‘Caneros’, la emotiva humanidad que vive en las cárceles

Héctor Guardado
07 octubre 2021

La obra se presenta en el TAP después de su proyección nacional en la Ciudad de México

Caneros, una obra de teatro escrita por un mazatleco, Ramón Gómez, y montada por un grupo local, Iguana Roja, que más ha proyectado al puerto a nivel nacional, por su calidad dramatúrgica, se presentó en el Teatro Ángela Peralta como parte del Festival Internacional de Teatro Escena Mazatlán 2021, que lleva a cabo el Instituto Municipal de Cultura, Turismo y Arte.

Esta obra estuvo en una breve temporada, del 24 al 27 de junio, en la Ciudad de México y el montaje lo realizó en colaboración con la Compañía Nacional de Teatro.

Tres actores mazatlecos: Alejandro Careaga, Josar y José Manzanilla comparten el escenario con dos grandes figuras de la Compañía Nacional de Teatro: Luis Rábago y José Carlos Rodríguez, y juntos consiguieron crear verdad sobre el escenario.

Los jóvenes han desarrollado un buen nivel interpretativo en el taller de teatro porteño de la compañía Iguana Roja, logran fluir equilibradamente con el trabajo profesional de los actores de la Compañía Nacional de Teatro.

Como lo logró el director y dramaturgo marismeño Ramón Gómez, formándose profesionalmente, circunstancia que lo llevó a aprovechar una oportunidad, su trabajo en la prisión de Mazatlán, en donde dirigió el taller de teatro para los reclusos, experiencia que le permitió sensibilizarse con la gran carga emocional y humana que habita en cada uno de ellos, un proceso para perdonarse, como dice Daniel, uno de los personajes de la obra.

La obra fue montada originalmente por internos de Cecjude, fue parte del proceso que le sirvió al escritor para afinar su propuesta, los actores del montaje actual trabajaron a sus personajes, a través de un acercamiento con los reclusos, esto les permitió crear diferentes capacidades de emoción, exploración y reflexión, que dio como resultado una verdad escénica que conmueve por su carga de humanidad y crea empatía con la otredad, con lo que se considera ajeno.

El teatro como terapia

El teatro es utilizado en los centros de readaptación social como una terapia para soportar el encierro, Ramón Gómez se inspiró en esa experiencia para escribir Caneros, en donde cinco presos acaban de terminar una función de teatro para sus compañeros, uno de ellos no salió a recibir los aplausos, este es el detonante dramático que le permite a la obra desarrollarse.

Cada uno de ellos va revelando los motivos que los llevaron a ese lugar, la reflexión que el tiempo de encierro les ha permitido realizar, la profunda soledad en la que se encuentran y la reivindicación íntima.

Los flash back al pasado están resueltos con eficiencia, creando un doble plano, el del momento actual queda congelado y en penumbra para ser iluminada la materialización del recuerdo que nos revela la vida de cada uno de los personajes, dándole consistencia y fuerza al personaje, logrando tejer verdad y seduciendo con esto a los espectadores.

La escenografía está resuelta de una manera sencilla y estética, una reja, unas sillas y un rack para colgar la ropa del vestuario, son los elementos con los que se crean las composiciones plásticas equilibradas que completan una trazo escénico que le da fluidez al montaje.

Las actuaciones surgen del interior del actor que convencen al público de ser cada uno de los personajes que representan no solo por la energía, el vestuario, las actitudes, existe una fuerza que surge de un comprometido trabajo con el que logran explorar en la naturaleza humana de cada uno de los personajes.

No victimizar

La obra consigue su efecto en el público porque en ningún momento los personajes se victimizan, se muestra la amargura y el desencanto que se apodera de los personajes, pero sin caer en el melodrama, eso fortalece totalmente la obra, la hace creíble, le da naturalidad, en ningún momento pretende chantajear al público.

El equilibrio de la obra lo consiguen los actores con una adecuada dosis de humor, que en diferentes momentos adereza con fluidez la trama.

Si el objetivo es sensibilizar, que el público tome conciencia de la humanidad que existe en los reclusos, lo logra, por eso un largo aplauso acompañó el cierre del telón, el teatro cumplió su objetivo consiguió crear un espectáculo que emocionó, generó reflexión y empatía.