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Literatura

En las aulas, la lectura y la escritura se tendrían que promover de manera vivencial: Andrés Acosta

Contrario a lo que suele asumirse, el autor afirma que los jóvenes consumen más literatura que los adultos, pues tienen más tiempo libre y se encuentran en un proceso de autodescubrimiento

Con la pregunta ¿Para qué leer y escribir literatura infantil y juvenil en México?, el escritor José Andrés Acosta Cuevas estableció un diálogo con los asistentes al Cuarto Encuentro Leer y Escribir para Formar, coordinado por El Colegio de Sinaloa, la Secretaría de Educación Pública y Cultura y la Escuela Normal de Sinaloa.

Al inicio de su participación, Andrés Acosta, nombre con el que firma sus obras literarias, mencionó que el título de su charla lo escogió con la intención de invitar a la reflexión respecto a por qué era valioso escribir literatura de estos géneros en un país donde se lee muy poco.

A manera de respuesta, afirmó que, contrario a lo que suele asumirse, los jóvenes consumen más literatura que los adultos, pues tienen más tiempo libre y se encuentran en un proceso de autodescubrimiento, por lo que la producción de literatura juvenil es muy importante para aumentar el nivel de lectura.

“Hoy en día, una de las literaturas que más se debe promover es la juvenil y no porque me dedique a ella, sino porque la juventud está buscándose, conociéndose y puede hallarse en la literatura: ver su vida narrada y acceder a su representación”, señaló.

Comentó que la literatura infantil y juvenil comúnmente son abordadas en conjunto, no obstante, son fenómenos separados que surgen en diferentes momentos históricos. Las raíces de la literatura infantil son muy antiguas, encontramos vestigios en los cuentos de hadas de la Edad Media, por ejemplo, pero “modernamente surge cuando los niños son reconocidos como sujetos de derecho: ahora pueden leer y tienen tiempo de estudiar. Es entonces cuando esta literatura cobra fuerza y llega a las casas editoriales”, indicó el escritor.

Con una dinámica conversacional alrededor de la conferencia, Andrés Acosta también habló de cómo identificar libros dirigidos a cada una de las etapas (literatura infantil, juvenil y para adultos).

Especificó que la literatura infantil refiere al niño dentro de su entorno familiar, cómo vive, piensa y siente dentro de ese espacio. Por otra parte, cuando el niño rompe el núcleo familiar llega a la etapa de la adolescencia que corresponde a la literatura juvenil, misma que relata las experiencias de convertirse de niño a adulto, los cambios del cuerpo, de la mente y sociales. Esta última es el intermedio para llegar a la literatura de adulto.

De la misma forma, por parte de algunos asistentes se trató el tema de la literatura en lengua de señas, específicamente la ausencia de ésta y las dificultades que representa no sólo incursionar en la lectura sino cómo promoverla, siendo la lectura en voz alta, el contar cuentos, la manera más usual de fomento a la lectura. Esta intervención fue traducida por la intérprete de lengua de señas presente en cada una de las actividades del encuentro.

$!Personal de la SEPyC y alumnos de la Escuela Normal de Sinaloa acuden al encuentro.
Personal de la SEPyC y alumnos de la Escuela Normal de Sinaloa acuden al encuentro.
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