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Recuerdan a Javier Valdez, el periodista y amigo

Ismael Bojórquez y Roxana Vivanco, director y reportera de Ríodoce, presentan ‘Javier Valdez. El Bato’, en la Feria Internacional del Libro Culiacán

Javier Valdez fue un periodista, cronista de la vida cotidiana en Culiacán, de la violencia, pero también fue un amigo, y con todos sus matices lo recordaron Ismael Bojórquez y Roxana Vivanco durante la presentación del libro Javier Valdez. El Bato.

En ese libro, que publicó Ríodoce para conmemorar el quinto aniversario de su fallecimiento, 60 las plumas escribieron sobre la vida y obra literaria y periodística de Javier Valdez, quien fue asesinado en 2017.

Se retratan los aspectos de su vida: su gusto por la música, sus aspiraciones políticas, su trabajo como escritor y la conmoción que causó su ausencia.

Son textos de Élmer Mendoza, Andrés Villarreal, Alejandro Monjardín, Jesús Silva-Herzog, María Teresa Ronderos, Carlos Dada, Cayetano Osuna, Julio Hernández, Guillermo Osorno, César Ramos, Cruz Hernández, además de su esposa Griselda Triana, su hijo Francisco, así como organismos como Reporteros Sin Fronteras, Propuesta Cívica, CPJ y Artículo 19.

Roxana Vivanco recordó que conoció a Javier antes de que fuera el malayerba, escribiera libros y ganara premios.

“Lo conocí cuando era Javier, el periodista de Noroeste, que de vez en vez se convertía en un patrullero de la ciudad y en algún momento nos hizo cómplices y compartimos parte de esos recorridos por las calles de Culiacán”, dijo.

Los invitados infaltables eran Real de 14 y una botella de tequila, no importaba el destino, sino recorrer el camino y mientras avanzaban, descubrían cosas diferentes. Desde un indigente en harapos, un que apuraba el paso o un taquero atendiendo su puesto por las noches.

“Reíamos y seguía la charla, llegabamos a un lugar alto donde podía verse la ciudad empequeñecida, entonces era una ciudad más chica, estaban los Cinemas Gemelos, la Isla de Orabá con su puente colgante y el Estadio de Tomateros era más pequeño”, recordó.

Compartieron sueños, una que otra lágrima, fueron cómplices y amigos y en medio de esa quietud, surgían los cenotafios que daban cuenta de los muertos que dejaban huérfanos, viudas y madres sin hijos.

“Javier intentaba ya que ellos no fueran una sumatoria de la violencia, años más tarde esas vidas aparecían en sus columnas y sus libros, dejó noroeste y se convirtió en el Malayerba y usó sombrero, a su repertorio musical se sumó Joaquín Sabina y su gusto por el tequila y whisky siguió intacto y años más tarde coincidimos en Ríodoce”, añadió.

“Ganaba premios, tenía libros, iba a ferias de libro y firmaba autógrafos y se convirtió en cronista”.

Vivanco recordó que el 15 de mayo de 2017 tuvieron una junta editorial y un compañero olvidó su sombrero, parecido al de Javier, y cuando llamó para preguntar por él, de broma se tomaron una foto diciendo “todos somos Javier Valdez”.

Al medio día, de ese mismo día, éste se despidió con su tradicional “Dios me bendiga” y minutos más tarde una señora entró gritando que habían matado al gordito de sombrero.

“Salimos sin saber a dónde y lo encontramos, Ismael decía ‘Javier, Javier’, no había llegado la ambulancia y en ese momento él se volvió una historia de esas que él escribía”.

El asesinato, aseguró, fue un golpe al corazón, porque perdieron al periodista, al Malayerba, pero también al compañero.

“Su muerte nos produjo una herida que llevamos en silencio, cada quien a su manera y

al leer los textos de este libro, donde está el sentir, entendí que el ejercicio de regresar a ese 15 de mayo fue una catarsis y ese dolor callado se convirtió en palabras”.

Bojórquez elogió que en Culiacán se organizara una Feria del Libro, pues Javier nunca faltó a ninguna FIL de Guadalajara, después de que presentó Malayerba.

Cada año, agregó, organizan eventos para conmemorar el aniversario luctuoso de Javier Valdez, para que su memoria perdure, prevalezca y siga de alguna manera con nosotros.

“Esta vez quisimos hacerlo con un libro, se trataba de hacer un gran perfil de Javier, en enero no sabíamos aún qué hacer para conmemorar los 5 años de su muerte, y aprovechando que él era un tipo conocido, sacamos cuenta de todos los amigos que podían escribir sobre él, no solo de aquí, sino de otras partes del mundo y nos dimos a la tarea de hablarles”, apuntó.

“Nos sorprendió la reacción de todos, el 99 por ciento de los que les llamamos dijo que sí, gente de de Nueva York, Bogotá, Ciudad de México, los agrupamos e hicimos un gran perfil, que se vieran sus inicios como periodista, su trayectoria, sus libros, su gusto por la música, su familia su gusto por la política y hay fotografías”.

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