"'Vivimos todos empaquetados'"

La señora Gabriela vive en el campo La Esperanza, en El Vergel, Navolato, y con ella su esposo y cuatro de sus hijos, todos originarios de Guerrero, todos jornaleros agrícolas, y todos ellos viven juntos en una casa que les fue entregada ayer por Sedesol. Es un espacio de 2.5 metros por otros 4 metros.

La casa donde vive es propiedad de la empresa De la Costa Farms, del empresario Juan Enrique Háberman Gastélum, que utilizó recursos propios y del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas de la Secretaría de Desarrollo Social.

Como la señora Gabriela, existen 533 jornaleros agrícolas que viven en ese campo, entre adultos, jóvenes y niños que viven en la misma condición.

El espacio es justo para tener de dos a tres literas con camas individuales, un mueble para acomodar la ropa y en un espacio que está dividido del dormitorio está una estufa tipo parrilla y un fregadero.

Para bañarse, la señora Gabriela y su familia tienen que caminar 50 metros hacia los baños que son públicos entre los jornaleros, y que están divididos en dos áreas: los baños para hombres y los baños para mujeres.

Para lavar su ropa, ocurre una situación similar, junto a los baños existen al menos 30 lavaderos y a un lado los tendederos que también son públicos.

- ¿Cuántas personas viven con usted?

"Pues aquí conmigo vivimos seis", dijo la señora Gabriela.

- ¿Y cómo le hace en este pedazo?

"Pues vivimos todos empaquetados, así todos juntos, cada quien en su cama y ahí nos acomodamos bien".

- Y cuando hace calor

"Pues prendemos el abanico, así aguantamos".

Ayer se hizo la entrega oficial de las viviendas a los jornaleros, también una guardería, un consultorio médico, una cerca perimetral y el puente de acceso al albergue.

El gasto para la construcción fue de 11.2 millones de pesos, de los cuales 5.6 millones fueron por el programa de Sedesol y los otros 5.6 millones fueron de parte de la empresa.

El campo La Esperanza es uno de los modelos propuestos por la Federación por la Cruzada Nacional Contra el Hambre, que pretende, entre otras cosas, abatir los indicadores de pobreza como la falta de una vivienda y los servicios básicos.

Los jornaleros que trabajan para este campo agrícola tenían otras viviendas que siguen en pie a un lado de este complejo, las cuales están hechas de lámina y cartón.

Para la señora Gabriela, tener este espacio es un avance económico, también lo es para la federación, aunque su nivel socioeconómico sea el mismo, sólo que ahora en una vivienda con piso y paredes de concreto.

HABITANTES

Como la señora Gabriela, existen 533 jornaleros agrícolas que viven en el campo La Esperanza, entre adultos, jóvenes y niños que viven en la misma condición.