"Una sinfónica bajo los luceros"

Con una espléndida velada bajo los luceros de la noche celebró el complejo turístico Estrella del Mar su sexto aniversario, dedicados a construir un paraíso para el futuro de Mazatlán. En la celebración brilló el concierto que ofreció la máxima agrupación musical del Estado, la Orquesta Sinfónica de Sinaloa de las Artes que ofreció un concierto para los más de 500 invitados que asistieron a la fiesta, abrazada por el romántico halo de la noche.

El espectáculo, preparado para el cumpleaños, lo armaron para crear evocaciones agradables a la comunidad de estadounidenses y canadienses que se hospedan o viven en el complejo, los locales lo disfrutaron igual.

La Compañía Folclórica Sinaloense tuvo como escenografía el océano y las luces que iluminaron la escena de un ritual Mayo-Yoreme, danzas a la Virgen de Guadalupe. Nuevo León estuvo presente con su vestuario de chamarras de gamuza y flecos que ondularon alegres durante los giros que los bailarines hicieron fluir, al ritmo de la polka Evangelina, El cerco, El pávido návido, de Jalisco no pudieron faltar los sones de mariachi en los que brilló el Son de la negra.

Musicales de Broadway a Tchaikovsky

La Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes abrió el camino para el placer sonoro con dos clásicos de repertorio de los musicales de Broadway, I wouldn´t it be lovely, una ensoñadora música y letra que evoca la alegría de vivir, el estado ideal para estar en el mundo, una pieza de Mi bella dama.

El himno de este musical Pudiera yo bailar toda la noche, interpretado por los más de 60 instrumentos de la orquesta, crearon un momento mágico en la noche.

Cuando se escucharon los primeros acordes de New York, New York, el público en pleno empezó a cantar la letra de la canción que hizo famosa Frank Sinatra, continuaron con el mambo, que se toca en el musical West side story, El Manicero, Mambo 5.

El sabor regional estuvo presente con fragmentos de la Suite Sinaloa, después se recordó al mazatleco Pedro Infante con sus éxitos Amorcito corazón y Cien años.

La noche se bañó con sonidos de oro cuando la orquesta dejó fluir los primeros compases de la partitura del la Obertura solemne 1812, de Igor Ilich Tchaikovsky, creada por el compositor ruso para conmemorar el aniversario del triunfo del Ejército ruso sobre las tropas de Napoleón, en 1812.

Una obra especial para celebrar el aniversario, el final fue apoteósico, la orquesta imitó el sonido de las salvas de cañones y repique de campanas que llaman a festejar el triunfo, Leovigildo Carranza y su equipo de colaboradores lo hicieron por la consolidación de la construcción de un Paraíso.