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"MIGRANTES Una caravana movida por la fe"

"Con la coordinación del sacerdote católico, Miguel Ángel Soto Gaxiola, y funcionarios de Gobierno del Estado se da la operación de transporte masivo de migrantes por el estado de Sinaloa, por el que pasaron cerca de 5 mil centroamericanos"

“Bienvenidos al municipio de Escuinapa, ustedes están llegando al estado de Sinaloa ubicado en el noroeste del país. En este lugar les vamos a proporcionar autobuses para que continúen su recorrido hasta Navojoa, Sonora, acercándolos a la ciudad de Tijuana”.

Es la voz del padre Miguel Ángel Soto Gaxiola, coordinador de la Casa del Migrante en Culiacán y responsable del operativo para trasladar a los cerca de 5 mil migrantes que han pasado por Sinaloa hasta el momento.

Al micrófono repite una y otra vez las instrucciones en el punto de revisión fitosanitaria de La Concha, convertido en un campamento humanitario para ayudar a desfogar de manera controlada el éxodo centroamericano que se ha desbordado y dispersado por el país.

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—Ayúdennos para poderlos atender mejor. Tengan paciencia en unos momentos serviremos el desayuno. Por favor, respeten a mujeres y niños. Si tienen necesidad de ir al baño, los baños para hombres se encuentran de su lado izquierdo, mujeres tienen que atravesar la rampa.

Insiste el presbítero de la parroquia del Carmen de la capital sinaloense, donde es conocido por su capacidad de captar fondos para obras de beneficencia.

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Ahora se encuentra en medio de la emergencia que ha significado la salida de miles de hondureños de su país, así como de otras naciones centroamericanas.

Y les advierte:

—Por favor, se les pide no pasen a aquella área donde están por salir los autobuses. Pronto habrá autobuses para ustedes también.

Desde el domingo, los camiones con plataforma, tractocamiones y autobuses no han dejado de llegar a La Concha, donde se vive la sensación de estar en un campo de refugiados.

Un ejército de voluntarios han ayudado a preparar los alimentos, que se preparan en los comedores comunitarios del gobierno estatal, personal de la Cruz Roja y de Protección Civil se toman de las manos y hacen una cadena humana para organizar el abordaje de los migrantes a los casi 50 autobuses que han partido desde ese lugar.

Los migrantes corren y gritan de gusto cuando les llega el turno de abordar, y así seguir su anhelo de llegar a la frontera con los Estados Unidos.

Viajan con amigos, solos, con familia, hombres, mujeres y niños... La mayoría jóvenes. Dicen sentirse más seguros en la caravana. Como Brayan. Hondureño. Cuenta que desde hace años pensaba en el sueño americano, pero no se animaba: “Ahora que se dio esta oportunidad me siento más motivado”.

No teme a las amenazas de Donald Trump. Sin explicar por qué tiene fe en que todo le saldrá bien en este viaje.

“Nadie organiza, bueno al principio quizás sí, pero más una manera de coordinar por los diferentes departamentos, ahora esto es espontáneo, ya se ha salido un poco de control”, argumenta el joven de 21 años, quien dijo como todos que huyó de la violencia y de la pobreza, generada por su mal gobierno.

Llega la hora de la comida. Las filas son enormes. Y la paciencia es clave. Reciben una torta de ensalada de atún y una botella de agua de un litro.

Comen en los pasillos, algunos sentados junto a las colchonetas donde pudieron pernoctar un día antes. Están resguardados en la sombra de los galerones del punto de revisión, normalmente lleno de tráileres que transportan todo tipo de alimentos.

El visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Jesús Salvador Quintana Roldán, arriba al sitio. Habla sobre las condiciones del albergue. “Son aceptables, considerando que es un lugar donde estarán de paso; podemos ver que tienen comida, tienen colchonetas para descansar, tienen baños y manera de bañarse”.

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La operación

 

Parten los autobuses, casi todos pertenecen a las flotillas de camiones urbanos con rutas de la ciudad de Mazatlán, que ahora deberán hacer un recorrido de más de 600 kilómetros hasta el desierto de Sonora.

Fueron proporcionados por la sociedad civil, asegura el padre Miguel Ángel.

“Nosotros tenemos un grupo de gente que están dispuestos a ayudar, sólo esperan a que les digamos qué se necesita, el gobierno sólo nos ha dado las facilidades, como el paso por las casetas y toda la ayuda de las diferentes dependencias, con protección civil, con el municipio, Protección Civil, Cruz Roja... han hecho un trabajo extraordinario”.

Niega que sea una estrategia de sacar a los migrantes del estado:

“Se les pregunta si alguien desea permanecer en el estado de Sinaloa, lo que ellos quieren es ir hacia el norte, por lo que se les dan las facilidades”.

El sacerdote católico no cuestiona las causas políticas o económicas que obligan a las personas a huir de sus países. Lo central es brindar la asistencia humanitaria.

Pero eso sí, para él, el desplazamiento forzado de poblaciones es el principal flagelo de la humanidad hoy en día.

“Hay que considerar que el principal problema de la humanidad el día de hoy es el desplazamiento humano, no es la droga, no es el crimen ni la corrupción, el principal problema hoy, es un problema global es la migración, desde hace tiempo nos estábamos preparando para este evento, ya lo veíamos venir”, resalta.

Vuelve a su papel de organizador de masas y lanza una oración a la Virgen de Guadalupe para que proteja a los migrantes, quienes ansiosos esperan el momento de avanzar en su camino.

 

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