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"Voz de terciopelo, jazz a ritmo de Chiapas"

"Culmina la sexta edición del Mazatlán Jaz Fest 2019"

La sexta versión del Mazatlán Jazz Fest 2019 cerró con la voz de terciopelo de Mariana Pamplona, perteneciente a una dinastía de bellas voces femeninas sinaloenses y desde Chiapas llegó José Palomeque, que ofreció una muestra de cómo suena el jazz con marimba chiampaneca, ambos crearon una noche deliciosa en la Plazuela Machado.

Acompañada del Cuarteto Sinaloa, un grupo de excelentes músicos formados en el Centro Municipal de Artes, la joven cantante recibió al público con un clásico del jazz de los años 50, que se hizo famoso con Ella Fitzgerald y Frank Sinatra, ese tipo de piezas que crean a su alrededor una atmósfera aterciopelada.

Para cantarlas se necesita también el terciopelo de una voz, Mariana Pamplona tiene esa cualidad, el don de crear suavidad en el ambiente, emitiendo notas con sus cuerdas vocales, jugando con la batería y la guitarra con los que intercambió acordes, lanzándolos como pelotas que van y vienen, para que en esos breves viajes de voz y notas musicales, disparados por los instrumentos y la garganta de la vocalista, generar un sabroso placer en el oído del auditorio.

Esa primera pieza definió lo que pasaría el resto del tiempo en que esta cantante estuvo sobre el foro, colocado a un costado de la Plazuela Machado, teniendo como escenografía los Portales de Canobbio, iluminado esa noche por una luna decreciente.

La voz de terciopelo cantó stándar, exitos del jazz de todas las épocas, muchos de ellos de los años 50´s del Siglo pasado, que fue el momento en que esos sonidos conquistaron el oído de las masas en Estados Unidos.

Siguió la melodía cargada de sensualidad de Lullaby of birdland que inyectó un ambiente de glamur, aderezado con la belleza física de la cantante, imagen, voz y música se mezclaron para ofrece placer a la mirada y el oído.

La voz femenina siguió desgranando piezas que sobrevivirán por muchas décadas por la calidad de su construcción, por la manera en que se pega a la memoria sonora de los que las escuchan.

Mariana es demasiado joven para predecirlo, pero por su belleza y su voz podría hacerla una diva del jazz, siguió en el mismo tono con All the things you are, Someone to watch over me.

Con Bewitched hipnotizó nuevamente al público y lo siguió haciendo con Summertime, Giorgia in my mind hasta que se despidió suavemente con That´s life.

Marimba y jazz

El jazz es un imán seductor para los músicos, las partituras que definen matemáticamente el tiempo de cada sonido, en una perfección que se comunica con el universo, con el orden de los planetas, el jazz consigue que en ese espléndido acomodo de resonancias exista la libertad sin perder sentido del correcto acomodo y el músico se siente pleno, unido al universo.

Lo mejor es que cuando tocan frente a un público ellos comunican esa profunda experiencia de libertad, José Palomeque lo logra con un instrumento de percusiones que los mexicanos sienten muy suyo la Marimba chiapaneca.

Fue aleccionador ver cómo el maduro músico se conectó con la libertad entre los acordes de piezas como Perfidia, Obsesión, Hojas muertas, su versión de La zandunga y de Chiapanecas fue reveladora, el curador del Festival y vocalista de la Falsa orquesta cubana Julio Recinos subió al foro para cantar con marimba Frenesí y la mitad de la Plazuela Machado coreo “Quiero que vivas solo para mí y que tú vayas por donde yo voy”.

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