"Presentarán 50 casos urgentes de atención psicológica entre desplazados, en Mazatlán"

"Ante la muerte violenta de sus seres queridos, las familias no han podido procesar su duelo y requieren asistencia, advierte el MASS"

MAZATLÁN._ Ante la muerte violenta de sus seres queridos, familias desplazadas viven sin poder procesar su duelo y necesitan apoyo psicológico.

En Mazatlán, donde se tiene un padrón de 418 familias en esta situación, se han detectado por lo menos 50 casos de atención urgente, advirtió Miguel Ramírez Jardines, líder del Movimiento Amplio Social Sinaloense (MASS).

La lista será presentada este lunes en la mesa intersecretarial, una entidad conformada por parte del gabinete de Gobierno del Estado, incluyendo las secretarios de Salud, Educación, Desarrollo Social y Desarrollo Sustentable, además de organismos civiles para la defensa de derechos humanos, representantes del Gobierno Federal y líderes de los desplazados en las regiones centro, norte y sur de Sinaloa.

Ramírez Jardines asegura que el gobierno, en sus tres niveles, carece de profesionales en la atención a víctimas de la violencia, por lo que proponen la intervención de un instituto especializado.

“En primer lugar, la familia que sufrió una baja por violencia no solamente es afectada la esposa o el hijo, la hija, si no la familia en general, entonces se requiere atención integral a toda la familia para poder avanzar en ese duelo”, consideró el activista.

La mayoría sufrió los efectos de la violencia hace dos años, cuando se dio el desplazamiento colectivo por enfrentamientos entre grupos armados en los altos del municipio de Concordia. También ha habido desplazados de Rosario, San Ignacio y de la zona serrana de Mazatlán.

Sin embargo, para algunos ha pasado más tiempo desde que presenciaron la muerte de algún familiar o vivieron amenazas, y siguen siendo afectados por estas experiencias a nivel interno, relató Ramírez Jardines.

“Hay casos donde en una sola familia mataron a cinco integrantes; niños que vieron cómo decapitaron a su padre o hermano y hasta la fecha no han hablado ni han llorado por lo que pasó”, reveló.

Uno de los cientos de casos es el de Rosa N, quien se bajó huyendo de La Petaca (Concordia), después de que asesinaron al hermano de su padre.

“Es que mataron a un hermano de mi papá; yo ya tengo mis hijos grandes y eso... ¿qué haces? Pues nos salimos todos porque, ¿qué le espera uno?, ¿que siga otro?”, se cuestionó.

Cada vez que escucha ruidos similares a los de las balas no puede evitar sentirse nerviosa, a pesar de estar lejos del lugar de aquellos hechos.

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