Recorren historias infantiles en ‘Había una vez’

Las luces del teatro Ángela Peralta se apagaron y gritos de emoción elevaron su volumen al ver abierto el telón, un poderoso mago con un gorro medieval aparecía para anunciar a los personajes de la puesta en escena ‘Había una vez’.

Hojas de libros con títulos de cuentos desfilaban en manos del cuerpo de baile con movimientos coreográficos que hacían parecer que flotaban con el viento, los niños leían y se emocionaban al encontrar su historia favorita, los siete enanos con pico al hombro generaban asombro al bailar al ritmo de las voces del Coro Infantil del Instituto de Cultura que vestían con colores alegóricos y se paraban en el escenario con porte artístico.

El maestro Gordon Campbell dirigió a la Camerata Mazatlán, los músicos interpretaban moviéndose en sus asientos de un lado para el otro llenos de júbilo.

En la pantalla gigante del teatro se visualizaba una casa en medio del bosque, una niña vestida de blanco, canasta en mano y con una capa roja danzaba estéticamente al frente de un elegante lobo, la coreografía sobre la versión original de Caperucita Roja fue admirablemente interpretada por Camila Loaiza Mendoza, y Carlos Cervantes Trejo, bailarín de la Compañía de Ballet de Mazatlán.

El poderoso mago volvía hacer acto de presencia y recibía una respuesta muy entusiasta de los asistentes al preguntarles hacia dónde se había ido Caperucita Roja, luego un silencio para que se pudiera escuchar el sonido de una flauta, la de El Flautista de Hamelin, pequeños ratoncillos invadían el escenario llevando en sus hombros quesos y embutidos vertiginosamente, cuando de repente “El Flautista de Hamelin” y sus notas musicales desvanecían las conductas roedoras.

Carlos Claramunt, bailarín de la compañía de Ballet de Mazatlán provocaba que un niño sentado junto a su abuela, expresara ¡Qué Bonito baila!

El pas de deux “Gato Blanco y Gato con Botas” con coreografía de la versión original interpretado por Judy Jolibois y Gean Lee Panchi fue escenificado sobre alguna calle de atmósfera romántica de París, indujo a los niños al ejercicio de la observación, los bailarines provocaron el misterio que una máscara provoca.

El mago volvía el escenario para poner a los niños en estado pensante al brindarles pistas para descifrar el cuento que seguía, las palabras “Garfio”, “Cocodrilo”, “Niños” “Campanita” hacia que la sorpresa pusiera de pie a los curiosos infantes.

El coro infantil, un bosque iluminado con luciérnagas y hadas encantaba la mirada de chicos y grandes, Camila Loaiza y el cuerpo de ballet hacían sentir magia, esa que se necesita para ver la vida con ensueño y esperanza.

El Ruiseñor y la Rosa fue una pieza igual de bella que todas las flores naturales y humanas que realizaron la coreografía de Aura Patrón, con la interpretación de Aura Patrón y el Cuerpo de Baile, un poema visual y auditivo.

Coloridas medusas flotantes bajaban sutilmente de las alturas del escenario, en pantalla, paisaje submarino, una voz en la mente nos dijo “La vida bajo el mar es mucho mejor que el mundo de allá arriba”. El barítono, Rodolfo Ituarte cantaba “Bajo del Mar”, bailaba guapachosamente contagiando de ritmo a presentes; Danna Yolanda Dozal y el Cuerpo de Ballet en una fiesta de burbujas de agua. Medusas, cantante de ópera, música en vivo y sirenas de cabellera larga con arreglos de concha y colas de sirena brillosas como sol reflejándose en el mar generaron el orgullo de los asistentes al ver que haber ido a su función de ballet valió el esfuerzo que hicieron para asistir.

La magia y el hechizo continuaron con EL Pájaro Azul, Las Chinas y “La Oruga y Alicia”, la consecuencia de todo esto, retroceder en alguna época de nuestra vida para localizar la nostalgia o la alegría, el amor, la ilusión que nos impulsó a seguir en esta aventura llamada vida.

Zoila Fernández, Aura Patrón, Ana Paola Villegas, Eduardo Blanco, Gordon Campbell, Camerata Mazatlán, Rodolfo Ituarte, Ramón Gómez Polo, Elisa Espinoza, y el Coro Infantil con su arte y sensibilidad mostraron en escena que siempre está la oportunidad aprender algo nuevo, que todos tenemos un “Había una vez” con nuestros seres queridos.