"Adiós...Papi Mike"
MAZATLÁN._ Cada vez que la calaca visita Mazatlán, le encanta pasearse por las Olas Altas y aprovechar revirar para ver a quien pesca fuera de la base. Cuando la fatídica se regresa por un rato a su tenebrosa guarida, ya lleva consigo en su Samsonite una escogida camarilla de nuestros seres queridos.
Hoy le tocò al de la pluma sufrir este revés: se llevó a mi papi Mike... cabrona!
Este exabrupto me recordó un episodio que tuve con el desaparecido escritor Carlos Fuentes, cuando acudí a expresarle mis condolencias por la muerte de su hijo, con quien tuve amistad en mis tiempos de aventuras vallartenses, cito: Don Ernie, la muerte es muy cabrona, porque nos quita a nuestros seres queridos...pues sí, no es novedad, me dije.
Desde Suiza me despedí de mi papi Mike. Me quedo con su imagen viviente de hombre sencillo hasta la excelsitud; justo y feliz; prudente y discreto; Honesto con H mayúscula; doctorado en sentido común; acérrimo enemigo de las mentiras, las deslealtades, los chismes y las críticas hirientes; campeón deportista con mente sana; amigo respetuoso y solidario de sus amigos; cantaor; bailaor y padre y esposo modelo: de estilo clásico cosalteco tropical.
Poseía en su interior una íntima y valiosa brújula que implacablemente le señalaba el rumbo de su vida. Nunca perdió su orientación y finalmente arribó sin quejumbres y sufrires a la Tierra Prometida.
Supo cumplir con los retos que a la altura de lo humano la vida le planteó, gracias a su envidiable inteligencia del sentido común, talento que adquirió durante su instrucción del Servicio Militar realizada en el Cuartel Colorado de Guadalajara, Jal., y su formación como apagafuegos fundador del H. Cuerpo de Bomberos del puerto.
Ese fue su gran tesoro que le dio balance a su vida: su facultad para bien razonar el sentido común de las cosas, por ejemplo: la vida le dispensó cuatro agrios limones: la muerte de su papá, quien falleció antes de que él naciera; el deceso de su primogénito; el de mi madre, y el de mi abuelita, su mamá. Al final del día, se hizo una limonada con los ácidos limones, le dio vuelta a la hoja y a lo que truje Chencha...
Nunca se enredó ni desvió su camino hacia rumbos desconocidos donde el sentido común brillaba por su ausencia. Entendió con su feeling campirano y con las enseñanzas que le inculcaron sobre honor, responsabilidad y trabajo sus patrones japoneses: Alejandro Saito y Roberto Shimizu, que la felicidad en la vida sólo prospera, florece y engendra todos los aromas, todos los colores y todas sus canciones en el territorio de lo justo. Y con esa filosofía salió adelante entre ciclones, maremotos y uno que otro temblorín chilango.
Jamás lo noté agobiado, decaído o quejumbroso ante la vida. No existían esos temas en su ser, estaba completamente habitado por la felicidad, no había espacio en su anatomía humana para asuntos menores, distracciones, perversiones, pequeñeces.
Se despidió de entre nosotros con un 10 de calificación y medalla al mérito humano, pues jamás lastimó a nadie. Hizo verdad y profesó el poético dicho: a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa. Desafortunadamente, vemos hoy como a la mujer le suenan hasta con la tranca de la puerta.
En una ocasión caminábamos de regreso del cine Royal, el de la pluma tenía como ocho años. De repente nos topamos en la esquina de Ángel Flores y Tte. Azueta, (pastelería Kelly) a una pareja de enamorados que discutían acaloradamente. El tipo comenzó a zarandear a la novia y el papi Mike brincó de inmediato a sacarle la tarjeta roja al fulano. El novio encabritado, se abalanzó sobre mi jefe, éste lo esquivó y lo arremetió contra la pared y lo sometió. Pasó una patrulla y el rijoso novio se ganó un raite gratis a la Juárez. Veníamos de ver una película de acción, pero este episodio estuvo mucho mejor. Ese era el papi Mike, defensor de los humillados.
Gracias papi Mike por la vida que nos diste a mi y a mis hermanas. Te luciste, tu intuición paternal fue...magnánima. No te extraño porque estoy, y siempre estaré, lleno de ti. Vi como la vida te hizo milagros y eso me sorprendió al darme cuenta que tenías línea directa con Dios...aquí entre nos: Dios sabe que te descubrí que tú eras mi Dios, y por eso nos mantuvo en amorosa armonía.
Descansa en paz, papi Mike, sumando tus años: fuiste un regalo de 95 estrellas, toda una constelación de imborrables momentos llenos de lo mejor de ti. Qué milagro nos ofreciste...gracias! Un beso de tus hijos...