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"CREADOR"

"Un océano de ideas y creatividad"

"Ocean Rodríguez es uno de los más cotizados directores de arte mexicanos es mazatleco"

Ocean Rodríguez es lo que hoy se conoce como Director de Arte. Realiza proyectos para empresas como Bimbo, Pepsi, Telemundo, Sony, Coppel y para la más glamorosa y elegante de México que maneja estándares altísimos para el manejo de su imagen, como el Palacio de Hierro, que es referencia de la manera óptima para manejar la imagen de una empresa para en México y el extranjero.

En tan sólo 12 años de trabajo desarrollado en la Ciudad de México ha creado una prestigiada empresa dedicada al diseño, construcción, conceptualización y ambientación de sets para cine, televisión y videos. Ha trabajado con Yuri, Enrique Iglesias, David Bisbal y Ricardo Arjona entre otros

Este creador es sinaloense, mazatleco específicamente. Lo orgánico del océano, el aparente caos del mercado Pino Suárez, las texturas de las paredes salitrosas de las casas del Centro histórico, los talleres de laminado de sus tíos, la actitud del mazatleco de irse acomodando a la vida sin tantas estructuras ni simetrías fueron definiendo la educación visual de Ocean Rodríguez, hoy uno de los más cotizados directores de arte mexicanos que reconoce en Mazatlán la fuente de su inspirada forma de trabajar.

 

Su padre es un biólogo marino que ha tenido un contacto permanente con el océano, su amor por ese elemento lo llevó a imponer a su hijo el nombre de su objeto amado y de estudio, por eso se llama Ocean, y cada vez que le preguntan cuál es su nombre real, cuenta la historia de amor de su padre.

‘Presumo cañón que soy de Mazatlán’

“Yo presumo cañón que soy de Mazatlán, me siento muy orgulloso de haber nacido aquí, de ser como la gente de este puerto tan entrañable para todos. Ser patasalada me ha abierto muchas puertas, me gusta andar en chanclas, mucha gente que trabaja conmigo dice que los mazatlecos somos ‘muy a gusto’, que le echamos muchas ganas a todo lo que hacemos, dicen que somos como los gatos, siempre caemos parados”, compartió.

“Me he dado cuenta que mucha gente que me contrata tiene una historia de Mazatlán, se acuerdan de cómo es el trato de los patasaladas, les gusta cómo bailamos y cómo hablamos, por supuesto la comida, y todos coinciden en que las mujeres de aquí son superguapas. Jaime Camil me habla de vez en cuando -alguna vez trabaje para uno de sus proyectos-, antes de decirme nada me pregunta por el pescado zarandeado. Los mazatlecos somos naturales, chambeadores y muy neta, la gente lo siente, se da cuenta”.

 

El escenógrafo de la marisma

Ganar los concursos de cartel en la prepa del ICO le creó cierta fama en el ámbito escolar. Un año abajo de él estaba César Montelongo que soñaba con montar con alumnos de la prepa su musical favorito, “La Bella y la Bestia”, ese fue el primer trabajo que Ocean tuvo como escenógrafo en su vida, con él descubrió que tenía talento para algo, sin saber que esa sería la profesión que lo apasionaría y lo acompañaría en su existencia.

“Había ganado tres o cuatro premios de cartel y de dibujo, por eso la maestra Pantoja, que era como coordinadora de prepa, me ofreció que ayudara con la escenografía de ‘La Bella y la Bestia’, me dijo que me valdrían como las prácticas que eran necesarias para graduarme. Tres veces me lo ofrecieron y yo les dije que no porque en las tardes tenía que recoger a mi novia, que era porrista, y no me daba tiempo para más”, comentó sonriendo.

“Finalmente trabajé para ‘La Bella y la Bestia’, a la gente le gustó mucho, eso me hacía sentir bien. Después Montelongo montó ‘El Rey León’ y también hice el trabajo, llegó un punto en el que dirigía un taller de más de 100 alumnos. También hice algunas escenografías para Lucero Martínez, que tenía la academia de flamenco Miura y una vez hice una escenografía para Las Téllez, que tienen una escuela de danza”.

Su fama en el puerto se extendió de boca en boca, los antros lo contrataron para ambientar sus fiestas de Halloween, Navidad, Día de San Valentín, en el Frog´s, Valentino y Zoo House.

“En la casa no había dinero para diversiones, mi mamá trabajaba como maestra y nos tenía en escuelas de paga, era un sacrificio. Yo necesitaba trabajar para llevar a mi novia al cine, por eso lo empecé a hacer y me alcanzaba para ir al cine. Me gustaba verle la cara a la gente cuando abrían el telón del teatro y quedaba al descubierto la escenografía. La primera vez que entré al Ángela Peralta fue para hacer una escenografía, también trabajé de mesero en (restaurante y bar) El Altazor con Héctor Mendieta, y con Urano, un director de cine que andaba en la Plazuela Machado”, dijo.

“Estudie diseño gráfico en la Universidad de Durango, en realidad quería estudiar diseño industrial pero no había esa carrera en Mazatlán y mi familia no me podía mandar a una universidad fuera del puerto. Aprendí muchas cosas con Jesús Tapia y con Víctor Cruz, que estaban encargados de la tramoya del Ángela Peralta, muchísimas formas de hacer cosas, a manejar materiales con la iluminación. He trabajado en muchos teatros: Bellas Artes, Fru Frú, el de la Ciudad, y nunca me he encontrado con tipos tan talentosos y eficientes como ellos”, reconoció.

Así le dieron el empujón para que volara

“Cuando vinieron a filmar a Mazatlán la película ‘Amor extremo’ con Martha Higareda y Ximena Sariñana, un amigo que era asistente del director (Chava Cartas), me dijo que me fuera a México que él me conectaba con el director de arte de esa película, que se llama Tato Cartas, y que él me iba a dar chamba”, compartió, en su mirada vibra la imagen del recuerdo.

“Le comente a mi hermano y me dijo: vete, no pasa nada, si no la haces te devuelves y ya, Mazatlán nunca se va a ir. En ese tiempo trabajaba en las escenografías de los espectáculos que se ofrecían a los turistas que venían con el All inclusive en El Cid. Todo ha sido tan rápido, apenas voy a cumplir 12 años en la ciudad de México, ahorita estoy a gusto porque puedo escoger mis chambas, y sólo estoy trabajando en lo que me gusta. Para los políticos ya no trabajo, tengo que ser congruente con lo que pienso, no estoy de acuerdo con lo que hacen”.

Recuerda que su primer trabajo en la empresa de Tato Cartas fue cargando y comprando.

“Cuando llegué a México trabajé cargando cajas y comprando lo que se necesitara, la empresa Arte Tres hacía comerciales, películas, programas de televisión. Veía el trabajo que hacían y me daba cuenta que podía hacerlo, les decía que me dieran la oportunidad de mostrar mi capacidad diseñando”, comentó.

“Por fin, un día todos estaban super ocupados, los de Cumbia Kings estaban pidiendo un proyecto, les urgía y no les quedó de otra más que dármelo a mí, luego me dieron otro de Niurka -ella me contó que había vivido en Mazatlán- les gustó mucho luego me dieron un anuncio de Sabritas y uno de cerveza Sol en Veracruz. A los ocho meses que llegué a México ya estaba trabajando por mi cuenta. No todo fue tan fácil, un día no hubo trabajo y me quedé una temporadita sin comer, a los dos días me cayó el comercial de Sabritas y ya no dejé de tener chamba hasta la fecha”.

Quedarse sin comer fue una prueba de permanencia en la Ciudad de México. No podía hablar para que le mandaran dinero porque sabía que no había mucho y no quería que se preocuparan.

“Me aguanté porque sabía qué era lo que quería ser. Mi mamá fue un ejemplo porque siempre trabajó muy duro para darnos buena educación a mí y a mis dos hermanos, vengo de una educación del esfuerzo y eso es una buena formación para cualquier niño, te enseñan a salir adelante con tu trabajo”.

Su inspiración

“Me pasa mucho que maximizo los proyectos, me piden algo chiquito y yo siempre los hago grandotes, pero resulta que les gusta a los clientes, porque eso les da oportunidad de visualizar otras posibilidades. Creo que eso me pasa porque siempre viví en el mar, me la pasaba en la playa y siempre estás viendo el horizonte, y sientes el infinito, no hay límites en tu percepción de la realidad, vives en el mar, sientes que no hay límites”, comentó.

“Siempre trabajo hasta que los proyectos que me piden se vean impresionantes, magníficos o fuera de la proporción a la que estamos acostumbrados. Al final mi chamba tiene que ver con impresionar o de engañar al ojo, o de que las cosas crezcan. Mucho de mi éxito tiene que ver con que crecí en Mazatlán, soy muy orgánico para diseñar, creo a partir del caos que me acostumbré a ver en el mercado Pino Suárez, cuando acompañaba a mi abuela a comprar el mandado los domingos, o en los talleres de laminado de mis tíos”.

Señaló que viaja mucho para tener más elementos de dónde inspirarse, visita museos de arte contemporáneo, le encantan las caóticas calles de la ciudad de Los Ángeles.

“Me gusta mucho ver a gente excéntrica, en Mazatlán hay mucha gente así, muchas de las cosas que me inspiran son los accidentes como el derrame de líquidos, las rasgaduras de las telas, las texturas de las cosas, hasta en la basura puedes encontrar cosas interesantes. Disfruto mucho cuando veo texturas viejas. Cuando recreamos el túnel de 'El Chapo' para un proyecto, la gente pensó que habíamos ido a filmar al túnel real, el cloro crea esa sensación de desgaste, la coca cola también, igual que la sosa (cáustica)”, mencionó.

“Tengo mucha influencia de cosas que hacía mi abuela. Los fines de semana me llevaba al mercado Pino Suárez y saludaba a todo mundo y se ponía a platicar largo y tendido con el de la carnicería, el abarrotero, el de la cremería, y con todos los conocidos que se encontraba en ese lugar, a mí me divertía todo eso. Mi abuela tuvo mucho qué ver con mi educación visual y con el desarrollo de mi vocación cuando era niño, una vez le dije que quería un serrucho y en lugar de mandarme ‘a lucas’ me lo compró y empecé a trabajar la carpintería, que es una herramienta importante en mi profesión”.

 

Sets que cuentan historias

El mazatleco ha trabajado en las últimas tres giras de Ricardo Arjona, fue parte del equipo creativo de los promos de la salida del sexenio de Felipe Calderón y reciéntemente trabajó con Carmen Aristegui.

Reconoce que el proyecto más importante que ha hecho es con el que se dio a conocer la última tienda de El Palacio de Hierro.

“Tenía que hacer una abstracción, El Palacio es la marca más elegante que existe en México, estudié mucho el lugar, toqué las texturas de las paredes del nuevo edificio, me paraba en las escaleras, y escuchaba música. El edificio no estaba terminado, yo tenía que acercar a la gente a la experiencia de estar en El Palacio de los Palacios, pero sin tener nada material, todo era una sugerencia, un concepto. Y se logró”, dijo.

“Trabajar con la modelo más longeva del mundo, Carmen Dell´Orefice, es impactante. Ella es una figura de nivel mundial, tenía 82 años. Hay mucha magia cuando gritan acción, el director de ese proyecto es muy auditivo, me pasaba música para que me acercara al concepto, era música clásica, lounge. Cuando hago trabajos como los de El Señor de los cielos escucho música muy estridente, disonante, la música crea en mi interior un tono, que se convierte en atmósfera y eso se traduce en ideas”.

 

Quiere hacer el carro de la Reina del Carnaval

Confesó que desde hace más de 10 años quiere hacer el carro alegórico de la Reina del Carnaval.

“Crecí viendo los desfiles de Carnaval. Cuando era niño me impresionaban los carros del Rigo Lewis, eso es parte de ser mazatleco. Cuando supe que murió me deprimí, me llene de tristeza, porque de alguna manera fue parte de mi educación visual. Me gusta el trabajo de González Neri, resuelve y compone de una manera interesante, estimula visualmente a la gente. He hablado con Raúl (Rico) pero no podemos ponernos de acuerdo, por los tiempos de mi agenda, pero me late mucho venir a trabajar a Mazatlán con todo el amor que le tengo a esta tierra. Me gustaría regresarle a este puerto algo de lo que me dio, todo se lo debo a este lugar”, dijo.

“Voy a París y Nueva York, pero al final de cuentas mi estructura para traducir visualmente toda la información que tengo pasa por el filtro de mis raíces, del lugar en donde nací, crecí y fui muy feliz. Mis tíos tenían talleres de laminado y en vacaciones de verano mi mamá nos mandaba con ellos, para que aprendiéramos a trabajar, les ayudábamos y llevábamos nuestros carritos Hot Wells y los pintábamos. Esos talleres también son parte de mi ADN visual”.

Otro de sus lugares favoritos son las tlapalerías.

“Me gustaba cómo estaban puestas las cosas, cómo olía la tienda La Cananea, creo que todavía está por la Juan Carrasco. Mi niñez fue muy bonita, entre la playa, los talleres de mis tíos, los fines de semana con mi abuela, fue maravilloso vivir todo eso, fue una niñez muy mazatleca. Me gustaría que mis hijos se eduquen en Mazatlán. Otro recuerdo entrañable es el de mi hermano, entre los dos hacíamos sus maquetas, era muy divertido”.

 

El éxito está en hacer diferentes las cosas

“Lo más fácil es replicar la idea que te llevan los clientes, los creativos de Palacio de Hierro. Sabía lo que significaba ese trabajo, todos quieren trabajar con ellos, es un triunfo quedarte con un proyecto de ellos, después de ese trabajo me han llovido propuestas. Los retos, mientras más grandes me inspiran, me da “güeva” hacer las cosas de una manera elemental. Si me dicen pon tres árboles, les propongo siete, sé que se van a ver mejor. Empecé a trabajar por lana, necesitaba comer, pero siempre fue algo que me apasiono”, dijo.

“En provincia, cuando vives en tu pueblo ves lejano, casi imposible la posibilidad de trabajar a lo grande, nos ponemos límites muy chiquitos, creemos que no podemos y cuando te vas te das cuenta que todo se puede, es cuestión de trabajar duro y lo logras”.

 

 

 

Pensamientos

“Siempre, cuando haces un comercial, hay tres ideas que parece que se conjugan pero en la realidad no van juntas: El cliente quiere que su marca se vea bien, el de la agencia quiere que su idea se vea bien y el director quiere filmar un comercial que se gane un premio. A mí me toca crear una idea que sea superior a la de ellos para que todos la acepten.

En el trabajo se toma en cuenta todas las ideas, pero en base a eso debo llegar con una idea más sofisticada para que todos sientan que se cumplen sus expectativas, es algo muy complejo. Lo importante es que todo el equipo de creativos salgan sonriendo de cada junta en la que nos reunimos”.

 

El trabajo habla por ti

“Mi trabajo no está en un escaparate, el nombre de director de arte no aparece, no se ve, pero en el mundillo de los comerciales, del cine se sabe quién es quién. Eso me doma el ego, lo importante es que después de un trabajo, y gracias a él, llegue el contrato de un proyecto más grande. Soy aterrizado porque creo que Mazatlán te da eso, ves las cosas más tranquilas, sabes que es sólo glamour y eso al final no te sirve para conseguir un mejor proyecto, lo que te lleva a tener el mejor es el resultado de tu último trabajo”.

 

Dominar el ego

“Cuando quiero aterrizar y dominar los egos me vengo a Mazatlán para convivir con mi familia, para ellos soy ‘El Ocean’, y mis amigos me siguen tratando igual, me vuelvo a poner chanclas. Volver a tus raíces te ayuda a ubicarte. Las satisfacciones personales por tu trabajo son para uno mismo y no para que te vanaglories, es un ejercicio de madurez”.

Deseo

“Me gustaría trabajar para el Cirque du Soleil, y lo voy a terminar haciendo. Es el lugar más espectacular para hacer lo que yo hago, un director de arte sabe que esa es la cúspide, eso sería una satisfacción personal.

Otra gran satisfacción es que ya no agarro todos los proyectos, sólo los que siento que son congruentes con lo que pienso. Todos tenemos una responsabilidad social y política con el País y hay que ser congruente con eso. No hago cosas de comida chatarra, por ejemplo, ni de políticos”.

 

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