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"CONCIERTO"

"Viven la fiesta del Mariachi con el Vargas de Tecalitlán"

"El Mariachi Vargas de Tecalitlán comparte lo mejor de su repertorio en más de dos horas de música; al final regaló su versión de 'El Sinaloense'"

Cantos, risas, baile, aplausos y una que otra lágrima también, provocó el Mariachi Vargas de Tecalitlán entre los sinaloenses durante su concierto en Culiacán.

Ante un teatro Pablo de Villavicencio lleno, esta agrupación de más de 120 años de historia, compartió lo mejor de su repertorio: sones, rancheras, boleros.

Sonaron los violines, las guitarras, las trompetas, el arpa y la vihuela y empezaron con Amo esta tierra, qué bonita es mi tierra, original del Mariachi Vargas, dando inicio a un recorrido musical de más de 120 años de historia.

Catorce músicos conforman esta agrupación originaria de Jalisco, que se turnaron el micrófono en cada una de las interpretaciones, como solistas, haciendo duetos o tríos musicales.

Y trajeron la alegría, con una serie de popurrís de dos grandes de la música mexicana, Jorge Negrete y Pedro Infante.

"Si no me quieres, ni modo", contagiando de emoción a los asistentes, para invitarlos a cantar "Pasaste a mi lado, con gran indiferencia", en la célebre Cien años.

"¡Ay, con el Mariachi Vargas! ¡Qué bonita es la vida! ¡Gracias Culiacán!", decían y el público se animaba.

Durante el concierto, el considerado mejor Mariachi del mundo cantó las mañanitas dedicada a los cumpleañeros, y felicitaron a la señora Lupita, que llegó a los 70 años.

 

Luego compartieron las rancheras de antaño, las llegadoras: Fallaste corazón, que el público aplaudió con euforia; Llamarada, de la que corearon "siempre recordaré, aquellos ojos verdes"; y Por amor, soy de ti.

El ambiente fue creciendo, cuando el mariachi interpretó las de Vicente Fernández: Me gustas completita, Lástima que seas ajena, Por tu maldito amor, La ley del monte, De qué manera te olvido, que el público cantó a todo pulmón; y Volver, volver.

Pero la fiesta parecía que apenas iniciaba, compartieron La Vikina y cuando sonaron los primeros acordes de Amor eterno, la mayoría tomó el celular, prendió la lámpara y acompañó al mariachi ondeando las manos con la luz, cantando esta triste canción.

Luego, Arturo Vargas interpretó El pastor, una de las piezas más celebradas, que aplaudieron de pie.

Y cuando sonó El cascabel, al son del arpa, este son jarocho puso de nuevo el ambiente de fiesta. ¡Sí, señor!

"Ya nos vamos", dijeron los integrantes del mariachi y la reacción del público fue unánime: "¡No!" "¿Quieren más?", "Sí".

Y la música de José Alfredo fue la que siguió: Si nos dejan, El siete mares, Sigo siendo el rey, Paloma querida y Serenata huasteca.

"¡Gracias, Culiacán", se despedían, pero el público quería más y a manera de encore regalaron dos: El son de la negra, que puso a bailar a varios, y El sinaloense.

 

 

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