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"Mamás que emprenden"

"Una mujer forjada en retos"

"Narda Maldonado Ponce, directora de Proyectos en Dycom Publicidad, asegura que la dedicación, la paciencia y el sacrificio son la clave para alcanzar los sueños"

De la pared de la oficina de Narda Maldonado Ponce cuelgan más de 10 reconocimientos en el área de marketing, neurolingüística y desarrollo de proyectos.

Cerca de ella está su hija, a veces se la lleva al trabajo como cuando era una pequeña, ahora ya es una joven.

Narda tiene 42 años, de los cuales 18 los ha dedicado a su empresa Dycom Publicidad.

Sólo somos ella, yo…y mi trabajo”, expresa la licenciada en Ciencias de la Comunicación.

En Dycom Publicidad tiene el puesto de Dirección de Proyectos. La empezó circunstancialmente cuando aún estudiaba en la UAS.

En esa época de estudiante tuvo a su hija Fernanda, ahora de 23 años.

Después de casi dos décadas sigue con la misma pasión con la que inició, pero con más experiencia y conocimientos.

“Yo ya no soy la misma que hace 18 años”, expresa.

Los reconocimientos son de los congresos a los que ha asistido. También guarda cada uno de los carnets de identificación. Y algunas fotografías de los lugares que ha visitado están colocadas en su oficina.

“Imagina, estudié Ciencias de la Comunicación, pero el diseño digital me atrapó, y pese a que las dos carreras son sumamente diferentes, tuve que aprender, ir a cursos, tomar diplomados… porque si no me gustara, ya hubiera dejado de hacer esto”, dice.

“En el diseño se me iba la noción del tiempo, con mi hija a un lado, y a veces me iba mal, pero cuando te gusta lo que haces, no importa si te va bien o mal…así que me siento bendecida”, añade.

Desde que tuvo a Fernanda, a los 18 años de edad, sus padres eran su único apoyo, pero aprendió a equilibrar las tareas para seguir haciendo lo que le gustaba.

“Uno de los privilegios de esto es la abundancia de tiempo. Al principio sí batallaba, pero tenía que hacerlo”.

“Ella (su hija) siempre ha sido mi prioridad, y por eso a veces me la llevaba al trabajo; pero eso también le ha ayudado a ser independiente, y que no esté tan apegada a mí”, explica.

Las casi dos décadas de trayectoria han requerido tiempo, dinero y paciencia.

“Esto es como un segundo hijo”, manifiesta.

Ahora ya no se dedica a diseñar, sino a desarrollar los proyectos de los clientes, la parte creativa, pero si hay que volver a hacerlo, está dispuesta.

“Si hay que tomar fotos o subirme a un camión para medir y tener la exactitud del tamaño del anuncio, y que el cliente quede satisfecho, lo hago, por eso siempre uso pantalones”, comparte.

Sin embargo, el tiempo de calidad con su hija, sigue siendo importante.

“A veces vamos a comer, me gusta platicar con ella, frente a frente; prefiero eso, a comprarme un par de zapatos”, reconoce.

El próximo paso para su empresa es comprar un local.

“Es un proyecto muy a corto plazo, ya es momento, después de 18 años, me gustaría que esto avanzara”, señala.

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