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"Penélope Luna brinda romántico concierto en el Teatro Ángela Peralta"

"La soprano mazatleca se presenta con apoyo de la beca Profest, acompañada del pianista Héctor Acosta"

MAZATLÁN._ La noche del jueves, en el marco de eventos que la beca Profest está apoyando para enriquecer el Festival Cultural Mazatlán, se presentó la soprano mazatleca Penélope Luna acompañada del pianista Héctor Acosta.

Los dos artistas consiguieron que sus artes se conjugaran en una brillante interpretación de canciones populares mexicanas de la primer mitad del Siglo 20 creadas para voces operísticas.

Concierto clásico mexicano fue armado por estos dos músicos de altos vuelos con una selección de canciones populares que exigen un alto grado de la técnica vocal de quien las interpreta.

Cada una de las piezas son un homenaje, una descripción de las vicisitudes que implica vivir el amor romántico, el amor, el desamor, la infidelidad, el dolor, la alegría, la zozobra.

En el nuevo milenio, las generaciones a las que pertenece este tiempo, las que definen cómo será recordado, las que ponen las pautas para hacerlo intenso, las que determinan las reglas para vivirlo, cuestionan las formas del amor romántico, el que describen estas canciones.

En donde el amor romántico es objetado por esta nueva generación, no con teorías sobre la relación de pareja, simplemente se remiten a los hechos, las viven de diferente manera, en donde el compromiso, la fidelidad, la monogamia son puestos en tela de juicio, tendrán que experimentar y ver si los resultados funcionan para generar una existencia estable y plena.

Para esta generación, independientemente que les guste la música de las piezas, deben sonar extrañas las letras de canciones como Lejos de ti, Alma mía, Te quiero dijiste, Besos robados, en donde la dependencia del ser amado y una baja autoestima que prefiere morir antes que vivir sin el objeto de su querer, se evidencia en los versos creados por Tata Nacho, María Grever, Jorge del Moral.

Las letras están envueltas en una música maravillosa que el pianista Héctor Acosta llevó a lo sublime con una interpretación cargada de matices, pianos y fortes ejecutados con precisión para crear efectos emocionales que fueron dirigidos directos al corazón del auditorio.

La voz y los sonidos del piano entraron en una simbiosis, unidos intencionalmente potenciaron el dramatismo de las letras. El pianista seguía fiel a la voz para alargar un compás que enriqueciera la letra o para dar un remate con el que reforzó un momento emotivo de gran fuerza, de tal manera que cada pieza fue una sorpresa de emociones para el público.

La espléndida voz de soprano coloratura de Penélope Luna le permitieron manejar un amplio registro de notas que la dejaron decorar con infinidad de colores cada una de las emociones impresas en las letras de las canciones. La experiencia de la cantante le permitió bordar cada frase, descender a las notas bajas para elevarse a las alturas de los trinos sin perder el dominio de lo que quería expresar.

Las suntuosas actuaciones de los dos artistas consiguieron que el concierto realmente fuera inolvidable. Las virtudes de la cantante y del pianista encontraron un vehículo para impresionar al público con el repertorio de canciones populares mexicanas que seleccionaron.

Pianista Hëctor Acosta

La primera parte estuvo integrada por una pieza de Blas Galindo, Arrullo, una canción de cuna que demanda una voz sutil, complejo pianísimo de la cantante que fueron solventados con comodidad por los dos intérpretes.

De Manuel M. Ponce ejecutaron Toi, Lejos de ti y Estrellita; del famoso Tata Nacho: Borrachita, Tengo nostalgia de ti e Íntima. No podía faltar María Grever con su Alma mía, Cuando vuelva a tu lado, Te quiero dijiste y Despedida, también tocaron Ternura, de Mario Ruiz Armengol.

Dos momentos clímax del concierto fueron cuando ambos artistas interpretaron Besos robados y Nunca digas. En ellos, Penélope pudo lucir sus agudos que le imprimieron una intensidad al drama monumental expresado en las canciones; el pianista elevó a un nivel de exaltación su interpretación que arrastró con el al auditorio.

La noche terminó con el arrobador tango de Agustín Lara, Arráncame la vida, con un arreglo que terminó arrancándole el aliento y un atronador aplauso al público que a gritos y palmadas pidió otra.

Héctor Acosta y Penélope Luna se dejaron convencer y sus instrumentos: el piano y la voz dejaron escuchar Júrame.

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