"´Ahoga´ a pescadores pobreza y necesidad"

"Después del último viaje, la incertidumbre. Miles de familias andan en busca de un trabajo que les permita sobrevivir a la veda"

    Miles de pescadores de Mazatlán se están ahogando aún y cuando están en tierra firme y en plena temporada de veda.
    El mar de necesidades después del último viaje de captura es más amplio que el Océano Pacífico, de donde de cada vez se obtienen menos especies pesqueras.
    Llega marzo y empieza el calvario. No hay más pesca, no hay negocio y dinero qué llevar a casa. Así será en los próximos seis meses.
    Y es que la pobreza, falta de recursos económicos, escaso empleo y educación es más fuerte que una tormenta en medio del mar. Es la travesía de la vida del hombre pescador, ese que no cuenta con seguridad social y el que se pregunta cada día "qué voy a hacer para comer mañana" y el que calla cuando su hijo le dice que debe de adquirir útiles escolares.
    En todo ese mar de necesidades están más de 4 mil familias que dependen del pescador y que ahora reclaman como náufrago que se sostiene de una tabla, sin salvavidas y a miles de millas náuticas de puerto.
    "¿Cómo crees que le van a dar trabajo a alguien como yo?". Se pregunta Guadalupe Torres al encender un cigarrillo y empezar a contar su historia de necesidad.
    Ella ya es madre de familia, abuela y bisabuela de dos infantes. Tiene más de 40 años trabajando en las congeladoras y refiere que hoy más que nunca necesita de recursos económicos para sobrevivir.
    "Antes en las congeladoras había dinero, había mucho camarón, con decirle que en el ´piojo´ (temporada de veda) los patrones nos ayudaban con dinero, ahora apenas se saca con los gastos".
    Torres es el sostén económico de su casa en donde habitan nietos y bisnietos.
    Debe de pagar los recibos de agua y la luz.
    La comida, dice, la aportan dos de sus hijos. Su esposo tiene trabajo, pero es inestable. El "chivo" no es seguro.
    Doña Lupe espera que en este año haya alguna ayuda; despensa, vales, lo que sea es bueno.

    A agarrar pala y cuchara
    Cada vez que Joel Pineda Pineda desciende de su barco y se despide de la temporada pesquera, acude a las construcciones, pero no para adquirir casa.
    El pescador con 15 años de experiencia en altamar, pide empleo para la albañilería. Así que toma la cuchara y la pala en vez de la redes y el camarón.
    "Pues lo que hago en el ´piojo´ es pedir chamba de albañil, no hay empleo para nosotros, uno no sabe hacer nada, por eso buscamos algo, algún otro empleo o dinero, despensas", dice mientras hace fila para el registro.
    Pineda comenta que vive con sus padres y que tiene que aportar dinero para el gasto diario.
    "La verdad en la albañilería no alcanza el dinero, ahorita la situación es dura y la pasada temporada de pesca fue muy mala".

    Aquí ya no es negocio
    Las gafas oscuras que porta Ramón Loaiza Benítez no le permiten ver con claridad lo que pasará mañana cuando llegue a su casa y tenga que responder a las necesidades de su familia.
    Con más de 43 años en la pesca, Ramón recuerda que en los años 60 y 70 la pesca era un "negociazo", los barcos se daban el lujo de descargar, pasar unos días y luego reincorporarse a la mar.
    Fue en esa bonanza perdida cuando Loaiza Benítez construyó su casa de tres plantas y que ahora significa su patrimonio.
    "La pesca ya no es igual, antes había dinero, había pescado, camarón, hoy no queda nada, y estamos en espera que nos apoyen en la temporada de veda".
    Por ahora y mientras los barcos se hagan a la mar en el mes de septiembre, Loaiza Benítez se dedicará a pintar paredes y un mejor panorama en los meses que se vienen.

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