"A CUMPLIR SUEÑOS: Extraña juguetes quemados"

"Brian Alfonso perdió su tren en un incendio; quiere seguir jugando."

    El 1 de enero, la casa del pequeño Brian Alonso Viera Deras, de 2 años y medio, se incendió.
    El fuego consumiendo las pertenencias de sus padres y también los juguetes que le habían amanecido a Brian Alonso en la reciente Navidad. 48 horas después regresó a su hogar, pero extraña los juguetes.
    La casa fue rehabilitada con ayuda de los vecinos dos días después del incendio, y aunque la casa huele a pintura nueva, todavía se percibe el olor a quemado que despiden las paredes, y entre ellas, Brian Alonso pasa el tiempo jugando con algún utensilio que encuentra entre los cartones en los que sus papás guardan las cosas, pues se quedaron sin alacena y sin refrigerador.
    "Ayer nos llegó el niño con un mono que se trajo, pero fuimos a regresarlo a la casa de donde lo agarró. Con el incendio se quedó sin los juguetes que le amanecieron, y extraña su trenecito", comentó María de los Ángeles Deras, madre del pequeño.
    Mientras Brian Alonso huía del flash de la cámara fotográfica con desesperación, como si el efímero "chispazo" le recordará lo que vivió el primer día de este año, lo único que decía era que no quería que le tomaran fotos, y sí que le dieran un "pito".
    "Con eso se refiere a que quiere un trombón de juguete, que es el instrumento que toco en el grupo que estoy, o una trompeta de juguete. A lo mejor quiere ser músico como yo", aclaró Alonso Viera, padre del chiquillo.
    Y entre el tren y la trompeta, el infante también mencionó que le gustaría un carro de construcción de juguete. Para él, esos son los tres deseos que tiene para su Rey Mago, aunque tenga que jugar con ellos en la oscuridad.
    "Todavía no nos ponen la luz, pero ya estamos viviendo aquí de nuevo, aunque no tenemos alacena ni refrigerador, pero trabajando, son cosas que se pueden conseguir", comentó esperanzado el padre.
    Por lo pronto, Brian Alonso está a la expectativa de que un Rey Mago le traiga los juguetes que Santa Clos le dejó la Noche Buena, y de alguna forma, sean un paliativo a la experiencia de sobrevivir un incendio en el que sus padres y él perdieron sus pertenencias.

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