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"COLUMNA"

"VÉRTIGO EN LÍNEA: Z, la ciudad perdida"

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Con su sexto largometraje, Z, la ciudad perdida (The Lost City of Z, EU, 2016), el infalible James Gray (hasta la fecha no ha dirigido una mala película, desde su debut con Little Odessa/1994 hasta su anterior filme, Sueños de libertad/2013) demuestra de nuevo que es un gran cineasta anacrónico: hace un tipo de cine que ya nadie realiza y que, por desgracia, a muchos no les interesa.

    Por lo mismo, esta película –que se estrenó en la Ciudad de México en octubre del año pasado, que nunca llegó a Culiacán, pero que ya está disponible en el servicio streaming de Cinepolis Klic (www.cinepolisklic.com)- no fue nominada a ningún Óscar el año pasado aunque, por lo menos, sí fue nominada a varios premios por algunas asociaciones de críticos.

    Con más de dos horas de duración, siguiendo las aventuras de un explorador inglés en el Amazonas de inicios del siglo 20 y filmada en la selva con cámaras de 35 mm, Z, la ciudad perdida, pertenece a una estirpe de cintas cuyo inalcanzable modelo es la obra de David Lean.

    El mayor Percy Fawcett (Charlie Hunnam) vive con la tragedia de haber elegido unos ancestros impresentables, por lo que no puede ganar medalla, ascenso ni reconocimiento alguno. En la Gran Bretaña imperial de 1906, esto es la muerte social en vida.

Por lo mismo, Fawcett se ve obligado a aceptar una misión con la cual pretende restaurar su honor familiar maltercho: viajar a la frontera entre Brasil y Bolivia, trazar imparcialmente sus fronteras y ayudar así al Imperio a resolver un problema que podría desembocar en una guerra que sería mal negocio para todos.

    Ese primer viaje sería el primero de tres que haría Fawcett al Amazonas, sea al lado de algún valioso asistente (Robert Pattinson, irreconocible), sea al lado de su propio hijo (Tom Holland).

    A Gray le interesa tanto el exotismo de la aventura –los ataques con flechas, el inabarcable río y sus peligrosas pirañas, el encuentro con caníbales- como la descripción del ethos en el que se desenvuelve Fawcett.

    Es decir, su relación con su claridosa mujer (Sienna Miller), los valores imperiales que él representa pero también cuestiona, la estratificada sociedad aristocrática a la que busca pertenecer. Fawcett, sin duda, fue un hombre adelantado a su tiempo. Paradójicamente, en el anacrónico James Gray encontró al biógrafo ideal.

 Comentarios: en la página web www.ernestodiezmartinez.com, en la cuenta de twitter @Diezmartinez y en el correo electrónico ernesto.diezmartinez@gmail.com

 

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