINA DEL DEPORTE

Amigo lector de Noroeste. ¿Usted cree que realizar deporte es salud?, yo en lo personal le diría, depende, esto por qué, veamos. Cuando usted se decide a realizar alguna actividad física deportiva es bueno, pero cuál sería su meta, la salud o su "ego".

Si recordamos que para realizar cualquier actividad debemos conocer el cómo hacerla (preparación y práctica), pero si lo hace porque tiene nociones o la ha visto hacer "y se le hace fácil hacerlo” puede que tenga buen resultado, pero a costa de que si es que lo logra.

Ahora si alguien lo ve y observa que tiene cualidades, es probable que lo invite a entrenar para mejorar lo que hizo "sin preparación", recordemos que no existe "entrenador cobarde", le inicia un entrenamiento donde lo más factible es que no le haga una historia clínica deportiva, en esto es indispensable la edad, ya que si se encuentra en la etapa de desarrollo y crecimiento el entrenamiento es uno, y si ya está "maduro" el entrenamiento es otro, ya que el hueso es maleable y va a ser estructurado de acuerdo al esfuerzo sometido (Ley de Hooms). Por lo tanto de acuerdo a las cargas de trabajo a que sea sometido el futuro atleta será su pronóstico en los resultados deportivos.

Este tipo de fracturas fueron descritas inicialmente en el año de 1885, y se les denominaba como edemas dolorosos del dorso del pie, también a las fracturas por fatiga se les denomina como fracturas por estrés, dado que el término de fatiga puede encubrir el hecho de que el hueso afectado es un hueso sano.

Etiología

Las fracturas por fatiga se dan en diversas modalidades deportivas, sobre todo en carreras, saltos y lanzamientos, aunque en otras disciplinas deportivas también están presentes, donde la causa favorece a varios factores como es la responsabilidad tanto del atleta como del entrenador en el diseño de cargas.

Dos son los elementos que favorecen su aparición: el exceso de entrenamiento, con repetición de los mismos movimientos y los mismos esfuerzos en un deportista entrenado o, por el contrario, la novedad del ejercicio es una persona no entrenada.

Sintomatología

El atleta se queja al final del entrenamiento de dolor moderado, casi insignificante, que cede con el reposo; en días sucesivos, el dolor sobreviene cada vez en forma precoz durante la realización del esfuerzo, hasta que finalmente aparece incluso al margen del deporte.

El dolor inicial, muchas veces difuso, tiene tendencia a localizarse posteriormente. En ocasiones, el comienzo parece súbito.

Continuaremos la próxima semana.

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