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"Pito Pérez, la seducción de la provocación"

"Inauguran exposición del artista plástico en el Museo de Arte de Mazatlán"

El Museo de Arte se convirtió en la guarida tropical de Pito Pérez, ahí se recreó el ambiente mágico que tenía el patio-jardín de la icónica casa que habitó en la Calle Heriberto Frías, un espacio de una casona en ruinas que el artista transformó en un paraíso patasalada íntimo, cargado de ambientes acogedores y de sorpresas, ese fue el preámbulo que recibió a la gran cantidad de seguidores del artista plástico mazatleco.

En el muro de tres pisos del fondo del patio se proyectaron fotografías del pintor en su taller, en su jardín, en los espacios de su sugerente casa, de sus pinturas, la gran cantidad de velas colocadas en el tronco del ficus y el olor a incienso, tal y como lo hacía el provocador artista, redondeó la atmósfera Pérezrubiana de la noche del sábado.

Es impresionante el poder de convocatoria que tiene el pintor mazatleco, lo más sobresaliente de esto es que un gran número de jóvenes se encontraban entre los asistentes, comprobando que la nueva generación está conociendo el legado de los artistas mazatlecos.

“Muchos de los artistas que están esta noche (del sábado)en el Museo y en Mazatlán fueron estimulados a trabajar en el arte por Roberto Pérez Rubio que alentó la vocación de muchos artistas porteños, como decía el maestro: ‘los artistas somos parte fundamental de esta sociedad, aunque no nos lo reconozcan’”, comentó Cecilia Sánchez Duarte.

Erika Pérez Rubio, curadora de la exposición, explicó que con la instalación que se encontraba bajo la fronda del ficus del Museo trataban de recrear el ambiente del patio y de la casa del artista, con una chimenea de barro, decenas de veladoras prendidas, cactus, tierra, su amaca.

“En la galería van a descubrir un vídeo que revela sus procesos para crear obra, podrán ver dibujos que fue un formato que utilizó antes de pintar en gran formato, también ahí están escritos, sus ideas, fue un placer encontrar esas cajas que contenían papeles de trabajo que realizó desde que tenía 20 años de edad”.

Sus amigos, algunos llegados desde la Ciudad de México como Víctor Monge o de Los Mochis, Gilberto Gutiérrez, ofrecieron palabras que introdujeron a los asistentes a la actitud de vida de Roberto Pérez Rubio, un provocador, un irreberente que irrumpía en la vida para generar cambios de actitud, de las maneras de ver la vida.

Víctor Monge mencionó que pocas personas como el homenajeado, influyó en la vocación de varias generaciones de artistas en Sinaloa.

“Dejó un ejemplo de libertad, fuerza y compromiso con el arte”.

Leyó un fragmento del poema Sangre derramada de Federico García Lorca, que de acuerdo a su criterio describe al artista mazatleco, nacido en Los Mochis, en 1935. También dijo un párrafo de su poema Jugada de ajedrez.

Su amigo Nery Córdova leyó el texto que recibió a los asistentes en la sala de exposiciones que lleva el nombre del homenajeado.

“Sus creaciones son expresionistas que de forma implícita y explicita se alzaron contra la mercantilización y la prostitución del arte, el artista siempre fue visto con recelo por la sociedad, por su irreverencia y libre tránsito por el mundo y por su aguda crítica a las cosas de la vida. Nunca soportó a los simuladores, ni al espíritu que se siente provinciano, ni a los gnomos, ni a los asnos de la política y la burocracia”, expresó.

“Pérez Rubio, impregnando y pigmentando su espíritu indomable a su entorno y a su mundo se dedicó a vivir, a hacer, a enseñar y promover una actitud, en medio de una sociedad hostil, que en general lo vilipendiaba y que lo calificaba como loco de remate de acuerdo a los cánones de la mojigatería, la hipocresía y la superficialidad, los guerreros como Roberto se enfrentan a esto en el arte, la política y la vida, con sus aleteos de rara avis desplegados en los vientos de la creación del arte”.

Dijo que algunos fueron testigos del genio y la figura de un “personajazo” que solo se dan en la esencia del arte y la cultura.

La obra expuesta

Quince obras de gran formato están colgadas en la Sala Roberto Pérez Rubio, todas dentro del estilo del expresionismo abstracto que es el que define la creación de este artista y por el que es más reconocido por sus seguidores sinaloenses.

Realizados en acrílicos, pigmentos sobre telas y maderas, enriquecidos con una textura lograda con marmolina, las obras muestran superficies austeras en cantidad de colores, pero explotan en la intensidad y la textura de los mismos, se desplegan en las superficies con formas geométricas contundentes.

Las obras ahí colgadas, todas de gran formato, pertenecen a diferentes periodos del trabajo del artista que van de 1982 hasta el 2012, las variaciones en este espectro de obra son mínimas, existe un estilo definido en esta obras en el que se reconoce a Roberto Pérez Rubio, sus amplias superficies texturizadas, los colores contundentes que construyen geometrías que estructuran composiciones equilibradas, en donde las líneas rectas tienen un papel protagónico de rígida vibración.

Solo en sus obras de 2012 se percibe un ligero cambio, en esta etapa Pito Pérez se permitió el movimiento en la línea, las rectas dejan el camino lineal para permitirse palpitar, ondular, jugar con la mirada y los colores se acercan a lo luminoso, saliéndose de cierta opacidad de terracota que fue parte de su sello en sus anteriores etapas.

 

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