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Eclipse

Ser parte de la historia: turistas y locales presencian el eclipse desde el Malecón de Altata

En la mañana del lunes 8 de abril, turistas y locales visitaron la sindicatura de Altata, Navolato, en donde se realizó un ritual prehispánico para darle la bienvenida al fenómeno astronómico

El ambiente desde temprano estaba extraño, como si todo fuera más silencioso de pronto y los animales y las personas se quedaran esperando lo que a media mañana iba a acontecer.

Los primeros en llegar al Malecón de Altata fueron los elementos de la Policía Municipal y Protección Civil de Navolato, eso alrededor de las 8:30 horas, uniformados y probando sus lentes certificados para también ser partícipes de ver el cielo oscurecerse.

Los locales de la zona estaban cerrados, de hecho, trajeron consigo a sus familias y con sillas acapararon un buen lugar para observar las actividades que se realizarían después.

El aire soplaba continuamente, pero las gaviotas y los pájaros aún no estaban en el cielo, no estaban por ninguna parte, al igual que con los turistas, que llegaban uno a uno en una paciencia interminable.

Cuando el eclipse llegó al primer contacto, las personas comenzaron a llegar, vestidos en tonos rosas, rojos, blancos y con los lentes que se ponían sobre los ojos, volteaban al cielo y decían ‘ya se está viendo’.

Después se colocaron en medio del espacio, con vista hacia el agua, unas bailarinas de danza prehispánica, que realizaron un ritual para darle la bienvenida a la maravilla astronómica.

La música relajante fue escuchada por las personas que se aproximaban en el espacio, la música con sonidos especiales que hace recordar a una cultura casi muerta y unos sobrevivientes que quieren seguir con las tradiciones de antaño.

Pies descalzos, maquillaje de tonos azules, blancos y rojos en el rostro y vestimenta clara, eran lo que llevaban las bailarinas, que una vez iniciado el ritual, daban vueltas y corrían alrededor de la multitud que observaba.

Mientras tanto, el eclipse seguía avanzando y con eso la emoción de las personas se identificaba cuando la media luna se iba haciendo más pequeña, como el de una sonrisa tímida.

Francisco Castro López, Alcalde de Navolato, dijo que este fue el tercer eclipse que le tocaba presenciar y que se sentía afortunado de formar parte de la historia.

“Es un evento histórico, al menos a mí me ha tocado tres veces vivirla una situación así parecida, por ahí en el 71, 72 siendo un niño, después el último que hemos visto me tocó verlo ya grande y pues ahí este ya más grande”, dijo.

“Pues esto es algo extraordinario, es un evento histórico, lo van a grabar ustedes también en su memoria, no solamente en los aparatos. Pues hay que disfrutarlo”, mencionó Castro López.

Otra testigo de las visitas de los eclipses anteriores fue Ana Bueno, quien el de 1991 no pudo disfrutarlo y presenciarlo porque estaba en cinta y las creencias que tenía eran más fuertes, pues no le permitieron ver el cielo oscurecerse.

“Algo sorprendente, a mí ya me había tocado hace 33 años, pero no lo vi porque estaba encerrada, estaba embarazada y pues no lo vi. Por eso ahora dije ‘ahora sí hay que verlo’”, comentó.

Marco Antonio Ayala, esposo de Ana, tampoco vio el evento astronómico anterior, ya que se quedó a cuatro paredes para ser solidario con su esposa. Hoy, señalaron que pudieron cumplir con la promesa de ver otro avistamiento juntos.

“Es parte sorprendente como dice mi esposa, pues algo que nos había tocado verlo en dos ocasiones, anteriormente ya lo habíamos visto en la televisión, no lo habíamos visto personalmente, como aquí lo estamos viviendo. Es algo bonito”, explicó Marco Antonio.

Cuando el evento de la naturaleza llegó a su punto máximo, los gritos alegres y entusiastas de los infantes contagiaron el ambiente del malecón, así como el avistamiento de las aves colocándose arriba de los postes de luz.

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Carlos Peregrina, uno de los turistas, comunicó que el eclipse no es muy común y que es algo digno de admirar, ya que él sólo ha vivido dos y por la edad ya no se permite presenciar uno más.

“Es una cosa muy interesante, es una cosa que no es muy común y es digno de admirarse en todo lo que es la situación de la naturaleza, de todos esos cambios que hay. Es una cosa agradable y nosotros lo pudimos disfrutar en familia y nos dimos esa tarea y convivimos un rato”, expresó.

Todos se sintieron parte de la naturaleza, todos pudieron reunirse por primera y última vez en un solo sentir, porque en el Malecón de Altata, frente a las aguas y al aire marino, solo eran parte de la historia.

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