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"COLUMNA"

"Satisfacción escolar. ¿Disparidad de género para el alumnado masculino?"

"En relación con el nivel de satisfacción escolar, de un total de 73 alumnos encuestados, 22 evidenciaron bajos niveles de satisfacción por la escuela"

El concepto disparidad ha sido definido de varias maneras; no obstante, existe consenso en lo concerniente a que su esencia destaca la desigual atención que recibe un determinado grupo social; por lo cual, no tiene la oportunidad de desarrollar todo su potencial humano.
Generalmente, la disparidad se ha centrado en casos vinculados con las mujeres; aunque también existen casos donde los grandes afectados son los hombres, en este artículo, me referiré a uno de esos ejemplos, trataré de argumentar que el alumnado del sexo masculino, que se encuentra estudiando en instituciones educativas de secundaria y preparatoria, presentan más bajos niveles de satisfacción escolar, que sus compañeras.
Las anteriores afirmaciones, se sostienen a partir de los datos obtenidos de un estudio exploratorio realizado por investigadores del Centro de Investigación e Innovación Educativa de Sistema Educativo Valladolid (CIINSEV) en varias instituciones escolares de estos niveles educativos, donde se incluyen centros, tanto de la educación pública, como de la privada.
En relación con el nivel de satisfacción escolar, de un total de 73 alumnos encuestados, 22 evidenciaron bajos niveles de satisfacción por la escuela. Ahora el tema central que nos ocupa, emergió al percatarme que de los 22 alumnos con bajo nivel de satisfacción escolar, 19 son del sexo masculino, frente a solamente 3 alumnas.
Si tenemos en cuenta que de los 73 encuestados, 29 eran del sexo masculino, y de estos último 19 plantearon estar insatisfechos con la escuela; se llega a la compleja conclusión que de cada 3 estudiantes del sexo masculino, 2 evidencian niveles bajos de satisfacción escolar. Tal es la magnitud de este problema, que debe ser atendido con toda premura.
El hecho de que dentro de la totalidad del alumnado con que se trabajó, sean los alumnos del sexo masculino, los que evidencien de manera mayoritaria, los bajos niveles de satisfacción hacia la escuela; es una demostración que las exigencia de los padres y la sociedad, tampoco está siendo la misma en relación con los adolescentes y jóvenes; ya que hoy se ha revertido el antiguo dogma de que la universidad era para los hombres; actualmente, se motiva más a las alumnas por los estudios universitarios, que a los alumnos. A estos últimos, se les exige más rápido el tema del trabajo y la obtención de ingresos; y no tanto, que se dediquen a una carrera profesional, la que quizás no les garantiza ni el empleo seguro.
De ahí la concepción de que, si bien durante el preescolar y la primaria la familia y diferentes agentes sociales estimulan a los alumnos de ambos sexos hacia la escuela y el estudio; en los niveles de secundaria y preparatoria existe una diferencia sustancial, centrada en que actualmente la exigencia y el apoyo tiende a ser más fuertes para las alumnas, pero disminuye en el alumnado del sexo masculino.
Por lo anterior, resulta necesario considerar, la posibilidad de que la mencionada disparidad de género, en relación con la satisfacción escolar, tienda a ampliarse en el futuro inmediato, si no es que hacemos algo al respecto.
Al analizar los resultados del estudio exploratorio, los alumnos respondieron que desean clases más dinámicas, demandan un mayor protagonismo y el desarrollo de proyectos; así como que sus propuestas de mejoras sean escuchadas e implementarlas de manera consecuente; posiblemente, estas sean algunas de las claves, para motivar a este sector del alumnado que tanto lo demanda.
Los resultados obtenidos demuestran la necesidad de continuar profundizando en este estudio exploratorio; para no sólo describir los indicadores vinculados con la satisfacción escolar; sino para brindarle al alumnado del sexo masculino, la oportunidad de una participación más protagónica y que expresen sus sugerencias acerca de cómo consideran ellos que puede ser mejorada la labor educativa de las escuelas.
Este es un tema a debate, pero lo cierto es que también es un complejo problema, que concierne a la escuela, la familia y toda la sociedad; por lo tanto, no debemos ponernos a esperar “fórmulas mágicas”, que casi nunca resuelven las esencias en conflicto; sino, debemos conversar con los alumnos, valorar sus necesidades, expectativas, motivaciones y talentos; darles la oportunidad de participar y escucharlos, sin necesidad de concepciones absurdas, sino respetando sus derechos. Estas pueden ser algunas de las vías en función de cerrar definitivamente esta desigualdad de género, tan poco analizada.

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